Un salto a la arena internacional del arte
Repasamos los acontecimientos, lugares, protagonistas y tendencias que marcaron 2013 en la escena global
El arte se mueve, se expande, se compra y se vende a precios r¨¦cord, teje alianzas con el lujo y se disfruta con hedonismo. Puede ser simple escapismo o pura introspecci¨®n; tanto una transacci¨®n monetaria como una ventana abierta a una nueva dimensi¨®n. En el plano internacional, una serie de tendencias de largo recorrido acabaron de cristalizar durante este 2013. Si existe una exposici¨®n que se haya distinguido del conjunto, esta debe de ser Il Palazzo Enciclopedico, la gigantesca muestra concebida por Massimiliano Gioni para la Bienal de Venecia. A partir del proyecto ut¨®pico de un exc¨¦ntrico llamado Marino Auriti, que aspir¨® a crear un museo enciclop¨¦dico que lograra concentrar todo el arte y el saber del universo, Gioni expuso una selecci¨®n de arte de todos los tiempos que ignoraba conceptos como cronolog¨ªa, estilo y nacionalidad para preferir la asociaci¨®n de formas, colores y tem¨¢ticas. Artistas amateurs y marginados aparecieron yuxtapuestos a los actuales jefes de fila del arte contempor¨¢neo. Su compendio de arte de todos los periodos y disciplinas parec¨ªa una met¨¢fora del agitado remolino en que se ha convertido el arte de hoy. Resumimos en siete ep¨ªgrafes los momentos m¨¢s destacados del a?o que se cierra:
- El arte como hedonismo. Venecia se ha convertido en s¨ªmbolo de otra tendencia: la bienal y la feria de arte como lugares de encuentro social y festivo. Un nuevo p¨²blico, ajeno al reducido c¨ªrculo de entendidos al que iban dirigidas estas ferias, se ha infiltrado en sus pasillos desde hace a?os. Directores, comisarios y coleccionistas se codean ahora con visitantes que se limitan a hacerse selfies junto a corazones gigantes de Jeff Koons (lo observamos en la Frieze de Londres) y espectaculares ¨¢rboles de madera de Ai Weiwei (en la Fiac de Par¨ªs). La joven Frieze, como la m¨¢s afianzada Art Basel, expande sus tent¨¢culos por todo el mundo: en abril celebr¨® su segunda edici¨®n en Nueva York. Puede que la burbuja acabe explotando, pero durante 2013 el arte contempor¨¢neo ha seguido siendo oficialmente cool. Lo demuestran las sinergias crecientes con las marcas de lujo, pero tambi¨¦n con celebridades que, hasta no hace tanto, hubieran pintado tanto en una galer¨ªa como un pulpo en un garaje. El comentado video de Jay Z, grabado junto a Marina Abramovic en la Pace Gallery de Nueva York, parece la mejor prueba de ello. Los puristas ya alertan, sin embargo, de los peligros de una vulgarizaci¨®n excesiva.
- Historias alternativas. En la propia Bienal de Venecia se detect¨® la presencia de una semidesconocida artista sueca de principios del siglo XX, Hilma af Klint. Pocos meses antes, una alucinante retrospectiva orquestada por el Moderna Museet de Estocolmo ¨Cque luego viajar¨ªa a Berl¨ªn y M¨¢laga¨C hab¨ªa puesto en duda la historia oficial de la abstracci¨®n al exponer decenas de cuadros recientemente descubiertos, conservados durante d¨¦cadas por la familia de la artista, que no crey¨® que tuvieran valor. La cronolog¨ªa demuestra que esta exc¨¦ntrica pintora, miembro de un club esot¨¦rico de mujeres artistas que pintaron bajo los efectos de la hipnosis, se avanz¨® a Kandinsky por lo menos tres o cuatro a?os en el abandono de la figuraci¨®n. La fecha exacta es lo de menos, pero demuestra la existencia de decenas de historias alternativas por explorar. Los museos perif¨¦ricos adoptan con m¨¢s facilidad este rol de sabuesos del arte que otros centros con mayor autoridad y menor voluntad de riesgo. Por ejemplo, la excelente pero m¨¢s tradicional muestra del MoMA sobre el fin de la figuraci¨®n, Inventing Abstraction 1910-1925, se neg¨® a incluir obras de la pintora sueca en su selecci¨®n de artistas.
