¡®Penisneid¡¯
En un art¨ªculo de prensa ficci¨®n se planteaba la hip¨®tesis de que el 'caso B¨¢rcenas' hubiera sucedido en Alemania. Seg¨²n los germanos, el rosario de dimisiones habr¨ªa sido espectacular
En un art¨ªculo de prensa ficci¨®n se planteaba la hip¨®tesis de que el caso B¨¢rcenas hubiera sucedido en Alemania. Seg¨²n los germanos consultados, el rosario de dimisiones habr¨ªa sido espectacular. Pero esto es Espa?a. En un ejemplo de c¨®mo funciona el subconsciente, el juez que habilit¨® la investigaci¨®n sobre la trama de desv¨ªo de dinero p¨²blico desde la red de Francisco Correa, eligi¨® la traducci¨®n de este apellido al alem¨¢n, G¨¹rtel, para dar nombre a la operaci¨®n. Pero no basta con bautizar en alem¨¢n los esfuerzos quir¨²rgicos para frenar la met¨¢stasis de corrupci¨®n nacional. De hecho, el juez es por ahora el ¨²nico condenado, en claro giro de la trama hacia la espa?olada.
El acuerdo de Merkel y los socialdem¨®cratas para gobernar en Alemania asombra a los espa?oles a¨²n por asombrar. Las negociaciones han sido espaciadas en el tiempo y los acuerdos se presentan con luz y taqu¨ªgrafos. El reparto de carteras ministeriales sorprende a cualquier espa?ol habituado a que un partido gane las elecciones y le dedique al otro un corte de mangas que dura toda la legislatura y en cada debate parlamentario los miembros del Gobierno respondan haciendo un calvo a todas las preguntas del resto de diputados. Si la canciller alemana fuera espa?ola, aparte de un poquito m¨¢s de salero, se inclinar¨ªa a gobernar por decreto y leyes mordaza y se comunicar¨ªa con los teutones a trav¨¦s de teles de plasma de 50 pulgadas. Solo se saldr¨ªa del gui¨®n para hacer alg¨²n comentario sobre la Bundesliga.
Muchos han sido los estudiosos que han tratado de definir lo que Freud quer¨ªa decir cuando habl¨® de la envidia de pene. Al utilizar la palabra Neid jug¨® con la doble significaci¨®n de envidia, pero tambi¨¦n ganas. En Espa?a ya sabemos, por boca del a?orado Fern¨¢n G¨®mez, que no se practica la envidia, sino el desprecio. Ahora lo que nos queda por conocer es si los espa?oles tienen ganas. Ganas de cambiar los modos pol¨ªticos, las interesadas dicotom¨ªas radicales entre partidos, el enfrentamiento de apariencia irresoluble entre ellos, los desaf¨ªos primarios de un esencialismo innegociable. El Penisneid espa?ol se traduce por un desprecio a los alemanes, pero unas tremendas ganas de ser gobernados por algo similar a su entramado federal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.