El crimen arqueol¨®gico no paga
La impunidad asiste a los expoliadores: las detenciones rara vez acaban en sentencia judicial Seg¨²n los datos de la polic¨ªa, 2013 ha sido uno de los peores a?os
El hombre yac¨ªa en el suelo haci¨¦ndose el muerto. Un infarto lo hab¨ªa fulminado. O eso grit¨® antes de desmayarse. Al llegar la ambulancia, cambi¨® el diagn¨®stico: ¡°Lo que usted tiene es a la Guardia Civil en casa¡±. La an¨¦cdota la recuerda un agente del Grupo de Patrimonio Hist¨®rico de la UCO (Unidad Central Operativa) que registr¨® el hogar del se?or, cuyo problema era otro: ?c¨®mo justificar las monedas antiguas, el detector de metales y los dem¨¢s objetos sospechosos que abarrotaban la vivienda?
M¨¢s de 9.000 fueron las piezas arqueol¨®gicas que los agentes requisaron entonces en la llamada operaci¨®n Necr¨®polis, que provoc¨® 12 detenciones por presunto expolio. La Guardia Civil lleg¨® a fotografiarlos mientras, sentados en un bar, se jactaban de su bot¨ªn. ?Qu¨¦ castigo judicial recibieron? Ninguno.
Tampoco, de momento, ha pagado por su crimen arqueol¨®gico el jubilado detenido en marzo en la llamada Operaci¨®n Helmet por llevarse 4.000 piezas celt¨ªberas en Arag¨®n. Ni siquiera acaban en sentencia, en realidad, la mayor¨ªa de las entre 300 y 500 denuncias por expolio que cada a?o remite el Servicio de Protecci¨®n de la Naturaleza (Seprona) a la Guardia Civil (que en 2012 recibi¨® un total de 3.305). A falta de cerrar las estad¨ªsticas de 2013, la impresi¨®n es que ha sido uno de los peores a?os que se recuerdan en la materia, coronado el viernes con la detenci¨®n de dos personas acusadas de saquear el yacimiento de Tiermes, en Soria.
¡°Sentencias hay pocas, muy pocas. Lo que hay es un gran sobreseimiento¡±, explica Ana Mar¨ªa Ya?ez, jurista especializada en Patrimonio y profesora de la Complutense. Tanto que, a veces, se ha llegado a devolver las piezas al supuesto expoliador.
Una de las claves est¨¢ en las exigencias de los jueces: el patrimonio arqueol¨®gico no es como el Cluedo; no basta con encontrar el arma del delito y su culpable. O se demuestran procedencia y momento del expolio de cada objeto o la puerta hacia la conclusi¨®n del caso permanece cerrada. ¡°Es imposible hoy por hoy, con los medios que tenemos, lograrlo. Hemos controlado a mucha gente y la hemos dejado. Son malos, pero no podemos demostrarlo¡±, explica el guardia civil de la an¨¦cdota. Los malos fichados son unos 1.500. Entre ellos, unos 200 son aut¨¦nticos reincidentes.
Los malos fichados son unos 1.500. Entre ellos, unos 200 son aut¨¦nticos reincidentes
Mientras el agente habla, por su ordenador van pasando fotos y v¨ªdeos de hombres con detectores de metales, volcados en la caza il¨ªcita del patrimonio. Es el fruto de horas y horas de espiar el trabajo de los expoliadores. Y la cosa da para un largo historial de an¨¦cdotas. Como los dibujos chapuceros de un sepulcro que un museo extranjero recibi¨® en 1990. ¡°I have a tomb tartesica. For sale. I am sorry. My inglis is very beed[SIC]¡±, agregaba el hombre que hab¨ªa en un torpe intento de vender su bot¨ªn.
