El miedo
Cuentan que el personal pas¨® mayoritariamente de la mel¨ªflua y servil entrevista en televisi¨®n (o lo que fuera, en cualquier caso teatro cutre) que le hizo Gloria Lomana al ufano timonel de la patria
Ignoro el tiempo que le queda a la prensa escrita y a la agon¨ªa de un ritual matutino que me ayuda a quitarme las lega?as del esp¨ªritu, pero s¨¦ que me faltar¨¢ algo imprescindible en mi existencia el d¨ªa que no pueda acercarme al quiosco (casi todos los compradores bordeamos o hemos superado la tercera edad y puedo apostar con escaso margen de error sobre el peri¨®dico que vamos a llevarnos cada uno de los que estamos all¨ª), coger un ejemplar con razonable mosqueo a que las manos se te pongan negras y en la seguridad de que cuando hayas acabado su lectura r¨¢pida o demorada el papel parecer¨¢ haber sufrido una violaci¨®n, buscar tu rinc¨®n fijo en la cafeter¨ªa e informarte de las noticias del mundo, casi siempre con un rictus.
Ayer, la lectura de este peri¨®dico ten¨ªa pasajes gloriosos. La vi?eta de El Roto (alguien cuyo arte cotidiano destroza la teor¨ªa de que no se puede ser sublime sin interrupci¨®n) muestra a un hombre que lee el peri¨®dico delante de un caf¨¦ y comenta consigo mismo: ¡°Exhiben su patriotismo, que no le interesa a nadie, y ocultan su patrimonio, que nos interesa a todos¡±. Mi consuelo y mi subid¨®n contin¨²an con el excepcional, kamikaze y demoledor art¨ªculo De IVA y vuelta firmado por ese destroyer con causa llamado Eduardo Arroyo. Y en las cartas al director una se?ora cita lo que escuch¨® a una vecina del barrio de Gamonal: ¡°Nos han quitado tanto que han acabado por quitarnos el miedo¡±. Y noto esa sensaci¨®n tan infrecuente de que se me forma un nudo en la garganta (me ocurre con ciertas pel¨ªculas, libros, canciones y a veces en momentos terribles o maravillosos de la vida), de que existe tanta gente acorralada y con escasas cosas que perder y tambi¨¦n otra m¨¢s o menos instalada pero a la que le resulta imposible renunciar a la decencia ni a la mala hostia ante el estado de las cosas.
Cuentan que el personal pas¨® mayoritariamente de la mel¨ªflua y servil entrevista en televisi¨®n (o lo que fuera, en cualquier caso teatro cutre, falso y aburrido) que le hizo Gloria Lomana al ufano timonel de la patria, siguiendo la estrat¨¦gica consigna de que el man¨¢ est¨¢ a punto de llegar. Para todos, como no. A lo mejor, esa chusma a la que han quitado hasta el miedo, le da m¨¢s de un susto al sistema. Dando sin tregua la brasa. Desde la puta calle.
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