El ¨²ltimo ciudadano de la RDA regresa a Berl¨ªn
El pintor chileno Roberto Y¨¢?ez visita Alemania para exhibir su obra y recordar su origen en la antigua capital alemana dividida
Si una gitana dejara a un lado su milenaria habilidad de descubrir, en la palma de las manos de sus clientes, el destino que les depara la vida y se dedicara a investigar el estado de salud del alma del ser humano, tan solo con estudiar las huellas que deja la vida en el rostro humano, llegar¨ªa r¨¢pidamente a la conclusi¨®n de que Roberto Ya?ez, un pintor, m¨²sico y poeta, nacido hace 38 a?os en Berl¨ªn Este y que se hizo adulto en Chile, el pa¨ªs donde naci¨® su padre, arrastra un pesado lastre que estuvo a punto de convertirlo en una escoria humana.
Roberto Ya?ez, es cierto, es due?o de un rostro que nunca parece expresar satisfacci¨®n, alegr¨ªa o tranquilidad. Su cara es el espejo de una vida cargada de tormentos y que, posiblemente, se iniciaron cuando sus padres se vieron obligados, en un lejano mes de marzo de 1990, a abandonar el para¨ªso socialista, que supuestamente era la Rep¨²blica Democr¨¢tica alemana para volar a Santiago, capital de Chile.
Roberto Ya?ez ten¨ªa 15 a?os cuando su mundo feliz se derrumb¨®. El 9 de noviembre de 1989, el infame Muro de Berl¨ªn fue derribado por una revuelta popular y esa noche, sus abuelos, Margot y Erich Honecker se fueron a la cama creyendo que la RDA aun pod¨ªa seguir existiendo. Al d¨ªa siguiente, Margot y Erich, se despertaron convertidos en criminales.
Despu¨¦s de vivir 23 a?os en Santiago, primero con su madre Sonja, la hija predilecta de Erich Honecker y m¨¢s tarde en la casa de su famosa abuela en el barrio de La Reina en Santiago, Roberto Ya?ez regres¨® hace unos meses a Berl¨ªn para presentar una exposici¨®n de sus cuadros, leer poemas de su ¨²ltimo libro y participar en el rodaje final de un documental de la cadena regional de televisi¨®n MDR, emitido el 10 de noviembre pasado.
La presencia del nieto de Honecker en Berl¨ªn, como era de esperar, despert¨® la curiosidad de la prensa, que ofreci¨® una amplia informaci¨®n sobre la vida y milagros del ¡°ultimo nieto de la RDA¡± como fue bautizado con un cierto dej¨® de iron¨ªa, pero tambi¨¦n la cobertura period¨ªstica sirvi¨® para que le exposici¨®n, que se inaugur¨® en una conocida galer¨ªa de Berl¨ªn, culminara con un ¨¦xito de ventas.
Bajo un t¨ªtulo apropiado a la vida del pintor Metamorfosis, la galer¨ªa vendi¨® 13 cuadros en la primera noche, un raro ¨¦xito comercial en un mundo caracterizado por la agon¨ªa de los pintores desconocidos que desean conquistar el mundo con sus obras de arte. Roberto Ya?ez, a pesar de su biograf¨ªa, era un perfecto desconocido en Berl¨ªn, pero la cobertura period¨ªstica lo convirti¨® en una ef¨ªmera estrella medi¨¢tica, un artista que naci¨® y creci¨® rodeado de los lujos de la nomenclatura comunista y que encontr¨® su propio infierno en Chile.
Gracias a la cobertura period¨ªstica, los lectores pudieron descubrir que el famoso nieto de Honecker hab¨ªa sucumbido en Chile al peso del apellido, pero tambi¨¦n a los desaf¨ªos que impone la vida a un joven, que vivi¨® los primeros 15 a?os de su vida, rodeado de lujos, privilegios y amparado por la seguridad que rodeaba al abuelo y que le impidi¨® conocer la otra cara del socialismo real.
Despu¨¦s de terminar la ense?anza media en Santiago, el joven busc¨® su rumbo en el mundo hippie y no tard¨® en sucumbir al encanto de las drogas. Una sobredosis de LDS lo llev¨® al hospital donde permaneci¨® tres meses y marc¨® el comienzo de una larga terapia que duro m¨¢s de diez a?os. Los privilegios del apellido materno le ayudaron a viajar a Cuba, donde descubri¨® que el arte, como dec¨ªa Antonin Artaud, le podr¨ªa ayudar a salir del infierno. Fue entonces cuando se dedic¨® a pintar.
Los cuadros de Roberto Ya?ez, donde abundan las figuras c¨®smicas, tienen una clara inspiraci¨®n surrealista y est¨¢n marcados por las t¨¦cnicas del cubismo y tienen alguna reminiscencia de Dal¨ª y Marx Ernst. Pero en todos, el pintor intenta buscar un camino para aplastar los demonios que marcaron su juventud en Chile y su lenta traves¨ªa para escapar del infierno de las drogas.
¡°La inauguraci¨®n fue un gran ¨¦xito para Roberto. Mucha gente vino atra¨ªda por lo que hab¨ªan le¨ªdo en la prensa, pero quedaron sorprendidos por la calidad de su pintura¡±, dijo Hannah Linder, una ejecutiva de la Galeria Kornfeld, al comentar el estreno en sociedad del nieto de Eich Honecker. ¡°?l ha tra¨ªdo a Berl¨ªn una forma nueva de pintura t¨ªpicamente sudamericana y que sorprende por su calidad. El ¨¦xito no es gratuito y tampoco tiene que ver con su apellido¡±.
Roberto Ya?ez regres¨® a Santiago. Durante su breve estancia en Berl¨ªn, visit¨® los lugares donde fue feliz. La casa de Wandlitz, por ejemplo, donde viv¨ªan sus abuelos. Todos los fines de semana, un coche oficial recog¨ªa a la familia y la llevaba al complejo donde viv¨ªan los jerarcas del r¨¦gimen. En Wanbdlitz, el ni?o logr¨® acabar con la apat¨ªa emocional del viejo dictador para convertirlo en un anciano humano y cari?oso, pero ¨¦l mismo se convirti¨® en un ni?o malcriado y caprichoso, como revel¨® Lothar Herzoz, ex mayordomo del dictador, en un libro reciente.
Aunque la visita de Ya?ez en Berl¨ªn estuvo marcada en gran parte por el arte, el pintor no pudo escapar a la saga pol¨ªtica de sus famosos abuelos. ¡°Es bueno que ya no exista el Muro y que la gente se pueda mover libremente¡±, dijo, al ser interrogado por una periodista de la agencia DPA. ¡°?l tuvo su vida y yo soy otra persona¡±, a?adi¨® al referirse a su famoso abuelo.
El pintor cuando est¨¢ en Santiago vive en casa de su abuela con quien ya dejo de hablar de pol¨ªtica. Aun as¨ª, el pintor mantiene una estrecha relaci¨®n con ella y procura mantener una vida familiar normal. Pero el pasado sigue presente en su vida, una herencia que le ha convertido, como el mismo confes¨® ante las c¨¢maras de la cadena regional MDR, en el ¡°¨²ltimo ciudadano de la RDA¡±.
Babelia
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