Diez siglos para una declaraci¨®n de amor a Par¨ªs
El brit¨¢nico Edward Rutherfurd novela el devenir hist¨®rico de la ciudad
Edward Rutherfurd (Salisbury, Reino Unido, 1948) es un novelista de enorme ¨¦xito internacional especializado en voluminosas novelas hist¨®ricas en las que sagas familiares ficticias corren aventuras a lo largo de los siglos en una ciudad determinada, que queda minuciosamente descrita tanto en su evoluci¨®n f¨ªsica como en los acontecimientos hist¨®ricos m¨¢s destacados que tuvieron lugar en ella y los personajes m¨¢s influyentes de su devenir pol¨ªtico y social. Hasta la fecha se han publicado en Espa?a (Roca Editorial) Londres, Nueva York, y ahora Par¨ªs.
Miembro de una familia de escritores (su abuelo paterno, su madre, su t¨ªo...) y emparentado con Walter Scott (lo que tiene a gala), a los 10 a?os tuvo que permanecer recluido en la cama durante semanas por una enfermedad, y sus padres le regalaron una novela de C. Forester. Ese libro le fascin¨® y a continuaci¨®n ley¨® todas las dem¨¢s de la saga del marino Horatio Hornblower, que corre mil aventuras durante las guerras napole¨®nicas. Esta lectura, y a continuaci¨®n la de las novelas de Conan Doyle (autor de Sherlock Holmes) ambientadas en la Edad Media y, como las de Forester, muy documentadas, resultaron inspiradoras para Rutherfurd. Quiso escribir novelas como aquellas que tanto le hab¨ªan hecho fantasear, y a eso ha dedicado su vida. Ten¨ªa a su favor la gen¨¦tica, como hemos dicho, y tambi¨¦n la profesi¨®n: trabaj¨®, de joven, en la industria editorial, y as¨ª intuy¨® qu¨¦ le pod¨ªa interesar y qu¨¦ no le gustaba al gran p¨²blico. Tuvo desde el principio el p¨¢lpito de que con unas pocas d¨¦cadas de trabajo concienzudo lograr¨ªa hacerse ¡°una carrera de escritor¡±, pero no esperaba desde el principio tener un ¨¦xito internacional tan grande como el que disfruta, y que con modestia atribuye en parte al competente trabajo de su primer editor: ¡°El editor puede hacer mucho para lanzar un libro, o para matarlo¡±.
Para cada uno de sus libros, lo primero que hace Rutherfurd es visitar el lugar, pasear d¨ªas enteros, impregnarse de la atm¨®sfera particular de la ciudad. Aunque suene pretencioso sostiene que, para el autor, el lugar tiene que parecer m¨¢gico. Luego sigue ¡°el proceso de educar mi propia imaginaci¨®n¡±, la reuni¨®n de informaci¨®n hist¨®rica, y entonces el proceso de ¡°imaginar a personas en ese paisaje urbano¡±, que no es poco trabajo, pues el protagonismo de sus novelas es necesariamente coral (en Par¨ªs, por ejemplo, los miembros de cuatro familias de diferentes clases sociales, a lo largo de diez siglos).
A continuaci¨®n, la estructura de la novela, que procura sea s¨®lida y bien definida ¡°porque si sabes que vas a dedicar unos a?os a escribir un libro ¡ªy para Londres, por ejemplo, estuve cinco a?os, mientras que Par¨ªs ha sido mucho m¨¢s r¨¢pido¡ª, m¨¢s vale asegurarte antes de que no te encontrar¨¢s en un callej¨®n sin salida¡±. En muchos casos consulta con especialistas y con historiadores, sin temor a resultarles un incordio porque desde que escribi¨® su primer libro, ambientado en la historia de Irlanda, descubri¨® que muchos acad¨¦micos y profesores, una vez comprobaban que ¨¦l hab¨ªa ¡°hecho los deberes¡±, estaban encantados de que les preguntase tantas cosas ¡°ya que no hab¨ªa mucha gente que se interesase seriamente por su especialidad¡±. A esos especialistas ¡ªen arte, vida cotidiana, m¨²sica, econom¨ªa, lenguaje, pol¨ªtica, mentalidad¡ª vuelve a visitarlos cuando ha escrito el primer borrador de su novela, para asegurarse de no incurrir en anacronismos flagrantes.
Par¨ªs, dice Rutherfurd, ¡°es complejidad. Me enamor¨¦ de la ciudad. Bueno, todo el mundo se enamora de Par¨ªs. Es rom¨¢ntica, y al mismo tiempo puede ser muy fr¨ªa. La monarqu¨ªa francesa fue muy fr¨ªa, Napole¨®n fue muy fr¨ªo¡ Par¨ªs es tambi¨¦n una ciudad de revoluciones, y pol¨ªticamente la Revoluci¨®n francesa, los ideales que la informan, es todav¨ªa una obra en marcha, no ha concluido. Lo cual novel¨ªsticamente es tambi¨¦n rom¨¢ntico e interesante, como su habilidad para salir graciosamente a flote despu¨¦s de toda clase de conflictos y derrotas. Pero, como le digo, es una ciudad compleja. Tome la torre Eiffel: es un s¨ªmbolo f¨¢lico, pero tambi¨¦n tiene una gracia femenina¡¡±.
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