Los premios Oscar se despiden del celuloide
Esta 86? edici¨®n, que se celebra el domingo, de los premios es la ¨²ltima con mayor¨ªa de pel¨ªculas filmadas en rollos Los estudios de Hollywood abandonan el celuloide en pos de ¡®bytes' y minidiscos duros para almacenar los largometrajes
Pues se acab¨®. Lo que quede a partir de ahora ser¨¢n solo coletazos de un tiempo pasado, cantos al viento en a?oranza por un formato que va a desaparecer en dos o tres a?os. Para algunos ha sido un alivio; para otros, una reconversi¨®n industrial que les ha dejado en manos de terceras empresas a las que les han pedido el pr¨¦stamo; para unos terceros, un cambio radical en su manera de rodar, de plasmar lo que ocurre delante de la c¨¢mara. Los Oscar 2013 son los ¨²ltimos en los que habr¨¢ una mezcla de largometrajes rodados y proyectados tanto en pel¨ªcula tradicional como en digital. Es m¨¢s, ?tiene sentido a partir de ahora usar la palabra filme?
Vayan por delante un par de consideraciones: lo que se proyecta en los cines en Espa?a donde a¨²n hay salas con viejos proyectores ya no era pel¨ªcula en celuloide, sino en mylar, un derivado del poli¨¦ster. Pero a¨²n hay directores que ruedan en celuloide: pocos, porque para los presupuestos espa?oles es mucho mejor usar una c¨¢mara digital que permite grabar y grabar y grabar¡ Dos extremos opuestos de pel¨ªculas de autor rodadas con muy muy poco dinero: mientras que Los ilusos, de Jon¨¢s Trueba, se film¨® con colas de celuloide sobrante, ?rtico, de Gabriel Vel¨¢zquez, us¨® una c¨¢mara de 4K. M¨¢s all¨¢ de su calidad, el uno apur¨® los ¨²ltimos restos del material mientras que el otro pudo ¡ªgracias a la potencia de almacenaje digital¡ª realizar en la mesa de montaje zooms ¡ªal estilo de lo que hicieron Harry Savides y Sofia Coppola en The bling ring¡ª que con celuloide eran imposibles.
Sin embargo, las majors ya est¨¢n en otro nivel. Paramount y Fox ya avisaron: se acab¨® la distribuci¨®n de pel¨ªculas en celuloide, ahora todo se har¨¢ en dcp (digital cinema package), un peque?o disco duro port¨¢til. En Estados Unidos casi todas las salas ya est¨¢n digitalizadas, solo quedan algunos peque?os cines. El pistoletazo de salida lo dio James Cameron con Avatar y oblig¨® a todo el mundo a acelerar: si quer¨ªas su pel¨ªcula, solo exist¨ªa en copia digital. En Europa nos quedan dos o tres a?os. Se acabaron las pesadas bobinas, ahora todos con un elegante y bonito minimalet¨ªn. En Espa?a 2014 ser¨¢ el a?o de apag¨®n anal¨®gico, y cuando acabe la temporada quedar¨¢n pocas salas con un viejo proyector.
M¨¢s a¨²n, los grandes festivales, como Cannes, San Sebasti¨¢n o Berl¨ªn, ya han cubierto su primera edici¨®n con proyecciones solo digitales, salvo en alguna retrospectiva ¡ªno todas las viejas pel¨ªculas aun sido remasterizadas¡ª.
Entonces, ?abrazamos la nueva tecnolog¨ªa con la pasi¨®n de los nuevos convertidos? ?De verdad hay algo malo en el digital? S¨ª, hay elementos perturbadores, y no est¨¢ de m¨¢s recordarlos. Primero, el econ¨®mico. Para los distribuidores el ahorro es brutal: de 1.200 euros por copia a 100. Pero los exhibidores, en un momento de crisis y m¨¢s a¨²n en Espa?a, donde se suma recesi¨®n econ¨®mica con ca¨ªda de espectadores, han tenido que pagar de su bolsillo car¨ªsimos nuevos proyectores digitales. Como muchos no ten¨ªan el dinero, se han visto abocados a pr¨¦stamos y leasings de terceras empresas que de esa manera tienen cierto poder sobre lo proyectado ¡ªun dato nada banal¡ª. Y ese desembolso incide, por cierto, en la gran batalla de la industria: la rebaja de precios. Un exhibidor aseguraba hace poco que por si fuera poco, hay salas que han decidido no reconvertirse: cuando se acabe la proyecci¨®n digital cierran. Y por eso ¡ªal ahorrarse ese coste¡ª ellos s¨ª pueden bajar much¨ªsimo el precio de las entradas: morir matando. Y ya veremos c¨®mo afrontan los exhibidores digitalizados la obsolescencia programada de sus proyectores, cuando lleguen r¨¢pidas y mejores actualizaciones que les obliguen a desembolsos en software o hardware. O cuando se radicalice la opci¨®n ¡°proyecci¨®n a m¨¢s velocidad¡±: ?24 fotogramas por segundo? ?Ahora 48 como El hobbit? ?Esa es la nueva revoluci¨®n?
