Accesos
Las desiertas autopistas radiales de acceso a Madrid tienen la metaf¨®rica potencia de la Estatua de la Libertad semihundida en la arena con la que terminaba 'El planeta de los simios'
Las desiertas autopistas radiales de acceso a Madrid tienen la metaf¨®rica potencia de aquella imagen goyesca de la Estatua de la Libertad semihundida en la arena con la que terminaba El planeta de los simios. Bien elegidas por Jordi ?vole para continuar la exploraci¨®n de la debacle nacional, que ilustra su programa. Los responsables pol¨ªticos de tal desastre no solo contin¨²an dictando su doctrina, sino que desde el retiro se postulan como sucesores de los que est¨¢n ahora en el poder sin el m¨¢s m¨ªnimo rubor. Hay acuerdo en que la broma le va a costar al contribuyente cerca de 4.000 millones de euros, en un momento en que se asegura que no hay dinero ni para sostener las pensiones, la sanidad, la educaci¨®n ni tan siquiera la compa?¨ªa de danza.
De nuevo con maneras amables y esa ingenuidad con retranca, extrajo del gestor de una empresa llamada Accesos de Madrid algunas perlas estremecedoras. El hecho de estar en concurso de acreedores no nos liber¨® de su parloteo de despiste y hasta de alguna chuler¨ªa ideol¨®gica. Porque, claro, saber que al final tu deuda la pagar¨¢ el Estado te concede otro estado de ¨¢nimo bien distinto al del desahuciado y al de quien lo va a perder todo. En Fomento tampoco encontramos otra respuesta que esa insistencia en decir que los ciudadanos no van a perder dinero porque se van a quedar con la propiedad de una carreteras estupendas. L¨¢stima que sean innecesarias, pero es que no se puede tener todo, ?verdad?
En las viejas novelas de detectives solo hab¨ªa que seguir el rastro del dinero o de la mujer fatal. Sexo aqu¨ª no parece haber, salvo gatillazos en la gesti¨®n. Luego el rastro del dinero es primordial y ?vole apunt¨® hacia las donaciones de las grandes constructoras a partidos con caja b, comisionistas y fundaciones ideol¨®gicas. En un programa que acierta cuando se lo pone a¨²n m¨¢s dif¨ªcil, ya solo faltan presupuesto y medios para a?adirle al acierto del tono elegido la maravillosa virtud de la investigaci¨®n. Acompa?ar a la quebrada pata judicial con un periodismo de inmersi¨®n sin bombona. Para llegar all¨ª donde las preguntas no pueden responderse con un ¡°no me consta¡±, ¡°no me acuerdo¡±, ¡°tendr¨ªa que preguntarle a mi antecesor¡±.
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