Y Buenafuente venci¨® al sue?o
El presentador reparece en la noche con 'En el aire' tras una ambiciosa renovaci¨®n de su oferta. Nuevas caras, el mismo humor, un espect¨¢culo m¨¢s coral e interactivo. La audiencia responde
Ya estamos todos: ha vuelto Buenafuente. A los trasnochadores de este pa¨ªs, que somos demasiados, nos faltaba un motivo por el que seguir enganchados a la televisi¨®n a la hora en que deja de ser sensato seguir despierto ante ella. Los espa?oles somos distintos todav¨ªa, s¨ª: salimos de trabajar horas m¨¢s tarde que un alem¨¢n habiendo producido menos, cenamos de noche cerrada, se juegan partidos de f¨²tbol despu¨¦s de las 10 y en la madrugada de este lunes al martes hab¨ªa 1,2 millones de personas atendiendo el regreso a La Sexta de Buenafuente al frente de su nuevo show diario, En el aire.
El renovado equipo de Buenafuente, con Berto a su lado, se llev¨® el 14,8% de la audiencia, pr¨¢cticamente el doble de la media que ten¨ªa su programa en la misma cadena hace dos a?os. Se demostr¨® que se les echaba de menos. Y el de Reus volvi¨® con fuerza: con nuevos colaboradores, una idea m¨¢s coral, un estudio que gira en torno a una gran mesa, un ritmo intenso, m¨¢s atenci¨®n a lo que ocurre en las redes sociales. Tendr¨¢ que afinar todav¨ªa para que todo cuadre, pero dej¨® buen sabor de boca al que luch¨® contra la ca¨ªda de sus p¨¢rpados hasta pasadas la 1.30 de la madrugada.
El late night, ese tramo de la parrilla que acepta la charla relajada y algunas travesuras, se hab¨ªa quedado hu¨¦rfano con su despedida como programa diario en 2011, tras a?os de feroz competencia. En EE UU esa franja era de los periodistas hasta que la tomaron los c¨®micos: Jon Stewart, Bill Maher o Stephen Colbert destripan la actualidad desde el sarcasmo. En Espa?a, a mediados de los noventa fue Pepe Navarro el que cre¨® ese espacio hasta que le gan¨® Xavier Sard¨¢; luego Buenafuente se impuso a Sard¨¢, y otros aspirantes (M¨¢ximo Pradera, Eva Hache) tropezaron con el apresurado veredicto de la audiencia. A diferencia de Sard¨¢ o Navarro, que recurr¨ªan al coraz¨®n ca?¨ª o a sucesos truculentos para engordar las audiencias, Buenafuente lo fio todo a su humor inteligente y sosegado, aunque tambi¨¦n invit¨® a desfilar por su programa a una buena galer¨ªa de freaks. Su hueco en las noches entre semana pas¨® a ser ocupada en la TDT por tertulias futboleras, de esas en las que los invitados gritan mucho.
Los que no quieren o¨ªr a esas horas tonos tan altos vuelven a contar con Buenafuente. Formado en la radio, Andreu es bastante m¨¢s que un humorista: es uno de los grandes emprendedores de la televisi¨®n de este pa¨ªs, capaz por igual de levantar la productora El Terrat, de enviar al pat¨¦tico Chikilicuatre a Eurovisi¨®n, de presentar la gala de los Goya o de convertir al antes llamado Follonero Jordi ?vole en periodista de investigaci¨®n. Ahora Buenafuente estaba obligado a renovarse (que no reinventarse, ese palabro de moda) para conjurar el riesgo de ser previsible.?En su ¨²ltima etapa en Antena 3, donde?solo dur¨® siete domingos en 2012, ofrec¨ªa lo mismo que antes pero en frecuencia semanal. No funcion¨®. Esta vez su regreso incluye suficientes novedades para que no tengamos la sensaci¨®n de estar ante algo ya visto. Una novedad es llamativa: el riguroso directo, que pretende demostrar un reloj digital tras los conductores.
Sin recurrir al coraz¨®n ni a lo truculento, despegado de las noticias que nos agobian, Buenafuente lo f¨ªa todo a su humor inteligente y sosegado
Berto Romero es un valor seguro: su humor surrealista y gamberro contrasta con el m¨¢s refinado y amable del propio Buenafuente. Sin embargo, se ha ca¨ªdo del equipo Ana Morgades y en su lugar se ha montado un reparto m¨¢s coral. Se ha incorporado Jorge Ponce, que apunta a revelaci¨®n: se mantuvo todo el programa en primer plano, al lado de Berto, y nos sac¨® algunas carcajadas. De la actriz Bel¨¦n Cuesta se esperan irrupciones sorprendentes: en la primera entrega la vimos atacada de los nervios y enfrentada a los guionistas y a Berto. Un papel por pulir. Y Bob Pop (Roberto Enr¨ªquez) es el rastreador de las redes sociales, tarea que aborda con ansiedad encerrado en una cabina. Ser¨¢ el community manager, quien conecte a Buenafuente con lo que est¨¢ diciendo el p¨²blico. El cruce de redes sociales y televisi¨®n est¨¢ haciendo ganar peso a la participaci¨®n en un medio del que siempre se dijo que nos hace pasivos, aunque existe el peligro de amplificar cualquier tonter¨ªa que no merec¨ªa haber trascendido su rinc¨®n en el ciberespacio. Ese riesgo est¨¢ conjurado, porque los de En el aire se r¨ªen de todo. Pero de nadie con sa?a.
El regreso de Buenafuente completa una parrilla, la de La Sexta, que ha reunido un buen abanico de figuras con las que puede sentirse af¨ªn una audiencia determinada. Es emisora de nicho, pero de un nicho nada menor, un entorno mejor para la transgresi¨®n (a¨²n moderada) que las grandes cadenas generalistas. All¨ª Buenafuente vuelve a encontrarse con El Gran Wyoming, con quien en el pasado simul¨® una falsa rivalidad pero lleg¨® a intercambiarse la direcci¨®n de sus programas en 2009. A diferencia del madrile?o, que se ha consolidado en El Intermedio con un humor combativo muy pegado a las noticias de cada d¨ªa, el presentador catal¨¢n adopta una perspectiva m¨¢s lejana hacia esa actualidad que nos agobia. Brillante uno de los primeros sketches sobre la declaraci¨®n del fin de rescate a Espa?a, que Berto y Ponce entendieron como una invitaci¨®n a volver a vivir por encima de nuestras posibilidades. Divertida la imitaci¨®n por Buenafuente y Berto del farsante (lo llaman vidente) que ocupa las madrugadas en la misma cadena enga?ando a incautos, aunque uno hubiera agradecido m¨¢s mala leche. Ingenioso el fallo del sistema inform¨¢tico que frustr¨® una falsa videoconferencia con Bill Gates.
La renovaci¨®n implica riesgos, pero el mayor era aburrirnos. Los que llevaremos m¨¢s ojeras por la ma?ana celebramos el regreso del rey de la noche televisiva.
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