Cr¨®nica de un expolio silencioso en Espa?a
Una legislaci¨®n anticuada, falta de sensibilidad pol¨ªtica y una menguante partida p¨²blica para compras explican la fuga de Espa?a de grandes obras e importantes colecciones
Una crucifixi¨®n de grandes dimensiones de El Greco, que un d¨ªa perteneci¨® al Museo Zuloaga de Zumaia (Guip¨²zcoa), se remata en Londres por cuatro millones de euros... Un soberbio rubens (Retrato de un caballero) encuentra, tambi¨¦n en la capital brit¨¢nica, comprador por 3,8 millones... La colecci¨®n de 45 piezas de arte contempor¨¢neo en homenaje a Chillida, propiedad del conglomerado Urvasco y depositada en el Bellas Artes de Bilbao, se liquida Christie¡¯s para enjugar las deudas contra¨ªdas con la Diputaci¨®n Foral... Se vende la excelente colecci¨®n de arte precolombino Barbier-Mueller depositada en Barcelona... Podr¨ªan ser los titulares de un bolet¨ªn de noticias sobre la fuga silenciosa de patrimonio en Espa?a. Y tambi¨¦n, la invitaci¨®n a formular unas preguntas urgentes: ?estamos perdiendo nuestros tesoros art¨ªsticos? ?Hay dejaci¨®n por parte de quienes est¨¢n obligados a protegerlos?
Cada caso, cada colecci¨®n, cada obra narra su propia historia, pero contadas juntas construyen una novela inquietante, con un innegable ingrediente en su trama: los fort¨ªsimos recortes en el Ministerio de Cultura esquilman las posibilidades de retener las obras. Sucedi¨® en verano, cuando uno de los nietos de Zuloaga vendi¨® en la sala Sotheby¡¯s de Londres la Crucifixi¨®n de El Greco, que durante a?os se expuso en el museo dedicado al pintor en Zumaia. En Espa?a hay otros tres lienzos del artista de este tama?o y tem¨¢tica. Ancora ¡ªasociaci¨®n destinada a proteger los bienes art¨ªsticos del Pa¨ªs Vasco¡ª puso el grito en el cielo. ¡°Intentamos frenar la venta, fuimos a la Diputaci¨®n [de quien depende el cuidado de ese patrimonio], pero no sab¨ªan nada. Luego nos enteramos de que Cultura le hab¨ªa concedido el permiso de exportaci¨®n. Una p¨¦rdida lamentable¡±, apunta Alberto Fern¨¢ndez, de Ancora. ?Por qu¨¦ se consinti¨® su salida?
Juan Antonio Garc¨ªa Castro, director del Museo de El Greco, en Toledo, calcula que entre taller, seguidores, imitadores y obras aut¨®grafas, el cat¨¢logo del pintor cretense oscila entre 300 y 400 piezas. Pero hay trabajos ¡ªcomo el que prepara Carmen Garrido, antigua restauradora del Prado¡ª que dejan en solo 70 las piezas de las que hay certeza absoluta. Si hasta ahora los grecos eran valiosos, en el futuro lo ser¨¢n m¨¢s. Pero esta interpretaci¨®n no cal¨® en la Junta de Calificaci¨®n, Valoraci¨®n y Exportaci¨®n de Bienes del Patrimonio Hist¨®rico Espa?ol del Ministerio de Cultura, que se encarga de dar el pl¨¢cet a la salida de las obras.
El organismo autoriz¨® la venta porque entendi¨® que ¡°era una obra de taller y la imagen era una de sus composiciones m¨¢s repetidas¡±, justifica un miembro de la junta. Claro que el coleccionista que pag¨® 3.442.500 libras (4.053.902 euros) por la tela no pens¨® lo mismo. Tampoco Garc¨ªa Castro: ¡°Ojal¨¢ el Estado la hubiera comprado para el museo¡±.
La historia se repiti¨® recientemente con Retrato de un caballero, de Rubens (1577-1640). Un peque?o pero soberbio ¨®leo influido por Vel¨¢zquez que formaba parte de la colecci¨®n de F¨®rum Filat¨¦lico y sal¨ªa a la venta para ayudar a resarcir a los estafados por el fraude de los sellos. Era impensable que el Estado no ejerciera la opci¨®n de compra o al menos denegara a la tela su salida del pa¨ªs.? Pero no lo hizo, y permiti¨® que se subastara en Sotheby¡¯s Londres. El cuadro pas¨® de un precio de salida de 477.700 euros a rematarse por 3.818.320 euros.