- La era del 'blockbuster'. Los grandes museos apuestan cada vez m¨¢s por las macroexposiciones centradas en figuras conocidas y f¨¢cilmente digeribles por un p¨²blico que, en algunos casos, se cuenta por millones. Los m¨¢s c¨ªnicos se?alan que, en tiempos de liquidez menguante, suponen apuestas conservadoras que aseguran que las sumas invertidas ser¨¢n ampliamente recuperadas. Ser¨ªa f¨¢cil darles la raz¨®n si las muestras no tuvieran el rigor ejemplar y la voluntad completista demostrados por Dal¨ª en el Centro Pompidou -y despu¨¦s en el Reina Sof¨ªa-, Lichtenstein: A Retrospective y Klee: Making Visible en la Tate Modern o Georges Braque en el Grand Palais. Los centros p¨²blicos parecen todav¨ªa m¨¢s afortunados cuando indagan en sus colecciones desde ¨¢ngulos inversos. Los mejores ejemplos de 2013 han sido Art Under Attack en la renovada Tate Britain, sobre el arte asaltado y censurado a lo largo de la historia del arte brit¨¢nico, o Schwarze Romantik en el St?del de Fr¨¢ncfort, una investigaci¨®n sobre el romanticismo m¨¢s oscuro que luego fue adaptada por el Museo de Orsay bajo el t¨ªtulo (m¨¢s po¨¦tico o m¨¢s cursi, seg¨²n los gustos) de L'ange du bizarre ("El ¨¢ngel de lo extra?o").
- Menos es m¨¢s. La tendencia a la masificaci¨®n de los espacios de exposici¨®n, que ha conllevado fen¨®menos tan inimaginables como la compra de entradas con meses de antelaci¨®n o las visitas a altas horas de la madrugada durante sesiones nocturnas creadas ante una demanda desmedida, convive con una tendencia diametralmente opuesta: las exposiciones que solo exponen un pu?ado de obras, priorizando lo cualititivo al "cuanto m¨¢s, mejor". El director del renovado Museo Galliera de Par¨ªs, Olivier Saillard, sosten¨ªa durante su inauguraci¨®n en septiembre haberse inspirado en peque?os museos orientales como el Chichu Art Museum de Naoshima, que cuenta con una colecci¨®n de solo cinco obras, de Monet a James Turrell. Otro ejemplo parece la extraordinaria retrospectiva de Chris Burden en el New Museum de Nueva York, cuya estructura en cinco pisos de escasos metros cuadrados fuerza a exponer solo un pu?ado de piezas en cada galer¨ªa. Lo que pod¨ªa ser un problema se convierte en una ventaja: el visitante puede detenerse ante la complejidad de cada obra, en lugar de deambular por largos pasillos entre una masa de visitantes. Por otra parte, la muestra dedicada a Burden se enmarca en la voluntad de indagar en los or¨ªgenes de la performance, convertida en disciplina de moda durante 2013, lejos de sus inicios como arte contracultural y subterr¨¢neo. Una interesante muestra en el Whitney, Rituals of Rented Island, ha recordado la escena pionera del Manhattan de los setenta, mientras el festival Performa bat¨ªa r¨¦cords de asistencia en Nueva York y el ascendente Tino Sehgal interpretaba sus obras vivientes en medio de las salas de los Giardini venecianos.
