Intimidad, grieta, amenaza
Con F¨¦lix Grande desaparece uno de los grandes poetas en castellano del ¨²ltimo medio siglo
Se envejece muy r¨¢pido en Europa. Los barrios / se abalanzan mezcla de buitre y de mendigo, / recitan casa a casa su quebranto, te ponen / en la nariz sus canas, hurgan tu coraz¨®n. Nadie dir¨ªa, a mediados de los sesenta, que estos versos de F¨¦lix Grande, del poema inaugural de M¨²sica amenazada,iban a dibujar tambi¨¦n la Europa en crisis (especialmente la Europa del sur) de la segunda d¨¦cada del siglo XXI. En ese poema y en ese libro, como en tantos otros poemas y libros, F¨¦lix Grande se ocup¨® del mundo. Un mundo filtrado por su intimidad, tamizado por la relaci¨®n con sus seres m¨¢s pr¨®ximos y queridos (Guadalupe Grande y Francisca Aguirre, tambi¨¦n poetas), pero un mundo lleno de grietas y amenazas.
Con F¨¦lix Grande desaparece uno de los grandes poetas en castellano del ¨²ltimo medio siglo. Su obra, que naci¨® con fuertes parentescos con la poes¨ªa quebrada y rebelde de C¨¦sar Vallejo en un libro como Taranto. Homenaje a C¨¦sar Vallejo (escrito a finales de los cincuenta y publicado en 1971), encontrar¨ªa la serenidad meditativa que llegaba de Antonio Machado en el poemario Las piedras (1964). En la d¨¦cada de los sesenta, Grande bebi¨® de la oleada de innovaci¨®n ling¨¹¨ªstica y formal que llegaba de Hispanoam¨¦rica (eran las primeras se?ales del boom), y traz¨® un camino extremadamente personal que nunca abandonar¨ªa: combinar la pulsi¨®n de los cl¨¢sicos con un af¨¢n de experimentaci¨®n con ra¨ªces en la vanguardia. A la sombra de Vallejo se agregar¨ªan ecos de Huidobro, de Neruda, de Cort¨¢zar. En ese ecosistema literario, con las ventanas abiertas a la cultura de la modernidad (pese a la losa del franquismo), al jazz, al blues, a la poes¨ªa y a la narrativa norteamericana, F¨¦lix Grande escribi¨®, en la d¨¦cada, libros imprescindibles: el antes citado M¨²sica amenazada (1966), el libro de poemas en prosa Puedo escribir los versos m¨¢s tristes esta noche (publicado en 1971) y, sobre todo, Blanco Spirituals (1967), una radiograf¨ªa l¨ªrica de la realidad pol¨ªtica, social y cultural de aquellos a?os, abordada con un lenguaje ambicioso, innovador, crudo, casi tremendista. En Blanco Spirituals estaba la Espa?a de la emigraci¨®n interior y el exilio, la m¨²sica cl¨¢sica y el pop y el rock, la protesta por las sevicias de la dictadura, la denuncia de la guerra del Vietnam y la lucha por los derechos civiles en el mundo. Es un cl¨¢sico que hoy, a la luz de la realidad que vivimos, cobra una inquietante vigencia.
Su libro posterior, Las rub¨¢y¨¢tas de Horacio Mart¨ªn (1978), signific¨® un giro hacia la intimidad m¨¢s radical y transgresora. La complejidad emocional de la relaci¨®n amorosa, la indagaci¨®n en la dial¨¦ctica eros-thanatos y la quiebra de las convenciones iban de la mano de un af¨¢n de depuraci¨®n ling¨¹¨ªstica y de ahondamiento en las zonas oscuras de la conciencia. Tras ese libro, que obtuvo el Premio Nacional en 1978, vino un largo silencio que F¨¦lix Grande interrumpi¨® ocasionalmente con la entrega de nuevos poemas en revistas y otras publicaciones. Esa labor fructific¨® en La noria, un libro publicado en 1986 compuesto por poemas que recuperan la sencillez meditativa (y machadiana) de Las piedras y en los que se atempera el impulso rupturista de sus libros anteriores.
Combin¨® la pulsi¨®n de los cl¨¢sicos con la experimentaci¨®n de ra¨ªz vanguardista
Ese impulso volver¨¢ tras la experiencia de una visita, a principios de la primera d¨¦cada de este siglo, a Auschwitz. De la conmoci¨®n producida por tan dura experiencia escribir¨¢ La cabellera de la Sho¨¢ (2010), un aldabonazo a la conciencia contempor¨¢nea con el que cerr¨® la ¨²ltima edici¨®n de Biograf¨ªa (2011) , su poes¨ªa completa y con el que abri¨® nuevos campos al lenguaje po¨¦tico intentando dar expresi¨®n a lo inexpresable. Sus ¨²ltimos a?os han sido especialmente fruct¨ªferos: a La cabellera habr¨ªa que a?adir una pieza narrativa magistral, en la que sabiamente mezcla memoria y ficci¨®n, La balada del abuelo Palancas (2003), y su ¨²ltimo poemario, Libro de familia (2011), una densa recapitulaci¨®n sobre su propia vida, sobre sus pasiones culturales (de Antonio Machado a Bach, pasando por los an¨®nimos del flamenco) y sobre la memoria propia y de sus seres m¨¢s cercanos y queridos. Desubicado generacionalmente y con una fuerte personalidad, F¨¦lix Grande es parte de la estela de nuestros grandes poetas del ¨²ltimo medio siglo: de Rosales (otra de sus devociones) a Gil de Biedma, de Claudio Rodr¨ªguez a Jos¨¦ Hierro o Jos¨¦ ?ngel Valente.
¡®Dame ung¨¹ento de carne, Loba¡¯ (de ¡®Las rub¨¢iy¨¢tas de Horacio Mart¨ªn)
La prisa despareja con que miro tu piel
la premura apretada con que altero tu cuerpo
y este desasosiego en que empapo mi lengua
para hablarle a tu carne y lamer a tu voz
son como ¨¢vidas gotas de esta?o compasivo
que busca aminorar las grietas de la muerte
La planta de la edad nos chupa nuestros d¨ªas
abri¨¦ndose como una flor negra, abominable
y en este esplendor de hoy se oculta la simiente
de una desposesi¨®n calcinada y perversa
como la del desierto En el calcio del tacto
hay una lenta caries que nos invade desde
el fin aterrador del tiempo y de la vida
Presuroso y perdido unto en m¨ª tu persona
y soy un bulto de hombre y de loco y de perro
que corre por tu cuerpo y a la vez por un t¨²nel
despavoridamente lamiendo las tinieblas
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