Justo es reconocer que la obra la adquiri¨® F¨®rum Filat¨¦lico en el extranjero, por lo que el propietario puede reexportarla en cualquier momento. El vendedor (el organismo concursal) se ampar¨® en una ley de hace 28 a?os. Una regulaci¨®n que daba estas facilidades con el objetivo de fomentar el coleccionismo en una Espa?a en la que este era una rareza. ?Resultado? Otra pieza perdida.
Porque el gran arma para evitar la merma del patrimonio es la legislaci¨®n. Una normativa estricta que, al menos, bloquee la salida de piezas cuando no hay, como ahora, dinero p¨²blico para comprarlas. Tanto es as¨ª, que en 2013 Cultura no ha adquirido ninguna obra en subasta en el extranjero. Ah¨ª fuera tiene que competir con el resto de pujadores y carece de derecho de tanteo (compra preferente). La ¨²ltima adquisici¨®n de cierto empaque data de 2011 y fue un conjunto de 42 vistas de ciudades de Genaro P¨¦rez Villaamil procedentes de la colecci¨®n del Duque de Claredon.
Cultura cuenta con un presupuesto para adquisiciones un 85% menor al de los tiempos del boom econ¨®mico. Este a?o, la Junta de Calificaci¨®n de Bienes ha tramitado la exportaci¨®n de 14.277 objetos art¨ªsticos de los cuales se deneg¨® la salida del pa¨ªs solo a 68 (0,48% del total). Sobre ese n¨²mero, 34 se adquirieron, 11 fueron autorizados a salir posteriormente ¡ªen una segunda ronda de estudio¡ª y 23 no se compraron. Estos ¨²ltimos, cuya exportaci¨®n se bloquea, ¡°son los imprescindibles para nuestro patrimonio¡±, puntualiza un representante del organismo p¨²blico de valoraci¨®n.
Pese a los indicios, Dalia Padilla, directora de Christie¡¯s en Madrid, recuerda que ¡°las leyes [de exportaci¨®n] son muy claras¡±. Espa?a tiene una normativa similar a la francesa y la italiana (las obras de m¨¢s de 100 a?os deben solicitar permiso de exportaci¨®n as¨ª como todos los bienes incluidos en el Inventario General). El esp¨ªritu de la ley se aparta del modelo ingl¨¦s. ¡°Cu¨¢nto m¨¢s restrictiva sea una normativa m¨¢s mercado negro provocar¨¢¡±, advierte el coleccionista Juan V¨¢rez.
De los 14.277 objetos examinados este a?o solo se deneg¨® la salida del pa¨ªs de 68
Pero ese laissez faire, laissez passer tambi¨¦n produce sus monstruos. Estos meses vuela hacia Catar el ¨®leo Ni?o con paloma, de Picasso, uno de los iconos de la londinense National Gallery, que durante 30 a?os colg¨® de sus paredes. Propiedad de la familia galesa Aberconway, sus miembros lo pusieron a la venta, de forma privada, en 2012 en Christie's. Hasta abril de este a?o el museo brit¨¢nico intent¨® ¡ªgracias a una prohibici¨®n temporal de exportaci¨®n¡ª conseguir fondos p¨²blicos para impedir su salida de Inglaterra. No lo consigui¨® y tuvo que levantar el veto. Lord Inglewood, que se moviliz¨® para lograr el dinero, calific¨® la p¨¦rdida de la tela, adquirida por el emirato catar¨ª, como "una gran verg¨¹enza".