Segundo, el art¨ªstico. Y aqu¨ª entran los Oscar. Si durante varios a?os hubo una estatuilla para la direcci¨®n de fotograf¨ªa en blanco y negro, y otra para la de en color, ?no deber¨ªa de haberse empezado desde hace unos a?os a realizar lo mismo con la fotograf¨ªa anal¨®gica y la digital? Aunque la mayor parte del p¨²blico a veces no notemos la diferencia, los especialistas s¨ª, y lo comentan. Ya no hablamos de mala calidad como la que daba a inicios del siglo XXI el video de alta definici¨®n, sino de pel¨ªculas filmadas a 4K, una capacidad brutal de almacenaje. Y a¨²n as¨ª, se nota: en el 3D, con esas sensaciones de planos sobre planos, fondos que en anal¨®gico se ven estupendos y que en digital aparecen mortecinos. Puede que eso dependa de la solvencia del director de fotograf¨ªa, puede, que a¨²n no sabe trabajar con la nueva tecnolog¨ªa. Tambi¨¦n es cierto, que por muy puristas que nos pongamos, ya no hay pel¨ªculas puramente anal¨®gicas: todo el mundo anal¨®gico escanea el negativo del celuloide, monta en un ordenador, y vuelve a transferirlo a filme. Bueno, no todos, queda Ken Loach. ¡°El celuloide tiene algo m¨¢gico que en el digital desaparece¡±, dec¨ªa hace 15 d¨ªas en Berl¨ªn. De su nueva pel¨ªcula, Jimmy¡¯s Hall, explicaba c¨®mo la vieja tecnolog¨ªa le jug¨® una mala pasada y c¨®mo le salv¨® la productora Pixar, empresa digital donde las haya: ¡°Rodamos en pel¨ªcula de 35 mil¨ªmetros y mont¨¦ con ella, algo que ya nadie hace porque la edici¨®n se realiza hoy en d¨ªa en AVID. Eso significa que ¨¦ramos los ¨²ltimos involucrados en un proceso parecido, que ya nadie nos pod¨ªa suministrar material. Y justo pas¨® eso: nos quedamos sin la cinta que se usa para marcar los sonidos. La noticia salt¨® a las redes sociales y desde Pixar nos enviaron esa cinta, y un dibujo. Fueron muy amables¡±.
Volviendo a los Oscar. A finales de 2013, en la web IndieWire, Jamie Stuart desmenuzaba y analizaba este cambio, y reflexionaba sobre las grandes pel¨ªculas de la temporada. Se han rodado con celuloide 12 a?os de esclavitud, A prop¨®sito de Llewyn Davis, La vida secreta de Walter Mitty y Capit¨¢n Phillips. En digital, Cuando todo est¨¢ perdido, Gravity, Her y Nebraska. Para El lobo de Wall Street, Martin Scorsese y su director de fotograf¨ªa, Rodrigo Prieto, optaron por el celuloide la mayor parte del tiempo, y por una c¨¢mara digital Alexa en las secuencias nocturnas o de poca luz. Y se nota: la fluidez de movimientos cambia de un plano a otro cuando cambia el sistema de almacenamiento ¨Cacostumbr¨¦monos a la palabra: ya no se filma o rueda, se almacena en bytes-.
Todo lo anterior no deja de ser un repaso de tiempos pasados. S¨ª, porque no hay ninguna batalla que dar. El cine es, ser¨¢ digital antes o despu¨¦s. Y usted, lector, est¨¢ leyendo esto en un artefacto digital.
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