Vagabundas y vagabundos
Las T de Teatre triunfan en el Romea con 'Dones com jo', una comedia amarga de Pau Mir¨® En el Lliure, Xicu Mas¨® dirige 'L¡¯encarregat',una estupenda puesta de 'El portero', de Pinter
1. Dec¨ªa el otro d¨ªa que una de las cosas que m¨¢s admiro de las T de Teatre es su voluntad de no repetir lo andado y ¡°pedir funciones¡±, como las actrices de antes, a los autores que m¨¢s les atraen. La lista es larga, pero los senderos inesperados comenzaron en 2007 con Com pot ser que t¡¯estimi tant (C¨®mo puedo amarte tanto), de Javier Daulte, un sorprendente thriller que parec¨ªa una pieza de Jardiel contada por Brian de Palma, y siguieron con dos felices zambullidas en el mundo de Alfredo Sanzol: Delicadas (2010), aquel maravilloso ¨¢lbum de fotos en blanco y negro que cobraban vida y color, y Aventura (2012), extra?a y espl¨¦ndida pieza sobre el ¡°estado de crisis¡±, con personajes ¡°que acaban haciendo cosas que no har¨ªan nunca¡±. Ahora le han encargado una comedia a Pau Mir¨®, con la que el dramaturgo cierra una trilog¨ªa: tras abordar la deriva adolescente en Un refugi indie y el p¨¢ramo vital de un grupo de sesentones en Els jugadors, ambas de 2012, Dones com jo (mujeres como yo), que Pau Mir¨® dirige (formidablemente) en el Romea, retrata a un cuarteto de amigas que frisan la cincuentena o acaban de caer, literalmente, en ella. El camino es nuevo y arriesgado porque, aunque la funci¨®n comparte temas y tonos con Aventura (la crisis sigue mandando), arroja un balance m¨¢s claustrof¨®bico y amargo; retoma tambi¨¦n uno de los ejes de Els jugadors(la adicci¨®n al riesgo, el ponerse en peligro para escapar de vidas asfixiadas), pero la melancol¨ªa acaba siendo su nota dominante.
Las protagonistas de Dones com jo (2014), escritas a la medida de sus int¨¦rpretes y, por tanto, muy bien diferenciadas, son cuatro mujeres sin nombre, al borde de la invisibilidad: la Arquitecta, la Arque¨®loga, la Profesora, la Bi¨®loga. Ni siquiera esos apelativos designan ya nada, pues las cuatro han perdido sus trabajos, sus antiguas identidades. ¡°No volver¨¦ a encontrar un trabajo que valga la pena¡±, dice la Arque¨®loga. ¡°Nunca lo tuve f¨¢cil, pero jam¨¢s imagin¨¦ que las cosas se complicar¨ªan tanto¡±. La Arquitecta (?gata Roca) pas¨® a trabajar en una tienda de ropa. La Arque¨®loga (Marta P¨¦rez) limpia ahora escuelas y domicilios. La Bi¨®loga (Mamen Duch) se gana la vida en un peaje de autopista. Y a la Profesora (Carme Pla) acaban de despedirla ¡°porque sobran maestros¡±.
La Arquitecta es un personaje que parece escapado de las p¨¢ginas de Desconocidas, de Modiano. Casada y con hijos, una noche hace algo que no puede contar. Abandona luego su casa y se esconde en el despacho de un abogado muerto, en un barrio ¡°donde las farolas parecen dar menos luz¡±. Sus amigas acuden al rescate, pero ella no quiere ser rescatada. Solo quiere ¡°borrarse del mundo¡±, beber bourbon, comer pizzas de madrugada, mientras ve por televisi¨®n antiguas victorias futbol¨ªsticas, y durante el d¨ªa trata de rastrear una posible historia de amor entre los papeles de la madre del abogado hallados en una vieja maleta. La Bi¨®loga quiere saltar al coche rojo de un ucranio que par¨® en su peaje y volar lejos y juntos, pero tiene miedo. La Profesora, la m¨¢s furiosa de las cuatro, no soporta su vida, odia a sus alumnos adolescentes, pero sabe que les echar¨¢ de menos, y acaba de descubrir el bourbon y otros lenitivos. La Arque¨®loga est¨¢ harta de sufrir constantes humillaciones en sus entrevistas de trabajo y harta de fregar pisos de ricos, y cada ma?ana practica yudo ¡°porque es gratis y desarrolla la flexibilidad y la tolerancia al dolor¡±.