- La pintura sobrevive. Dada por muerta durante los noventa, cuando el post-conceptualismo de los Young British Artists lo barri¨® todo, la pintura sigue presentando s¨ªntomas de fortaleza y regeneraci¨®n. Lo demuestra la expectaci¨®n generada por No Foreign Lands, la nueva muestra de Peter Doig en Edimburgo, su ciudad natal, donde expuso los magn¨ªficos lienzos pintados en los tr¨®picos durante la ¨²ltima d¨¦cada. Mientras Larry Gagosian recuperaba cincuenta lienzos de Basquiat vendidos a precios astron¨®micos en su galer¨ªa neoyorquina, en otros puntos del planeta despuntaban treinta?eros revelaci¨®n, como Hernan Bas o Jules de Balincourt, as¨ª como ?scar Murillo, un colombiano de 27 a?os que ha visto c¨®mo sus cuadros se revalorizan de los 3.000 a los 300.000 euros por pieza en un par de a?os. Las exposiciones del ciclo Painting Forever! en la Berlin Art Week tambi¨¦n ejemplificaron la evoluci¨®n y supervivencia de las artes pl¨¢sticas ante el dominio de la instalaci¨®n y el video en el arte contempor¨¢neo. Pese a todo, puede que las mejores exposiciones de artistas contempor¨¢neos hayan pertenecido a esta ¨²ltima categor¨ªa, como la excelente muestra de Philippe Parreno en el Palais de Tokyo de Par¨ªs, la de su contempor¨¢neo Pierre Huyghe en el Pompidou o la excelsa retrospectiva del fallecido Mike Kelley que inici¨® el Stedelijk de Amsterdam y luego viaj¨® a Par¨ªs y al PS1 de Nueva York.
- Descentralizaci¨®n. No es una tendencia nueva, pero en 2013 no ha mostrado signos de contracci¨®n. Mientras se cumpl¨ªa el primer a?o de existencia del Louvre de Lens, en la deprimida regi¨®n francesa del Pas de Calais, y el tercero del Pompidou Metz, que expone excelentes muestras tem¨¢ticas en la Lorena m¨¢s sider¨²rgica, el museo parisiense de arte contempor¨¢neo ha anunciado que abrir¨¢ sucursales ef¨ªmeras en varias ciudades del mundo, empezando por M¨¢laga. Una manera de sacar partido a sus colecciones, pero tambi¨¦n de afianzar su marca y su autoridad en el mundo del arte. Tanto el Louvre como el Pompidou se preparan para expandirse algo m¨¢s lejos (y algo m¨¢s cerca de donde se encuentra el nuevo capital). El primero lo har¨¢ en Abu Dhabi, donde tambi¨¦n ser¨¢ instalada una antena del Guggenheim, y el segundo, en Shanghai. Por otra parte, el premio Turner no fue entregado este a?o en Londres, sino en Derry, en una ceremonia presentada por la actriz irlandesa Saoirse Ronan. Un elogiado volumen recientemnte publicado por Phaidon, Art Cities of the Future, tambi¨¦n decretaba el fin de la triple capitalidad de Londres, Par¨ªs y Nueva York en el mundo del arte, incitando a centrar nuestras miradas, de ahora en adelante, en Beirut, Bogot¨¢, Cluj, Delhi, Estambul, Johannesburgo, Lagos, San Juan, Sao Paulo, Se¨²l, Singapur y Vancouver.
- Con los cinco sentidos. Alrededor del mundo, los museos han entendido que pueden adoptar una nueva funci¨®n: la de restituir la experiencia sensorial, desintegrada por la virtualidad imperante. La gran exposici¨®n Dynamo, en el Grand Palais de Par¨ªs, recorri¨® durante la primavera la historia del arte ¨®ptico, cin¨¦tico y perceptual a lo largo del ¨²ltimo siglo, reivindicando a nombres semiolvidados como Fran?ois Morellet, Carlos Cruz-D¨ªez o Julio Le Parc. Al otro lado del Atl¨¢ntico, el pionero del movimiento Light and Space, James Turrell, recib¨ªa un triple homenaje en el Guggenheim de Nueva York, el LACMA de Los ?ngeles y el Museo de Bellas Artes de Houston. En Dinamarca, el supuestamente peque?o ARoS, en la ciudad de Aarhus, ha seducido a medio mill¨®n de visitantes este a?o gracias a su nueva azotea multicolor dise?ada por Olafur Eliasson. Y en Londres, el arte construido a partir de la luz ha triunfado con el Light Show de Hayward Gallery, mientras que la Rain Room del Barbican ¨Chabitaci¨®n de lluvia artificial que ser¨ªa transplantada al MoMA durante el verano¨C bat¨ªa r¨¦cords de asistencia. Ese arte que no se puede experimentar por internet, sino que hay que vivir en primera persona tras hacer varias horas de cola, marca tendencia. Con otro peligro pegado a ¨¦l: el de disneylandizar el arte contempor¨¢neo ante la demanda de esas experiencias supuestamente fuertes y deliberadamente espectaculares, pero no necesariamente interesantes.
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