Por eso hay que tomar precauciones. Tendemos a asociar el expolio en el arte solo con la pintura, y es necesario mirar m¨¢s all¨¢: hacia el suelo y la mar. Espa?a tiene uno de los mayores patrimonios arqueol¨®gicos del mundo tanto en tierra como sumergido. Casos como el del Odyssey, y las 595.000 monedas de oro y plata extra¨ªdas ilegalmente del buque Nuestra Se?ora de las Mercedes, o el expolio de los cascos celt¨ªberos de Aranda de Moncayo nos lo recuerdan. Pero tambi¨¦n la p¨¦rdida de la colecci¨®n ¡ª313 piezas¡ª de arte precolombino Barbier-Mueller, que durante 15 a?os se expuso en el Palacio Nadal de Barcelona y que la familia vendi¨® en marzo pasado en Sotheby's. Es cierto que nunca fue patrimonio de la ciudad, porque estaba alquilada a su propietario. Sin embargo tambi¨¦n lo es que en su d¨ªa el Estado la intent¨® comprar, aunque "lo hinchado del precio, las sombras sobre la procedencia de algunas piezas y las condiciones de exposici¨®n dieron al traste con la idea", recuerda F¨¦lix Jim¨¦nez Villalba, subdirector del Museo de Am¨¦rica de Madrid.
Desde luego, esta p¨¦rdida no solo afecta a los tiempos precolombinos sino, tambi¨¦n, a los actuales. Tanto es as¨ª que la crisis se llev¨® por delante el pasado verano la colecci¨®n del grupo inmobiliario Urvasco, que fue liquidada por completo en la sala londinense de Christie's para enjugar las deudas contra¨ªdas con la Diputaci¨®n Foral de Vizcaya. El corpus de 45 obras (Anish Kapoor, Cy Twombly, Georg Baselitz, Richard Serra¡) compon¨ªa la colecci¨®n Homenaje a Chillida, creada como tributo al escultor tras su muerte en 2002, y se hallaba depositada en el Museo de Bellas Artes de Bilbao. El conjunto de piezas fue ofrecido como daci¨®n a la instituci¨®n auton¨®mica; sin embargo lo rechaz¨®. "Nunca deber¨ªan haber salido de aqu¨ª. Nunca se volver¨¢ a reunir una colecci¨®n igual", se lamenta Pedro Carreras, galerista bilba¨ªno responsable de atesorar las obras. "Pero con la crisis¡ La Diputaci¨®n prefer¨ªa antes cualquier cantidad de dinero".
Sea como sea, advierten los expertos, esta novela no solo puede estar formada por normas y n¨²meros. ¡°Todos tenemos una responsabilidad con el futuro. Hay demasiada obra que se est¨¢ yendo¡±, admite Manuel Borja-Villel, director del Reina Sof¨ªa. ¡°Y no solo es lo que perdemos sino lo que podr¨ªamos haber tenido y ya no tendremos. Es un problema grave. Y no es una cuesti¨®n de dinero, sino de actitud. Si quieres que las obras se queden puedes comprar promoviendo la daci¨®n [pagar impuestos mediante piezas]¡±.
Para eso hace falta sensibilidad y una actitud distinta ante la evidencia de que Espa?a tiene un problema de conservaci¨®n de su patrimonio. El catedr¨¢tico Francisco Calvo Serraller pone un ejemplo sangrante: ¡°La salida del constable fue un disparate pol¨ªtico¡±. Se refiere a la venta de La esclusa, una de las joyas de la colecci¨®n Thyssen, que Carmen Cervera vendi¨® por ¡°falta de liquidez¡±. Consigui¨® 28 millones. Pero lo grave, parad¨®jicamente, se halla, a juicio del experto, en la infinidad de familias espa?olas que atesoran obras desde hace generaciones y no lo comunican. ¡°El 90% de nuestro patrimonio est¨¢ sin declarar. No tenemos ni idea de lo que hemos perdido, ni de lo que estamos perdiendo. Cualquiera puede sacar piezas de la forma m¨¢s impune en el espacio Schengen¡±, avisa Calvo Serraller.
Este expolio cotidiano se refugia en una Europa sin controles fronterizos, una legislaci¨®n que en caso de expolio, como tal, aplica como m¨¢ximo una condena de tres a?os de c¨¢rcel ¡ª¡°ser¨ªa deseable la creaci¨®n de un delito espec¨ªfico que lo tipifique y el agravamiento de las penas¡±, analiza David Vel¨¢zquez, socio de Penal del bufete Cuatrecasas¡ª y una regulaci¨®n que asfixia al arte y sus aleda?os. ¡°?Qu¨¦ aliciente tiene declarar el patrimonio?¡±, se interroga Calvo Serraller. El mercado espa?ol resulta tan peque?o que cualquier familia preferir¨¢ vender en Londres o Nueva York antes que en Madrid, ya que el precio que lograr¨¢ ser¨¢ superior.
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