Savater pone los puntos sobre las ¨ªes en educaci¨®n, cultura y periodismo

Desmitificar para consagrar. No hay que estar al socaire del encuentro de los tiempos arremolinados que vienen del futuro y del pasado. Al contrario, hay que ponerse de cara a ellos. Por eso Fernando Savater llama a rebato al Gobierno, instituciones culturales, medios de comunicaci¨®n y ciudadan¨ªa en general para preservar y mejorar..

la educaci¨®n (¡°Educar no es solo preparar empleados¡±),

la lectura (¡°Es ante todo placer, se contagia, no se impone¡±),

la cultura (¡°Como creaci¨®n e industria necesita protecci¨®n¡±),

la creaci¨®n art¨ªstica (¡°No se le puede dejar a uno sin el suplemento del alma¡±),

y el papel de los medios de comunicaci¨®n (¡°No deben competir con la irresponsabilidad de Internet¡±). Todo ello para reducir los riesgos de erosi¨®n que amenazan con colonizar el pensar y el reflexionar.

Savater, el fil¨®sofo espa?ol m¨¢s relevante, recuerda que lo esencial es el contenido de las cosas, el soporte es solo el medio. No hay que desviar el debate sobre si anal¨®gico o digital: ¡°Hay que desmitificar el libro de papel o los peri¨®dicos impresos. No hay que obsesionarse con eso¡±. Reflexiones y reivindicaciones derivadas de su ¨²ltimo libro, Figuraciones m¨ªas. Sobre el gozo de leer y el riesgo de pensar (Ariel), donde aparece el intelectual m¨¢s cercano, humano y did¨¢ctico y profundo a la vez, en cuyas p¨¢ginas palpita una idea, una pregunta formulada a Stendhal:

¡°?Para qu¨¦ sirve la c¨²pula de san Pedro del Vaticano?¡±.

Savater (San Sebasti¨¢n, 1947) conoce la respuesta. Cree en ella. Una pregunta que aletea o duerme en todas las personas y cuya respuesta es necesario difundir hoy m¨¢s que nunca en este mundo dual, anal¨®gico y digital. En dicha respuesta est¨¢ una de las alertas que hace el intelectual donostiarra al criticar esta ¨¦poca que tiende a medir todo en funci¨®n de su rentabilidad, eficacia y productividad constatable en detrimento de la formaci¨®n cultural y de las humanidades, olvidando que el saber, la cultura y las artes son las que moldean y modelan a las personas. ¡°La preponderancia de la rentabilidad econ¨®mica del aprendizaje y la formaci¨®n laboral que se transmite no son desde?ables, sin duda¡±, reconoce el escritor, que en un pasaje de su libro afirma: ¡°Educar no es solo preparar empleados, sino ante todo ciudadanos e incluso personas plena y conscientemente humanas, porque educar es cultivar la humanidad y no solo preparar para triunfar en el mercado laboral. Esa es la verdadera rentabilidad democr¨¢tica de la formaci¨®n educativa y de la adquisici¨®n de esa riqueza es algo cuya reivindicaci¨®n nunca debe abandonarse¡±.

Educar no es solo preparar empleados, sino ante todo ciudadanos¡±

Figuraciones m¨ªas es un ameno ejercicio en el que Savater pone los puntos sobre las ¨ªes, y de trascender el presente; mientras en Las ciudades y los escritores (Debate) comparte su pasi¨®n por la lectura. Con la educaci¨®n en el centro: ¡°Tiene que brindar herramientas y volver a los fines. Ese es el humanismo que se ha abandonado. Hay que recuperarlo, pero de manera racional, no piadosa. No se le puede dejar a uno sin el suplemento del alma, eso da sentido y objetivo a la vida¡±.

Ante la arritmia de la educaci¨®n espa?ola, el fil¨®sofo hace un trazo panor¨¢mico: ¡°La deriva nefasta es que en toda la democracia no ha habido j¨®venes que hayan empezado y acabado con la misma ley de educaci¨®n. Solo se promete que van a derogar la anterior. No ha habido un m¨ªnimo com¨²n denominador. Hab¨ªa podido ser Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa que eliminaron con el argumento de que ten¨ªa doctrina, cuando la ¨²nica doctrina era crear buenos ciudadanos. Por no hablar de lo que ha pasado con la filosof¨ªa¡±. Y, de paso, reclama el retorno de la autoridad al maestro: ¡°El profesor representa el inter¨¦s social, y no se le puede deslegitimar¡±.

