La excelencia de la m¨¢quina
En el marasmo de series actual, donde algunos ven obras maestras por todas partes, sorprende el desd¨¦n con el que se trata un show descomunal como Person of interest. Bien es cierto que cuando arranc¨® la serie parec¨ªa otro de esos productos auto-conclusivos con algo de acci¨®n y algo de drama, con un buen reparto y un productor de campanillas (Jonathan Nolan). As¨ª fue durante algunos episodios, muy entretenidos y poca cosa m¨¢s.
Al final de la primera temporada ya se intu¨ªa que la historia de un genio de la inform¨¢tica, de la m¨¢quina que este ha creado (capaz de anticipar actos violentos y cuya finalidad ¨Cprevenir actos de terrorismo- parece difusa) y del mercenario contratado para ejecutar misiones de alto riesgo, iba a convertirse en algo m¨¢s ambicioso.
El argumento era sencillo: la m¨¢quina enviaba se?ales (n¨²meros) de civiles en peligro. El gobierno obviaba estas se?ales para centrarse en el objetivo primario de este sistema de inteligencia artificial: los terroristas. El genio, reconvertido en billonario benefactor, se propon¨ªa salvar a todos los n¨²meros posibles. Por el camino, un sinf¨ªn de locos, oscuras compa?¨ªas que ans¨ªan hacerse con la m¨¢quina, criminales de todo tipo y pelaje y un mont¨®n de polic¨ªas corruptos que ocupan todo el espectro social de la serie, dejando la tecnolog¨ªa como un da?o ¨Ccasi- colateral.
Esa ser¨ªa la primera virtud de Person of interest, su capacidad para trascender el n¨²cleo de la narraci¨®n (la m¨¢quina de marras) y encontrar el cacareado factor humano en una serie de acci¨®n que cada vez lo es menos.
El perfil de los protagonistas (cada vez m¨¢s n¨ªtido y ¨Cparad¨®jicamente- m¨¢s ambiguo) se ha ido tejiendo a base de detalles nimios a primera vista pero que suman y suman hasta convertir a personajes de manual en seres de carne y hueso. El uso (magistral) de los flashbacks, el tono de comedia negra (especialmente gracias a Jim Caviezel , Sara Sashi y Amy Acker) y la modestia de la serie, vac¨ªa de toda pretensi¨®n, han contribuido a hacer de Person of interest una de las grandes apuestas para cualquier tel¨¦filo que se precie de serlo.
Basta con observar el devenir de la parte dialogada de la serie (en contraposici¨®n a los tipos/as de pocas palabras, m¨¢s de pistola y silenciador), plasmada en tres maravillosos actores: Kevin Chapman (Fusco), Taraji P.Henson (Carter) y Michael Emerson (Finch) y que ha alcanzado unos niveles de emotividad impensables hace solo un par de a?os, cuando Person of interest debutaba en la CBS estadounidense. Chapman, un tapado de primera clase, materializa la capacidad de los guionistas de la serie para trabajar en los arcos dram¨¢ticos sin prestar atenci¨®n al (tentador) cortoplacismo.
La tercera temporada est¨¢ siendo de tal nivel que cuesta imaginarse por qu¨¦ la serie no est¨¢ nominada a todos los premios habidos y por haber. La muerte de uno de los personajes principales (y el descomunal episodio posterior, el mejor hasta ahora) se ha utilizado como palanca para abrir un nuevo abanico narrativo que debe llevar la serie a nuevas cotas. "La gran tormenta" que esperan los protagonistas de Person of interest podr¨ªa ser perjudicial (al final estos grandes anuncios rodeados de majestuosidad han funcionado mal en muchas ocasiones) pero los responsables del show han demostrado en muchas ocasiones su capacidad para trepar por cualquier monta?a. Quiz¨¢s por la ¨Caparente- falta de ambici¨®n de la que habl¨¢bamos antes la serie se atreve con todo.
Tambi¨¦n es cierto que el haberse hecho con un n¨²cleo duro de fans tiene muchas ventajas y una de ellas es la desaparici¨®n de esa presi¨®n que sufre cualquier producto que funcione. En esa ansia de avanzar muchos pierden el oremus y hasta la camisa pero justo ah¨ª es donde la criatura de Jonathan Nolan se mueve con la cintura de un buen central: nunca olvida su aut¨¦ntica naturaleza (la de entretener) y su objetivo (generar conflicto ¨Cdram¨¢ticamente hablando).
Person of interest es una apuesta segura, un Ferrari disfrazado de utilitario que recompensa la lealtad del espectador con clase y talento. Y no podemos acabar sin quitarnos el sombrero con Jim Caviezel. El actor, un dechado de laconismo, ha encontrado en la serie un veh¨ªculo inmejorable, tanto que es imposible imaginarse a otro tipo interpretando al g¨¦lido y trajeado mercenario (ex agente de la CIA) que resuelve los problemas por la v¨ªa r¨¢pida.
?l, como la propia serie, nunca se pone nervioso. Nunca.
Person of interest se emite en Espa?a por Calle13. Dial 20 de Canal Plus.
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