La guerra hoy
Catar ha sufragando un informe audiovisual que contiene im¨¢genes desoladoras obtenidas por un fot¨®grafo forense tras desertar del oficialismo en Siria
Sabemos que la guerra en Siria es una guerra de im¨¢genes. Ahora que conmemoramos los 100 a?os de la I Guerra Mundial, merece la pena darse cuenta de c¨®mo ha evolucionado lo que comenz¨® en aquella contienda con la potencia de la fotograf¨ªa y el cine, entonces casi tentativos e incipientes. Al borde del ataque norteamericano sobre Siria con misiles de largo alcance, las evidencias de que las atrocidades cometidas por el bando opositor tampoco ofrec¨ªan una fotogenia admisible para las democracias occidentales, se instaur¨® un limbo salvaje en el que sobreviven los m¨¢s crueles.
Llegados a la conferencia de paz en Montreaux resultaba indefendible que El Asad se sentara a la mesa en posici¨®n de fuerza, con su trono flotando sobre r¨ªos de sangre. Ante el autismo internacional de la canciller Merkel, cuya personalidad geoestrat¨¦gica hay que observarla al microscopio, y una Europa casi reducida a poner las sillas y los vasos como m¨¢xima aportaci¨®n a la resoluci¨®n del conflicto, ha sido Catar el pa¨ªs que ha sacudido la modorra, sufragando un informe audiovisual que contiene im¨¢genes desoladoras obtenidas por un fot¨®grafo forense tras desertar del oficialismo en Siria. En la batalla medi¨¢tica, esos 11.000 asesinatos documentados dejan al r¨¦gimen de Damasco en una posici¨®n asqueante, es decir, en una complicaci¨®n televisiva evidente.
La pen¨ªnsula de Catar recibe un flujo de emigrantes sirios bastante relevante, pero m¨ªnimo en comparaci¨®n a la di¨¢spora de refugiados, mayoritariamente menores de edad, desamparados y olvidados por casi todos, con la excepci¨®n dign¨ªsima de Suecia, ¨²nico pa¨ªs que les est¨¢ ofreciendo residencia y refugio. Puede que el r¨¦gimen termine por sobrevivir en Siria gracias al apoyo s¨®lido de sus aliados y a la divisi¨®n habitual del bando d¨¦bil en todas las guerras civiles, donde los dogmas m¨¢s atroces se imponen a las sutilezas democr¨¢ticas. Pero la persona de Bachar, victorioso resistente en el corto plazo, es posible que se haya convertido en el mayor escollo para que la pol¨ªtica internacional, por zombi que ande, encuentre una soluci¨®n. Todo este tiempo solo ha servido para prolongar la indecencia criminal de esta guerra que mata como las de antes a los de siempre, pese a la retransmisi¨®n diaria y global. Y sin Manu Leguineche para contarla.
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