Familia por elecci¨®n

Las pel¨ªculas de Frank Capra y los cuadros de Norman Rockwell suelen conformar la imaginer¨ªa del lado m¨¢s amable del sue?o americano. Familias luchadoras de estrictos, arraigados y honorables c¨®digos de conducta, amparadas por los conceptos de propiedad privada e igualdad de oportunidades. Pero, ?la familia nace o se hace? Un lugar, el del reverso tenebroso de la simbolog¨ªa del hogar de impoluta valla blanca, al que ha llegado Rawson Marshall Thurber en Somos los Miller, reivindicable comedia negra sobre la familia como hecho, como deber, como opci¨®n o como simple motivo para la sorna, el cambio de roles y la provocaci¨®n, a trav¨¦s del ninguneo del modo de vida estadounidense.

La pel¨ªcula, protagonizada por un casi cuarent¨®n camello fumeta con s¨ªndrome de Peter Pan, una stripper que a¨²n mantiene cuerpo pero ya no mente para seguir en el negocio (?Jennifer Aniston mostrando sus poderes!), una mendiga adolescente con cuenta de m¨®vil y un chaval de encefalograma plano, rompe estereotipos con una saludable reivindicaci¨®n de la chanza soez como motivo de contraste frente a la falsa fachada de perfecci¨®n familiar. Y aunque est¨¦ algo pasada de tiempo y, en su ¨²ltimo tercio, como suele ocurrir, se recule en su diatriba, la pel¨ªcula contiene un par de momentos casi deslumbrantes. Uno, con el incesto como precioso escupitajo contra la falsa moral de lo ultraconservador; y otro, con un salvaje gag de slapstick con beb¨¦ de por medio. Marshall Thurber y sus guionistas (uno de ellos formado, no por casualidad, en Matrimonio con hijos) componen as¨ª una tesis sobre la familia en la que se dan la mano el origen y el fin, lo cl¨¢sico y lo moderno, el sosiego y la agitaci¨®n, la familia y la antifamilia.