Muere el periodista y escritor Manu Leguineche
Fue el gran reportero de conflictos de la prensa espa?ola y autor de numerosos ensayos de pol¨ªtica internacional
Manuel Leguineche (Arrazua, Vizcaya, 1941), fallecido esta ma?ana de una insuficiencia respiratoria en la Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz de Madrid, escribi¨® una vez que la II Guerra Mundial empez¨® en su pueblo, Gernika. La guerra siempre form¨® parte de la vida de este hombre de paz, extraordinario jugador de mus, fundador de dos agencias de prensa, Colpisa y Faxpress, autor de dos decenas de libros y de miles de art¨ªculos, trotamundos empedernido, del Athletic (¡°?Hasta la muerte!¡±), maestro de periodistas (una expresi¨®n gastada y t¨®pica pero que en este caso es totalmente cierta) y uno de los grandes nombres de la prensa espa?ola de todos los tiempos. Manu, como le conoc¨ªa toda la profesi¨®n, pas¨® los ¨²ltimos a?os de su vida recluido en su casa de Brihuega (Guadalajara), enfermo y cansado, entre sus libros y sus recuerdos y en la memoria de todos sus compa?eros.
El velatorio quedar¨¢ instalado este mi¨¦rcoles a partir de las 18.30 en el Tanatorio de San Isidro de Madrid.
Gan¨® todos los premios period¨ªsticos posibles (Premio Nacional, Premio Cirilo, Premio Ortega y Gasset, Medalla de la Orden Constitucional). Sin embargo, su principal legado son los cientos de periodistas que aprendieron el oficio con ¨¦l o con sus art¨ªculos, que heredaron una forma cosmopolita y abierta de contemplar el reporterismo. Dec¨ªa, orgulloso, que El camino m¨¢s corto, su obra maestra en la que relataba una vuelta al mundo en coche, hab¨ªa desatado decenas de vocaciones period¨ªsticas. Nada m¨¢s cierto.
Empez¨® a trabajar en el semanario Gran V¨ªa de Bilbao y se form¨® en una de las mejores escuelas de periodismo, el diario vallisoletano El Norte de Castilla, cuando lo dirig¨ªa Miguel Delibes. Desde muy pronto comprendi¨® que su universo informativo no estaba en la Espa?a franquista, en las carreras delante de los grises, sino en el Tercer Mundo, en el momento de las guerras postcoloniales, pero tambi¨¦n en el nacimiento de decenas de pa¨ªses. Era un mundo lleno de optimismo, de fuerza aunque tambi¨¦n de tragedias y Manu lo cont¨® como nadie.
¡°No tuvimos infancias felices, pero tuvimos Vietnam¡± era una de sus frases favoritas, tomada de los Despachos de guerra, de Michael Herr, a quien trat¨® mucho porque formaban parte de la misma pandilla de periodistas en el Saig¨®n de los ventiladores en el techo del Hotel Continental. Escribi¨® su propio libro sobre aquella locura, La guerra de todos nosotros. ¡°Vietnam fue un cl¨¢sico del periodismo de nuestra ¨¦poca. Ahora te tienes que mover en funci¨®n del mercado. Entonces a m¨ª me cogi¨® esa guerra, y las guerras de Asia, mientras hice el viaje alrededor del mundo, que luego contar¨ªa en el libro El camino m¨¢s corto. En primera persona, all¨ª donde pasaba aquello¡±, dijo a Juan Cruz en una de sus ¨²ltimas entrevistas, en enero de 2007.
Bibliograf¨ªa
El ¨²ltimo explorador. La vida de Wilfred Thesiger (Seix Barral).
Madre Volga (Seix Barral).
Los a?os de la infamia: cr¨®nica de la II Guerra Mundial (Temas de Hoy).
El camino m¨¢s corto (Plaza & Jan¨¦s).
+ El club de los faltos de cari?o, 2007, Seix Barral.
Viaj¨® por los cinco continentes, a decenas de conflictos, desastres, elecciones. A trav¨¦s de sus cr¨®nicas pueden seguirse los principales acontecimientos del siglo XX, desde la guerra de Vietnam o los conflictos indopaquistan¨ªes, hasta las guerras yugoslavas, la ca¨ªda de la URSS o la primera guerra del Golfo. Solo la enfermedad le oblig¨® a quedarse en casa. Manu se perdi¨® la revoluci¨®n digital pero en 1992 cuando recibi¨® el premio Ortega y Gasset, que otorga este diario, ya hizo una reflexi¨®n totalmente vigente sobre los cambios que empezaba a sufrir la profesi¨®n. ¡°Los de la galaxia Gutenberg debemos aprender en estos tiempos a ajustar el tiro, porque la televisi¨®n en directo lo ha trastornado todo... ?Para qu¨¦ repetir lo que ya se ha visto por la CNN? Cada vez pasan m¨¢s siglos entre la retransmisi¨®n de la CNN y tu art¨ªculo en el peri¨®dico, y no digamos, en la revista. Hay que decir adi¨®s a la narraci¨®n escenogr¨¢fica de los hechos, escudri?ar all¨ª donde los objetivos de la televisi¨®n no llegan, describir antecedentes y consecuentes, atm¨®sferas, ambientes secretos¡±.