Los pedagogos est¨¢n obsesionados con logros pasajeros y olvidan que la lectura es ante todo placer, se contagia, no se impone

Otro punto n¨ªtido sobre otra i es el de la supuesta euforia de lectura en estos albores cibern¨ªcolas. ¡°Una cosa es leer y otra es leer libros¡±, aclara Savater, ante el aumento de lectura debido a Internet y la floraci¨®n de diversos artilugios electr¨®nicos. La clave real de garantizar lectores, asegura, est¨¢ en ¡°no convertirla en una obligaci¨®n acad¨¦mica. No dogm¨¢tica. La idea es que el ni?o y el joven entren por cualquier parte al libro¡±. A veces, advierte, ¡°los pedagogos est¨¢n obsesionados con logros pasajeros y olvidan que la lectura es ante todo placer, se contagia, no se impone¡±. Eso requiere, recomienda el fil¨®sofo, ajustar la pedagog¨ªa a estos tiempos.

Una adaptaci¨®n que toca, tambi¨¦n, a los derechos de propiedad intelectual. La pirater¨ªa de obras de creaci¨®n en Internet, asegura, ¡°es una amenaza indudable, lo cual requiere aplicar leyes. Sancionar tanto al que fomenta esa pr¨¢ctica como al usuario normal, pero de manera proporcional. Hay que buscar un mecanismo. No debe haber impunidad¡±.

Esta cr¨ªtica a la cosificaci¨®n de la educaci¨®n y la cultura, el todo gratis y el triunfo de ¡°la visi¨®n servicial¡± del mundo entronca con las renovadas responsabilidades que deber¨ªan tener los articulistas de peri¨®dicos y los propios medios de comunicaci¨®n. Aqu¨ª est¨¢ la semilla de este Figuraciones m¨ªas que se abre con un pr¨®logo en el que Savater expresa su preocupaci¨®n al ver que el art¨ªculo period¨ªstico cl¨¢sico ¡°entra en una fase crepuscular, acosado e incluso sustituido por blogs y otras f¨®rmulas propiciadas por Internet¡± que corren el riesgo de desvirtuar su objetivo: ¡°Un buen escritor de art¨ªculos es un acelerador de part¨ªculas imaginativas y racionales, lo cual excluye el mero capricho autocomplaciente. Trate lo que trate, el art¨ªculo de peri¨®dico siempre cumple una funci¨®n pol¨ªtica, es decir, se debe a la polis y a las obligaciones de nuestra comunidad¡±.

Los peri¨®dicos no deben competir en irresponsabilidades con la Red. Deben centrarse en defender lo espec¨ªfico del periodismo

Un r¨¦quiem que Fernando Savater alza como conjuro a trav¨¦s de su libro y de la verbalizaci¨®n de sus ideas. Eso no le impide reconocer que, a veces, son los propios articulistas, periodistas y medios los que contribuyen a cierto descreimiento o desprestigio de la profesi¨®n, al estar esas personas opinando de todo en todas partes, cuando ¡°lo importante es la fiabilidad del conocimiento¡±. El periodista, recuerda Savater, lo que debe tener siempre es responsabilidad de saber que est¨¢ escribiendo o hablando para alguien, "que presta un servicio, y no solo pensar en pavonearse con sus opiniones¡±. El periodismo, a?ade, se ha basado en la ¨¦tica y la est¨¦tica de la comunicaci¨®n y eso no se puede perder.

Celebra la importancia de los nuevos formatos y medios porque contribuyen a la divulgaci¨®n de la informaci¨®n y el conocimiento, pero recuerda que hay muchas fuentes an¨¢rquicas en Internet. Es fundamental, asegura, ¡°no competir en irresponsabilidades con la Red, eliminar esa tendencia. Deben centrarse en defender lo espec¨ªfico del periodismo¡±.

Ideas, reclamos, reivindicaciones y ense?anzas reflejadas en un pasaje del libro en el que se refiere a la poeta y Nobel polaca Wislawa Szymborska: ¡°Cuando comienzas a leer uno de sus di¨¢fanos poemas, nos ponemos a favor del viento, para recibir la emoci¨®n de cara, pero nos llega por la tangente y no para derribarnos sino para mantenernos en pie¡±.

Reaparece, as¨ª, aquella pregunta que le hizo un amigo comerciante a Stendhal: ¡°?Para qu¨¦ sirve la c¨²pula de san Pedro del Vaticano?¡±, a lo que el escritor franc¨¦s contest¨®: ¡°Sirve para conmover el coraz¨®n humano¡±.