Cine latinoamericano, capital Berl¨ªn
El festival se convierte en trampol¨ªn de pel¨ªculas argentinas, peruanas, mexicanas, espa?olas y brasile?as, entre ellas los nuevos trabajos de Claudia Llosa y Diego Luna
Un d¨ªa de cine latino en la Berlinale. De las tres pel¨ªculas a concurso ayer, dos ten¨ªan producci¨®n hispana. La peruana Claudia Llosa, autora de una de ellas, No llores, vuela, ya sabe lo que es triunfar en Berl¨ªn: con su anterior largometraje, La teta asustada, gan¨® el Oso de Oro en 2009 y fue candidata a los Oscar. Ahora Llosa ha rodado en Canad¨¢, con Jennifer Connelly, M¨¦lanie Laurent y Cillian Murphy, en ingl¨¦s, pero con un presupuesto 80% espa?ol. La otra pel¨ªcula protagonista ayer en el festival fue La tercera orilla, de la argentina Celina Murga, que cuenta con un t¨ªtulo de cr¨¦dito de esos por los que se pelear¨ªa cualquier director, y que hacen salivar a los espectadores: ¡°Productor ejecutivo: Martin Scorsese¡±.
Adem¨¢s, en la Berlinale siguen las proyecciones de la pel¨ªcula brasile?a Praia do futuro, de Karim A?nouz, que el martes debut¨® en la competici¨®n sin acabar de convencer. Mucho mejor le ha ido a ?rtico, del director espa?ol Gabriel Vel¨¢zquez, que en la secci¨®n Generation deja estos d¨ªas buena huella gracias a su vuelta a sus dos temas favoritos: los adolescentes conflictivos y la familia.
En realidad, la familia parec¨ªa el leitmotiv de ayer en la Berlinale. Con No llores, vuela, Llosa vuelve al lugar del crimen. Este festival la catapult¨® en 2009, y logr¨® que ayer pudiera presentar otro de sus dramas, aunque hipervitaminado. Prosigue con los paisajes desolados, aunque, como la misma cineasta afirma, ¡°he salido de mi zona de confort¡±. Ahora la desolaci¨®n es helada, fr¨ªa, y la historia transcurre en dos ¨¦pocas, aunque en el mismo lugar hostil: el norte de Canad¨¢. La acci¨®n avanza en ambos tiempos: por un lado est¨¢ Nana (Jennifer Connelly), que intenta sobrevivir con dos hijos, el peque?o con una enfermedad degenerativa que podr¨ªa curar un famoso curandero; por otro, el hijo mayor (Cillian Murphy), cetrero de profesi¨®n, intenta desembarazarse de la presencia de una periodista (M¨¦lanie Laurent), que desea indagar en su pasado y en su madre. ¡°Me interesa mucho el lado primario de los seres humanos, ese bullir que estalla, que normalmente acallamos. Por ejemplo, el grito de una madre dolida. Cuando no encontramos respuestas como personas, buscamos alternativas, y as¨ª surge lo sagrado¡±, explica Claudia Llosa.
Una adolescencia brutal
Cuando el salmantino Gabriel Vel¨¢zquez acab¨® Iceberg, sinti¨® que le faltaba algo. As¨ª que tras el recorrido festivalero pens¨®: "Voy a hacer otra pel¨ªcula". Y ahonda: "Pod¨ªa cerrar mi trilog¨ªa sobre la familia, que arranqu¨¦ en Amateurs, pod¨ªa rodar en menos tiempo ¡ªhe hecho ?rtico en tan solo dos semanas¡ª, quer¨ªa resucitar algo del cine quinqui de los ochenta, que me marc¨® tanto". Volvi¨® a dos personajes secundarios que aparec¨ªan en Iceberg, los dos malotes, escogi¨® a otras dos chicas ¡ªcomo es habitual en Vel¨¢zquez, ha elegido a personas que nunca hab¨ªan actuado, cercanas en experiencias a sus personajes¡ª. ?rtico habla de adolescentes con hijos, de chavales que sienten c¨®mo sus vidas se hunden sin trabajo, sin salidas econ¨®micas, que esos cr¨ªos les van a lastrar, en la Espa?a rural, profunda. "Investigu¨¦ mucho sobre beb¨¦s abandonados, sobre reci¨¦n nacidos arrojados a r¨ªos. Claro que existe. Y aumentar¨¢ con la nueva ley del aborto. Qu¨¦ esperamos de alguien que tiene un hijo que no quiere: pues dos desgraciados. Tienes 17 a?os, te quieres comer el mundo y un cr¨ªo es el ¨²ltimo de los planes. Me gustaba reflexionar sobre c¨®mo la familia no es tan fundamental como hace 30 a?os. Y sin embargo¡ estos chavales sin educaci¨®n, sin familias que les aten y les reconduzcan, se pierden. No hay n¨²cleo, no hay lazos, hay descarrilamiento. Esto ir¨¢ a peor con los recortes en educaci¨®n, con las nuevas pol¨ªticas sociales".
