¡®Revolver¡¯: palabras mayores

Uno de los mayores fans de George Martin es su colega estadounidense Tony Visconti. El productor de los discos m¨¢s importantes de David Bowie asegura que descubri¨® su vocaci¨®n despu¨¦s de conocer el trabajo del ingl¨¦s.

Para Visconti, el punto de inflexi¨®n de los Beatles, el momento que marca un antes y un despu¨¦s, es Eleanor Rigby. En una charla en Madrid puso la canci¨®n para que la audiencia lo entendiera. Era curioso ver al p¨²blico, en su mayor¨ªa djs menores de 30 a?os, escuchando el tema en respetuoso silencio. Esas cuerdas espectaculares, esa producci¨®n refinada, eran, les dijo Visconti, la huella de un genio de los mandos. ¡°Hasta entonces eran una magn¨ªfica banda de pop. Con esto suben a otro nivel. Y no lo hacen solos¡±.

La teor¨ªa de Visconti, que algo debe de saber porque trabaj¨® con tres Beatles (Paul, George y Ringo), y defini¨® el d¨ªa que conoci¨® a Martin como ¡°el m¨¢s feliz de mi vida¡±, es que en Revolver, el ¨¢lbum que contiene esa canci¨®n, Martin pasa de t¨¦cnico brillante a ser la persona capaz de ejecutar las ideas de unos m¨²sicos ambiciosos y en ebullici¨®n creativa. Los mismos que se resistieron a meter cuerdas en Yesterday eran los que ahora empujaban a experimentar. Estaban en su cenit como banda y que el productor se sumara a la ecuaci¨®n era la variable que les faltaba para hacer historia, no como fen¨®meno pop, como artistas.

Revolver, que ma?ana se pone a la venta con El PA?S por 9,90 euros en edici¨®n remasterizada, es considerado una obra maestra. Dependiendo de los gustos, y de las modas, se disputa con Sgt Pepper¡¯s, el puesto de mejor disco de los Beatles. Significa la toma de control por parte de los Beatles. El comienzo de la utilizaci¨®n del estudio como algo m¨¢s que un lugar donde grabar y su inmersi¨®n de cabeza en la psicodelia.

Se edita en agosto de 1966. Ese verano decidir¨ªan dejar de tocar en directo despu¨¦s de un tour desastroso, pero cuando se grab¨®, entre abril y junio, la atm¨®sfera era mucho m¨¢s relajada. Ven¨ªan de un descanso de tres meses que cada uno emple¨® a su manera. Era la mayor cantidad de tiempo que pasaban separados desde que empezaron. Mientras, su manager, Brian Epstein, hab¨ªa plantado cara a EMI, que tuvo que aceptar que no eran ya unos chavales. Se aflojaron la corbata, quiz¨¢s para tragar mejor el humo.

Martin tambi¨¦n era libre. Hab¨ªa roto con el sello para establecerse por su cuenta, enfadado porque los ping¨¹es beneficios de sus grabaciones con la banda no se reflejaban en sus ingresos. Ten¨ªan el estudio Abbey Road a su disposici¨®n. Emplearon 300 horas en grabar los 35 minutos del ¨¢lbum, el triple que para Rubber soul, y una exageraci¨®n en la ¨¦poca. Conoc¨ªan el movimiento psicod¨¦lico de sus giras estadounidenses ¡ªTomorrow never knows es una inmersi¨®n en la experiencia del LSD, lo mismo que She said she said¡ª. McCartney deslumbra con Eleanor Rigby, con Got to get you into my life o con Here there and anywhere, en la que se adivina la profunda impresi¨®n que le causaron Beach Boys. Harrison, brillante y c¨ªnico, aporta Taxman.

Revolver es ese momento ¨²nico en el que todo encaja. Poco despu¨¦s las piezas empezar¨ªan a desgajarse. Pero esa es otra historia.

Revolver, ma?ana con EL PA?S por 9,90 euros en edici¨®n remasterizada.