El archivo de Negr¨ªn vuelve del exilio

Las guerras duran menos que sus secretos. Es probable que algunos embrollos de la espa?ola se clarifiquen en 2014, cuando se cumplen 75 de su final, gracias a la apertura al p¨²blico de un archivo b¨¢sico, cuya mera supervivencia resulta novelesca. Miles de documentos oficiales, que el ¨²ltimo presidente del Gobierno republicano, el socialista Juan Negr¨ªn, traslad¨® en varias fases a Francia, podr¨¢n consultarse a partir de febrero gracias a la decisi¨®n de Carmen Negr¨ªn, nieta del pol¨ªtico, de ceder el fondo al Cabildo de Gran Canaria para abrirlo a la investigaci¨®n. Despu¨¦s de dos guerras (la espa?ola y la mundial), numerosas diferencias familiares e incluso un raro episodio de asalto, el legado de Negr¨ªn ha retornado desde Francia en un carguero, que deposit¨® las hist¨®ricas cajas en un muelle de Las Palmas llamado Primo de Rivera.

Y se dir¨ªa que provocaci¨®n con provocaci¨®n se paga. El lugar elegido por el Cabildo de Gran Canaria para depositar los documentos es la antigua caja de reclutas de Las Palmas, un edificio que en 1936 estuvo al servicio de militares rebeldes y ahora honrar¨¢ la figura de una de las bestias negras del franquismo. Ayer, Carmen Negr¨ªn, impulsora de la recuperaci¨®n de la figura de su abuelo, cedi¨® a la instituci¨®n canaria alrededor de 150.000 documentos originales relativos a los a?os de guerra (en su mayor¨ªa) y de exilio. Para mayor seguridad, una copia ser¨¢ depositada en los Archivos Nacionales de Francia y otra ya est¨¢ en manos del Centro Documental de la Memoria Hist¨®rica de Salamanca. Pero ser¨¢ la Fundaci¨®n Juan Negr¨ªn, una entidad privada sin ¨¢nimo de lucro fundada en Las Palmas por un grupo de admiradores de Negr¨ªn en 1992, la responsable del uso y custodia del legado, que se prev¨¦ abrir al p¨²blico en febrero, cuando se inaugure el rehabilitado edificio militar.

La memoria de Negr¨ªn vuelve as¨ª a la isla donde naci¨® en 1892, en una adinerada saga burguesa, que le coste¨® estudios de Medicina en Alemania allan¨¢ndole el camino hacia lo que parec¨ªa su destino: una preeminente carrera cient¨ªfica (Negr¨ªn form¨® a Severo Ochoa y Grande Covi¨¢n en Madrid) que le truncaron las guerras del siglo XX. A pesar de sus simpat¨ªas conservadoras y religiosas su familia pag¨® un alto precio por el protagonismo pol¨ªtico de Juan Negr¨ªn, que debi¨® bregar con la encarcelaci¨®n de su padre por el ¨²nico delito del parentesco y la confiscaci¨®n de buena parte del patrimonio. Aunque el pol¨ªtico falleci¨® sin dejar instrucciones expl¨ªcitas sobre el dep¨®sito de su archivo, su nieta cree que responde a sus deseos: ¡°Cuando se llev¨® los documentos fue con la idea de que la Rep¨²blica regresar¨ªa y los papeles se devolver¨ªan al Estado¡±.

A ella, que vivi¨® entre los tres y los nueve a?os con su abuelo y su pareja, Feliciana L¨®pez de Dom Pablo, ni se le ha pasado por la cabeza comerciar con el legado. ¡°No es algo que se deba vender. Tiene mucho valor y no tiene precio¡±, subraya. Los historiadores coinciden. Tal vez se trate de la colecci¨®n documental m¨¢s valiosa del exilio. ¡°Es un archivo crucial. Negr¨ªn consigui¨® sacar fuera y casi mantener intacto (las p¨¦rdidas fueron menores, creo) el material de Presidencia del Gobierno, el Ministerio de Hacienda y el Ministerio de Defensa. Hay joyas estupendas¡±, opina Enrique Moradiellos, bi¨®grafo del socialista.

Poco antes de morir, en 1956, el pol¨ªtico comenz¨® a escribir sus memorias

Entre ellas, la g¨¦nesis de sus memorias, que titul¨® Contribuci¨®n a la historia de la guerra de Espa?a (guerra mundial en Espa?a), documentaci¨®n oficial sobre el oro trasladado a Mosc¨² y vendido para comprar armas. La colecci¨®n alumbrar¨¢ sombras sobre su ruptura con Indalecio Prieto, que hab¨ªa sido su mentor pol¨ªtico, sobre la p¨¦rdida del tesoro del Vita, sobre sus relaciones con la URSS, que alimentaron el principal sambenito que acompa?a su figura. Tambi¨¦n sobre su pensamiento pol¨ªtico, m¨¢s propio de un estadista que de un entregado estalinista. ¡°Frente al rechazo de otros refugiados, ¨¦l defend¨ªa que Espa?a entrase en el Plan Marshall¡±, afirma el historiador canario Sergio Millares, que tambi¨¦n llama la atenci¨®n sobre su respeto a la libertad religiosa. ¡°Despu¨¦s de una etapa ca¨®tica, logra imponer cierto orden y da instrucciones para normalizar la vida religiosa¡±.