Cuanto los sospechosos terminan su trabajo, la Guardia Civil lleva a cabo una inspecci¨®n ocular. Y vuelve con un arque¨®logo para determinar si se trata de un yacimiento y el alcance de los da?os. Cosa distinta, obviamente, es saber qu¨¦ se han llevado los expoliadores. ¡°El patrimonio arqueol¨®gico normalmente est¨¢ oculto. Y su desaparici¨®n pasa inadvertida", asegura Y¨¢?ez. ¡°Jur¨ªdicamente, es m¨¢s complejo de defender. Muchas veces el juez entiende que el expoliador no conoc¨ªa el valor de lo que se llevaba¡±, a?ade Carmen Acedo, abogada del Estado. M¨¢s a¨²n si, como puede suceder, el yacimiento era un enigma incluso para las autoridades.
Conocido de sobra en cambio es el perfil del enemigo, como detalla un comandante de la Guardia Civil: ¡°Siempre son los mismos. El aficionado, el seudocient¨ªfico y el profesional, el m¨¢s peligroso. Va a destrozar el yacimiento y conseguir lo que para ¨¦l tiene valor. Se mueven en grupos, lejos de su casa, a menudo entre semana¡±. Todo ello, con georradares y tecnolog¨ªas dignas de un Indiana Jones contempor¨¢neo. Los agentes tienen bien definido el kit del buen expoliador: mapas repletos de x, manuales de historia, monedas, art¨ªculos. Y el omnipresente detector.
El instrumento se puede adquirir online o en un centro comercial por pocos cientos de euros. ?No lo tendr¨¢n los expoliadores demasiado f¨¢cil? "No se puede comparar con un arma. Pero algunas regiones exigen una licencia para usarlo en un yacimiento. Ser¨ªa interesante plantearlo a nivel nacional¡±, defiende Ya?ez.
Adem¨¢s de ello, la Guardia Civil agradecer¨ªa la creaci¨®n de un delito de expolio, que integre las sanciones administrativas. De momento, deben conformarse con una definici¨®n gen¨¦rica en la ley 16/85, que reform¨® la Protecci¨®n del Patrimonio Hist¨®rico. El delito no existe en el C¨®digo Penal. De ah¨ª que la Guardia Civil se agarre a otros cr¨ªmenes: da?os, contrabando, etc. ¡°Ayudar¨ªa mucho¡±, reconoce Ignacio Rodr¨ªguez Temi?o, director del conjunto arqueol¨®gico de Carmona y autor del libro Indiana Jones sin futuro. La lucha contra el expolio del patrimonio arqueol¨®gico. ¡°Es un bien no renovable¡±, a?ade. Rodr¨ªguez aclara que no hacen falta alarmismos, aunque s¨ª define otro problema: ¡°La ley ofrece un marco para intervenir. Pero la lucha contra el expolio nunca ha sido una prioridad. No ha habido ni medios t¨¦cnicos ni voluntad pol¨ªtica¡±.
Desde luego no la hubo, por ejemplo, ante las alarmas de museos y fiscales alemanes ya en 2008 sobre dos decenas de cascos celt¨ªberos que se iban a subastar en su pa¨ªs. Durante a?os, el Ministerio de Cultura hizo o¨ªdos sordos, y el tesoro acab¨® vendido, entre M¨²nich y Londres. ¡°El problema es que ni la c¨²pula ni el pueblo est¨¢n sensibilizados¡±, remata Rodr¨ªguez.
Precisamente all¨ª se halla, seg¨²n los expertos, el otro aliado del expolio. ¡°Tenemos que ver el patrimonio como algo que nos pertenece a todos¡±, sugiere Carmen Marcos, subdirectora del ¡ªtodav¨ªa¡ª cerrado Museo Arqu¨¦ol¨®gico Nacional. Y Elisa de Cabo de la Vega, subdirectora general de Patrimonio Hist¨®rico, remata: ¡°El gran reto es la sensibilizaci¨®n, la mejor arma preventiva¡±. Traducido: m¨¢s educaci¨®n, m¨¢s denuncias, m¨¢s atenci¨®n de autoridades y ciudadanos. Dicho as¨ª, suena f¨¢cil. Y podr¨ªa ser una soluci¨®n.
?Bastar¨¢? Qui¨¦n sabe, la vida no funciona como el Cluedo.
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