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La llegada de la publicidad a Twitter es otro paso en la comercializaci¨®n de nuestra comunicaci¨®n aparentemente m¨¢s libre que nunca
![Joaquín Reyes y Mara Torres](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/BNU2F4PASRFM33JK3AEZ3OTLTM.jpg?auth=97447cabf11be3cc8a645fef567dbc026db634c2062b2c080e1dcf25c3a54850&width=414)
La petici¨®n de las grandes marcas de comunicaci¨®n para que el Gobierno norteamericano rebaje el grado de control sobre el correo particular, esclarece un mundo en el que los usuarios son utilizados como mercanc¨ªa especulativa. La llegada de la publicidad a Twitter es otro paso en la comercializaci¨®n de nuestra comunicaci¨®n aparentemente m¨¢s libre que nunca. La constante variaci¨®n de las condiciones de negocio y la difusa regulaci¨®n sobre el contenido que colgamos en la Red nos deja en un lugar algo feo de la autopista virtual. Casi como perros en el arc¨¦n.
En el programa que presentan Mara Torres y Joaqu¨ªn Reyes en La 2, se aprecia la vocaci¨®n de comprender ese mundo virtual, de dar voz a los nuevos formatos y personajes de esa galaxia a¨²n no del todo asumida. En su espl¨¦ndido decorado se introduce siempre un debate a varias voces que en la ¨²ltima entrega se centr¨® sobre los youtubers. Este t¨¦rmino, que ya evidencia el control comercial del amo, define a aquellas personas que ganan dinero porque convocan a muchos seguidores en la p¨¢gina de Google con sus v¨ªdeos. Un profesor de matem¨¢ticas con habilidad para dar la lecci¨®n, un experto en juegos en la Red y un c¨®mico, ejemplificaban la panoplia de talentos que est¨¢n a nuestro alcance de clic.
Casi un mill¨®n de personas en el mundo dicen que reciben alg¨²n dinero de YouTube por aumentar de manera significativa el tr¨¢fico. Multiplican as¨ª la ganancia en publicidad del casero de su ingenio. Las contrapartidas son bastante raqu¨ªticas, pero consuelan al esp¨ªritu cr¨ªtico frente al evidente monopolio que padece la Red y glamourizan con vistas al siglo XXI la explotaci¨®n eterna del pez gordo sobre el chico. En ese universo prometido de relaci¨®n directa y sin intermediarios entre creador y consumidor parece claro que la ganancia suculenta se queda en manos del casino. Igual que nos tragamos en plena campa?a navide?a el camelo demencial de que Amazon iba a repartir las compras con drones, saludado en cada telediario sin reparar en la manipulaci¨®n medi¨¢tica, tambi¨¦n parece que tenemos que asumir sin atisbo de sospecha que los terratenientes de la Red aplaudan a sus braceros como ejemplo de esfuerzo y dedicaci¨®n. Son obreros vocacionales para el se?oritismo cortijero en versi¨®n 2.0.
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