Hasta los noventa nadie ajeno a la familia tuvo acceso al fondo. Sergio Millares, que asesora a la Fundaci¨®n, fue el primero en tocar los documentos que conservaba Juan Negr¨ªn jr, el primog¨¦nito del pol¨ªtico. Durante un a?o los fotocopi¨® y escane¨®. En paralelo, Carmen Negr¨ªn, que hab¨ªa descubierto que guardaba otra parte del tesoro documental en el s¨®tano de la casa donde viv¨ªa y donde hab¨ªa muerto su abuelo, invit¨® a Gabriel Jackson a desempolvar la historia. ¡°Fuimos los primeros en abril aquellos fajos de papeles envueltos en peri¨®dicos del 39. Yo deshac¨ªa nudos, quitaba el polvo, llor¨¦ de emoci¨®n, fue bonito¡±, revive en un avi¨®n rumbo a Las Palmas, d¨ªas antes de formalizar la cesi¨®n al Cabildo de Gran Canaria.

Tras la muerte de Juan Negr¨ªn jr, Carmen reunific¨® el archivo y comenz¨® a facilitar el acceso a algunos historiadores como ?ngel Vi?as, Helen Graham o Ricardo Miralles. Con cuentagotas. La familia Negr¨ªn lleva d¨¦cadas instalada en la desconfianza, una reacci¨®n natural despu¨¦s de la demonizaci¨®n del pol¨ªtico socialista que, cuando muri¨® en Par¨ªs en 1956, pidi¨® que se ocultase el hecho durante 48 horas temeroso acaso de desatar nuevas pol¨¦micas. Negr¨ªn tuvo buenos amigos, pero sobre todo tuvo buenos enemigos. Fuera y dentro de su partido, que acabar¨ªa expuls¨¢ndolo como un apestado. En 2009 el PSOE devolvi¨® a su nieta el carn¨¦ de militante del abuelo.

As¨ª que a Carmen le ha costado decidir el destino de un archivo con el que ha convivido casi toda su vida. ¡°Al principio lo que yo quer¨ªa era responder a todas las bestialidades que se dec¨ªan de ¨¦l y limpiar su imagen. Y pens¨¦ que en el archivo estar¨ªan las pruebas, pero al meterme en ello pens¨¦ que ten¨ªa que ser algo p¨²blico y transparente¡±, expone.

En el pasado su t¨ªo hab¨ªa ofrecido el legado a Gabriel Jackson para la Universidad de California. ¡°Ped¨ªa un precio alto pero no exorbitante en el caso de que uno pudiera asegurar que los documentos inclu¨ªan importante y nueva informaci¨®n sobre el liderazgo pol¨ªtico de Juan Negr¨ªn en tiempo de guerra. Al mismo tiempo que me aseguraba que as¨ª era, me dijo que no me permitir¨ªa ver los documentos y que ni siquiera me enviar¨ªa un listado de t¨ªtulos o res¨²menes. En esas circunstancias tuve que decirle, con profundo pesar, que no pod¨ªa pedir a quienes regentaban la universidad hacer una compra cara, de la cual no podr¨ªa dar una descripci¨®n completa¡±, reviv¨ªa Jackson en un texto escrito para una exposici¨®n dedicada a Negr¨ªn en 2005.

La familia entreg¨® documentos sobre el oro de Mosc¨², que el r¨¦gimen ocult¨®

La ¨²nica directriz sobre su legado que marc¨® el pol¨ªtico se refer¨ªa al oro de Mosc¨². Orden¨®, a su muerte, devolver al Estado documentos que luego el r¨¦gimen encerr¨® bajo veinte llaves en el Banco de Espa?a hasta que ?ngel Vi?as accedi¨® a ellos en los setenta y desmont¨® el gran mito del saqueo del oro por la URSS.

Entre lo devuelto figuraban el decreto firmado por Aza?a y Negr¨ªn autorizando al ministro de Hacienda (Negr¨ªn) a trasladar al lugar ¡°que estime m¨¢s seguro¡± y ¡°en el momento que estime m¨¢s oportuno¡± las reservas met¨¢licas del Banco de Espa?a, as¨ª como varias ¨®rdenes de venta de oro al Comisariado del Pueblo de Finanzas de la URSS, firmadas por Largo Caballero (mientras fue presidente del Gobierno) y Negr¨ªn.

En el archivo depositado ahora en Canarias existe m¨¢s documentaci¨®n sobre aquel episodio, incluida una nota manuscrita del propio Negr¨ªn sobre el asunto en la que explica que la decisi¨®n no se tom¨® ¡°para complacer a los rusos¡±. ¡°Ellos fueron los primeros sorprendidos cuando se les propuso¡±. Negr¨ªn escribe que el primer objetivo consist¨ªa en poner a salvo el oro y el segundo en convertirlo en divisas para necesidades de la Rep¨²blica. La decisi¨®n se tom¨® bajo la presi¨®n de una inminente llegada de las tropas sublevadas a Madrid. ¡°Los ¨²ltimos env¨ªos se hicieron estando la l¨ªnea de ferrocarril (por Aranjuez) bajo el fuego enemigo¡±. Y no solo les perturbaban los rebeldes: ¡°Nos mueve la preocupaci¨®n de que grupos de incontrolados se hicieran por un golpe de mano con los dep¨®sitos del Banco (¡­) Cuando las fuerzas mandadas por Durruti fueran a Madrid se supo por informaciones al parecer fidedignas que intentaban convertirse en 'fuerzas de protecci¨®n' del Banco de Espa?a. Felizmente ya entonces, y sin que ellos lo supieran, ya el oro no estaba en Madrid, sino en Cartagena¡±.