Nelly Omar, la Gardel con polleras
La cantante argentina, musa de Homero Manzi, venci¨® a los desamores y a la persecuci¨®n pol¨ªtica de la dictadura

La Gardel con polleras. Con este afortunado apotegma, no solo blindaron a esta gran artista, sino que la vacunaron contra penas y olvidos. Nelly Omar ten¨ªa 102 a?os en el momento de su muerte, en plena lucidez y cuando estaba preparando su definitivo concierto de despedida. El ¨²ltimo lo ofreci¨® ante una multitud reunida en el m¨ªtico Luna Park, el 11 de septiembre de 2011, con motivo de su cent¨¦simo cumplea?os, donde mostr¨® ese milagro art¨ªstico que fecund¨® desde ni?a, all¨¢ en su pueblo de Guamin¨ª, en la provincia de Buenos Aires. El tango, con su densidad emocional, la instal¨® en las preferencias del p¨²blico, pero nunca renunci¨® al cancionero criollo de proyecci¨®n folcl¨®rica que mam¨® en las guitarreadas de amigos de su it¨¢lico padre, fallecido cuando ella ten¨ªa 11 a?os. Gracias a las actividades del progenitor pudo ver a Carlos Gardel en su casa. Claro, que obedeciendo a la ¡°moralidad¡± imperante en la ¨¦poca, solo pudo verla a trav¨¦s de unas cortinas junto a su hermana N¨¦lida. De esta tomar¨ªa su nombre art¨ªstico, dado que se llamaba en realidad Nilda Elvira Vattuone.
Llegar¨ªa a ser musa del gran Homero Manzi, que intent¨® conquistarla y le dedic¨® tangos enormes. En el hermoso Malena, cuya m¨²sica firm¨® Lucio Demare, la define: ¡°Tus ojos son oscuros como el olvido, / tus labios apretados como el rencor, / tus manos dos palomas que sienten fr¨ªo, / tus venas tienen sangre de bandone¨®n¡¡±. Ella ya era figura y estaba casada, con un matrimonio equivocado que romper¨ªa, y ¨¦l la persegu¨ªa con versos y requiebros, como en Ninguna, que musicaliz¨® Fern¨¢ndez Siro: ¡°No habr¨¢ ninguna igual, no habr¨¢ ninguna, / ninguna con tu piel ni con tu voz. / Tu piel, magnolia que moj¨® la luna. / Tu voz, murmullo que entibi¨® el amor¡±¡
Los int¨¦rpretes ignoraban la frustraci¨®n que subyac¨ªa en esos versos. Manzi tambi¨¦n estaba casado y nunca se decidi¨® por la separaci¨®n. Y el tango se llen¨® de partituras impresionantes por ese romance imposible.
Su romance con el canto
Nelly no fue afortunada en el amor ni en la comprensi¨®n de los pol¨ªticos. Por su adhesi¨®n al peronismo, estuvo prohibida durante 17 a?os, y vivi¨® en Montevideo y en Caracas. Ello oscureci¨® notablemente una parte de su vida art¨ªstica, aunque cont¨® con la amistad inalterable de Eva Per¨®n, o Tita Merello, que quiso ayudarla. Pero los discos grabados hablan de una cantante que supo mantenerse con gran firmeza, apoyada en el brillante guitarrista Jos¨¦ Canet, que la secund¨® en las buenas y en las malas.
All¨¢ por los comienzos de los a?os setenta, cuando el tango estaba en horas bajas, cantaba en un boliche llamado El Rinc¨®n de los artistas, donde actuaban los sobrevivientes del g¨¦nero. Ella con un viejo poncho lo hac¨ªa tapando sus prendas porque carec¨ªa de vestuario apropiado. Pero al final, Nelly Omar supo vencer las trampas del destino, los desamores, la ingratitud y las persecuciones pol¨ªticas.
Sus m¨¢s de 100 temas grabados, en los que tuvo acompa?amiento orquestal de Francisco Canaro (en los a?os 1946-1947), Domingo Marafiotti (1951) y Alberto di Paulo (1981), se basaron sobre todo en las guitarras. Ese instrumento tan ligado a lo nacional y popular, con el que sostuvieron su canto varios ejecutantes de fuste, como el citado Canet, Roberto Grela o Ubaldo de L¨ªo, entre otros. E indiferente a cualquier invocaci¨®n reverdeci¨® canciones de Homero Manzi como el valsecito Llorar¨¢s llorar¨¢s, que lleva m¨²sica de Hugo Guti¨¦rrez: ¡°¡ Y no podr¨¢s ignorar / que compuse este vals / recordando tu amor / y aunque trates de olvidar, / al o¨ªr su emoci¨®n, / ?llorar¨¢s, llorar¨¢s!¡±...
Convertida definitivamente en artista de culto, se le abrieron las puertas y los escenarios de los grandes teatros porte?os. Las c¨¢maras de televisi¨®n pudieron demostrar al p¨²blico que su voz se manten¨ªa m¨¢gicamente inalterable aunque hubiese pasado los 80 a?os y comenzaron a llegar los reconocimientos.
El amor oto?al pareci¨® arrimarle su vela, pero la muerte volvi¨® a apagarlo, como le sucediera con el locutor An¨ªbal Cufr¨¦ y luego con H¨¦ctor Oviedo. Lo que nunca muri¨® fue su romance con el canto que la redimi¨® de su eterna frustraci¨®n sentimental, como me reconoci¨® en una charla que tuvimos a comienzos de los setenta. En la certidumbre de su ausencia, para recordarla no tengo m¨¢s que poner el tocadiscos y escucharla con su voz inoxidable en ese tango de Manzi y Francisco Canaro: ¡°Cuando el domingo asolea / por no hacer de perezoso, / traigo el balde desde el pozo / y refresco el corredor. / Y aprovechando el fresquito / me siento bajo la parra / y al comp¨¢s de mi guitarra / canto d¨¦cimas de amor¡±¡ No habr¨¢ ninguna igual, escribi¨® Manzi. Lo suscribo.
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