Pau Mir¨® atrapa muy bien esa ferocidad, ese glorioso salvajismo femenino, desatado por un pastel m¨¢gico
Mujeres solas, a la deriva, pero que siguen estando juntas, siguen apoy¨¢ndose, aferr¨¢ndose a esperanzas m¨ªnimas, mientras poco a poco, entre frases sard¨®nicas y confesiones en penumbra, van surgiendo las compulsiones secretas y se abre paso el anhelo de volver a hacer lo que hicieron una vez, al final de una escapada, cuando eran j¨®venes y locas y salvajes. Pens¨¦ en Modiano y luego en Marguerite Duras cuando clamaba ¡°que le monde aille ¨¤ sa perte¡±, porque Mir¨® atrapa muy bien esa ferocidad, ese glorioso salvajismo femenino, desatado, como en los mejores cuentos, por un pastel m¨¢gico, y no cuento m¨¢s. Hay otra idea, aparentemente lateral, que tambi¨¦n me parece muy sugestiva: la narraci¨®n incompleta de las cartas y diarios de la madre del abogado muerto. Faltan p¨¢ginas para que adquiera sentido el relato que la Arquitecta quiere atrapar (y que la Profesora cree vislumbrar on¨ªricamente), y con esa ausencia Mir¨® parece querer decirnos que no solo el futuro se ha adelgazado b¨¢rbaramente, sino tambi¨¦n el pasado y sus mitos, que parec¨ªan mullidos como una almohada donde seguir so?ando. Queda el presente, con todas sus aristas y con su poca luz; ese presente, como cantaba Miossec (hoy est¨¢ visto que tengo el d¨ªa franc¨¦s) donde ¡°tout luit, tout brille, mais rien ne br?le¡±, y si no son posibles ya los incendios, quiz¨¢s puedan calentarse con la peque?a fogata de un concurso de baile en un centro de barrio, con mallas robadas, coreograf¨ªas de juventud y una canci¨®n de entonces.
Quiz¨¢s Dones com jo no sea tan redonda como Els jugadors, pero a m¨ª me ha parecido igualmente poderosa y verdadera. Y las cuatro actrices de T de Teatre siguen estando estupendas, como siempre.
2. Nunca me ha vuelto loco El portero (The Caretaker, 1959), la obra que lanz¨® a Pinter (de esa ¨¦poca prefiero The Birthday Party, The Dumb Waiter y la brutal e inestrenada aqu¨ª The Hothouse), pero siempre vuelvo a verla para escuchar de nuevo su fraseo ar¨¢cnido, y porque el personaje de Aston, el hermano mayor, me parece uno de los m¨¢s conmovedores de su teatro. Y porque es un fest¨ªn para los actores, claro. Xicu Mas¨® la ha dirigido soberbiamente en el Lliure, en ¨®ptima versi¨®n catalana (L¡¯encarregat) de Ernest Riera, y montaje fidel¨ªsimo, que cambia tan solo las localizaciones y los nombres de los personajes. Los tres actores me parecieron formidables. Albert P¨¦rez defiende con u?as y dientes el inc¨®modo rol de Daunis (antes Davies), el vagabundo pelmazo e insidioso, y Marc Rodr¨ªguez clava el inquietante perfil de Miki (antes Mick), que usa las palabras como el calamar su tinta, pero quien se lleva el gato al agua es Carles Mart¨ªnez como Anton (antes Aston), en un trabajo superlativo con la dulzura desolada del mejor Antonio Casal, y que te parte el alma con el famoso mon¨®logo de la confesi¨®n: he visto muchas veces El portero, pero nunca mejor servido que por este actor. ?Para cu¨¢ndo The Hothouse?
Dones com jo. De Pau Mir¨®. Int¨¦rpretes: Mamen Duch, Marta P¨¦rez, Carme Pla, ?gata Roca. Teatre Romea. Barcelona. Hasta el 16 de marzo.
L¡¯encarregat. De Harold Pinter. Direcci¨®n: Xicu Mas¨®. Int¨¦rpretes: Carles Mart¨ªnez, Albert P¨¦rez, Marc Rodr¨ªguez. Teatre Lliure. Barcelona. Hasta el 16 de marzo.?
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