No le interesan los milagros ¡ªen la pel¨ªcula no se ven las curaciones¡ª, sino ¡°esa necesidad de atribuir poderes extraordinarios a hechos ordinarios¡±. De ah¨ª la peque?a aproximaci¨®n que aparece en el filme sobre el arte: ¡°Porque el primer arte lo iniciaron artistas que cre¨ªan en lo que imaginaban, por tanto era m¨¢gico. Para m¨ª no hay nada m¨¢s m¨¢gico que el canto de una madre arrullando a su hijo, que parece el canto de un cham¨¢n¡±. No llores, vuela habla tambi¨¦n de la maternidad. ¡°Mi protagonista debe alejarse de la luz, dejar atr¨¢s a los hijos para llegar a otro lado¡±, apunta la directora. Es curioso: el personaje masculino, como pocas veces se ve en el cine, vive a remolque de las decisiones de los femeninos. ¡°Me gusta la idea de que en realidad importen y a la vez no el g¨¦nero de ellos. No me preocupa el cable de electricidad, yo lo que quiero es que pase y se encienda la luz¡±. Aunque hubo aplausos en el pase, la pel¨ªcula no acab¨® de convencer a los cr¨ªticos: el riesgo de la apuesta dej¨® un poco fr¨ªos a los espectadores de la Berlinale.
En cambio, la argentina Celina Murga sali¨® muy bien parada de las proyecciones de La tercera orilla. ¡°Para m¨ª es el final de un ciclo. He estado seis a?os con la pel¨ªcula, pero los parones que he tenido nunca han sido en balde, sino que han formado parte del proceso madurativo¡±. Hace cinco a?os, Murga recibi¨® una beca para asistir en dos temporadas al rodaje de Shutter Island, y Martin Scorsese se convirti¨® en su tutor. ¡°?l me ayud¨®, me gui¨®, me anim¨®¡±. De ah¨ª que acabe apareciendo como productor ejecutivo en una pel¨ªcula que habla¡ sobre la familia. Si en Una semana solos la trama estaba marcada por la ausencia de progenitores, en La tercera orilla Murga entra en la omnipresencia, en el peso excesivo de ciertos padres que marcan a sus hijos e incluso a sus nietos. Hasta el estallido final o el derrumbamiento progresivo. ¡°Sali¨® as¨ª, aunque es cierto que me interesa c¨®mo el cine puede tratar ese c¨ªrculo cerrado en el que importan los v¨ªnculos, el sitio inicial en el que te construyes como persona¡±.
Con la de Murga, ha habido ya en esta edici¨®n dos filmes argentinos a concurso. ¡°De 20 a?os hasta aqu¨ª es cierto que nos hemos consolidado. Lo que parec¨ªa una moda, m¨¢s all¨¢ de los altibajos, se ha convertido en una realidad, y no es casual que haya en todos los festivales grandes alg¨²n t¨ªtulo argentino a concurso, gracias a una diversidad de miradas y de est¨¦ticas. Bueno, y por la fusi¨®n de varias generaciones de creadores¡±. Todo lo anterior es cierto, pero a Murga la Berlinale, y la fuerza de su tercer largometraje, La tercera orilla, le acaba de colocar entre los l¨ªderes de la nueva hornada.
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Babelia
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