El espect¨¢culo de los ¡®minichefs¡¯
Tras la exitosa estela de 'MasterChef', ha llegado a TVE-1 la versi¨®n infantil, y ha conquistado m¨¢s de tres millones de audiencia
Tras la exitosa estela de MasterChef, ha llegado a TVE-1 la versi¨®n infantil, y ha conquistado m¨¢s de tres millones de audiencia. La edad de los contendientes es de 8 a 12 a?os, pero ¨Ca juzgar por lo visto en el programa- parece que compiten concursantes adultos, ¡°viejecitos recortados¡±, que dir¨ªa mi abuela. Y mi abuela se escandalizar¨ªa de ver esas manitas, esos deditos, manejando cuchillos, troceando cebollas y pimientos con la pericia de un veterano chef o un cortador de sushi. ¡°Ten cuidado con los dedos, Juan, por favor¡±, advert¨ªa el ni?o Aimar. Tan eficaces quedaban los cortes infantiles en esos planos detalle del programa que parec¨ªan planos de recurso, material insertado por montadores aviesos.
Pero no, no desconfiemos de las habilidades de los peque?os concursantes, que hablaban de ¡°marcar¡± el pescado o ¡°emplatar¡± como expertos. Aunque tambi¨¦n les parec¨ªan incre¨ªbles al jurado. ¡°M¨ªrale, qu¨¦ pitagor¨ªn¡±, dec¨ªa Pepe Rodr¨ªguez Rey viendo al vasco Aimar preparando su merluza en salsa verde. ¡°Qu¨¦ seguridad, qu¨¦ limpieza¡±, exclamaba Samantha Vallejo-N¨¢gera. Intencionados planos de botellas yendo al cubo del reciclaje, subrayaban el asunto. Y otros subrayados: el comercial, con publicidad de los libros y cursos de MasterChef entre prueba y prueba.
Aunque Rodr¨ªguez Rey prometi¨® ¡°no nos va a temblar el pulso, aunque vengan en triciclo¡±, estuvo acentuando de forma c¨®mica su papel de ogro -¡°c¨®mo abre la boca cuando come¡±, dec¨ªan los cr¨ªos entre risas-, y la sangre del sadismo juzgador no lleg¨® al r¨ªo. De momento no tiene que intervenir el gastrodefensor del menor (si lo hubiera), ya veremos en los pr¨®ximos programas. Pero los ni?os saben defenderse. El madrile?o Rodrigo se enfrent¨® retador al juez Rey: y la pizpireta berciana Esther respond¨ªa fr¨ªamente y sin levantar sus gafitas del plato a una Samantha (t¨ªmida inquisidora esta vez): ¡°?No quieres que te moleste? Me voy¡±. ¡°Da igual, yo sigo a lo m¨ªo¡±.
Si es que los ni?os se atreven a decir lo que piensan. Ni?os son. ¡°Qu¨¦ guapo¡±, comentaban las ni?as sobre Jordi Cruz. Aparecieron entusiasmados con el grupo musical invitado, Auryn (se les vi¨® m¨¢s en el concierto que preparando ese men¨²-prueba para 47 personas del equipo), y ri¨¦ndose con las peculiaridades del ubicuo Mario Vaquerizo...
El espect¨¢culo ¨C que seguir¨¢ en las pr¨®ximas entregas en un parque tem¨¢tico de dinosaurios- vuelve por Navidad y termina en Reyes. Las aventuras de los minichefs y sus pucheros entre pucheros (lloran como los MasterChefs adultos) se acaban con la vuelta al cole. Y quien gane se llevar¨¢ 12.000 euros para completar la formaci¨®n hostelera. Si no se rinde. Porque uno de los cr¨ªos ya dijo en el casting: ¡°Si no sale esto de la cocina, quiero ser cirujano¡± (de los cuchillos al bistur¨ª, qu¨¦ obsesi¨®n por los instrumentos de filo¡). Pero el efecto de la presencia medi¨¢tica de los chefs espa?oles es innegable: ¡°Me encantar¨ªa tener un restaurante con tres estrellas Michelin¡±, anuncia Esther, que puso a su mam¨¢ en verg¨¹enza: ¡°No cocina mucho¡±. La cr¨ªa pas¨® las pruebas en el estreno. No as¨ª ¡°la princesita Noa¡± (jurado dixit) una malague?a que no super¨® la primera criba. No le sirvi¨® el enchufe de su paisano Dani Garc¨ªa, el chef que dirigi¨® la prueba de que acertaran los 20 ingredientes de una pizza gigante. Tampoco se salv¨® el castellonense Carlos, desastroso en los manejos culinarios, para tormento de la eficaz leonesa Mar¨ªa, compa?era de reto (?un gordito expulsado es un aviso ante el problema infantil del sobrepeso?).
¡°Sois el futuro de la cocina espa?ola¡±, sentenci¨® Rodr¨ªguez Rey. Pues lo mismo¡ Uno de los chefs de moda de Estados Unidos es un chico quincea?ero que tiene una cocina de verdad instalada en su casa y tiene un mont¨®n de clientela fiel. ¡°Tendr¨ªan que ense?ar cocina en las escuelas¡±, siempre ha dicho el maestro Arzak. De momento la escuela de calor est¨¢ en los plat¨®s. Los fogones de la fama.
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