Manu escribi¨® decenas de ensayos, casi se puede decir que invent¨® un g¨¦nero propio, que mezclaba la narraci¨®n de viajes, el periodismo, la investigaci¨®n y la historia. Tambi¨¦n es un autor de una sola novela,?La tribu, una historia de periodistas en Guinea Ecuatorial durante la ca¨ªda de Mac¨ªas. Contaba con cara de mus y mucha socarroner¨ªa que no se le ocurrir¨ªa volver a intentar meterse en la ficci¨®n. Eso s¨ª, dej¨® una palabra con la que desde entonces se conoce a los enviados especiales: la tribu. Tambi¨¦n dec¨ªa que todos los reporteros sufren las tres D: depresivos, divorciados, dips¨®manos.
El camino m¨¢s corto relata la aventura extraordinaria de unos j¨®venes que decidieron dar la vuelta al mundo al coche (¡°El camino m¨¢s corto para conocerte a ti mismo pasa por dar la vuelta al mundo¡±); Los topos, que escribi¨® junto a Jes¨²s Torbado, es un inmenso reportaje sobre los republicanos que se escondieron durante a?os tras el final de la guerra en cuartos tapiados; El precio del para¨ªso es una investigaci¨®n extraordinaria sobre un espa?ol, superviviente de Mauthausen, que acab¨® en la selva boliviana; Yo pondr¨¦ la guerra es un relato del nacimiento de la prensa sensacionalista. Manu escribi¨® libros sobre Filipinas, Australia, Marruecos, las cruzadas, Hong Kong, Yugoslavia, los golpes de Estado, los hoteles m¨ªticos del mundo, el Volga, los escenarios de la II Guerra Mundial¡ y dos ensayos inclasificables, La felicidad de la tierra?y El club de los faltos de cari?o. Su estilo, ¨¢gil, r¨¢pido, culto, divertido, era inconfundible e inimitable. Desgraciadamente, muchos de ellos, incluido El camino m¨¢s corto, est¨¢n descatalogados.
Suena al momento de las alabanzas, pero todo lo que se escuche de bueno sobre Manu tiene grandes posibilidades de ser cierto: era un hombre generoso (aunque solitario), divertido, siempre dispuesto a recibir a un periodista novato y a enviar postales o botellas de vino a sus amigos. Con motivo del 25 aniversario del premio Cirilo Rodr¨ªguez, Manu Leguineche, ya muy enfermo, recibi¨® un homenaje de sus compa?eros de profesi¨®n como el indiscutible jefe de la tribu. Dijo una gran frase: ¡°Estoy aqu¨ª para demostrar que todas las guerras se pierden¡±. Solo espero que la eternidad sea una interminable vuelta a un mundo en paz (aunque lleno de aventuras). O, incluso mejor, una larga partida de mus en La Alcarria.
El mundo seg¨²n Leguineche
El oficio de contar la vida
La curiosidad del viajero
Encarar la violencia
"Joder, todo, todo ha cambiado. El periodismo ya no es lo que era. ?Ahora los periodistas s¨®lo toman agua! Y, de repente, me doy cuenta de que ya no hace falta ni ir a las guerras, yo que he hecho tantas". (2007)
"Me apasiona el mundo. Siempre tuve esa necesidad de fuga. Conoc¨ª a otras gentes, otros mundos, otras maneras de ser; por eso dec¨ªa que el camino m¨¢s corto para conocerse a uno mismo es dar la vuelta al mundo. Hace a?os tuve una cura de humildad en la estaci¨®n de trenes de Mil¨¢n cuando al bajar le¨ª: 'Todos somos turistas". (2007)
"[En las guerras], con el tiempo desarrollas un sexto sentido, lo que no te garantiza que vayas a estar a salvo. Pero es un fen¨®meno bastante extra?o, intuyes que algo est¨¢ a punto de ocurrir, siempre en los momentos m¨¢s tranquilos. En mi caso, por encima de la seguridad domina la curiosidad". (1994)
"El terrorismo nos ha acompa?ado toda la vida. Terrible, las muertes, la sangre, matar. Como soy un ingenuo tonto, siempre he pensado que viene lo mejor; he visto c¨®mo todas las esperanzas se vienen abajo. Y yo estoy desolado. Yo soy del bando de los desolados". (2007)
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.