Ivan Nagy, bailar¨ªn, core¨®grafo y director de ballet h¨²ngaro

El pasado d¨ªa 22 mor¨ªa repentinamente en Budapest el exbailar¨ªn, core¨®grafo y director Ivan Nagy. Hab¨ªa vuelto a su patria natal llamado recientemente por el Ministerio de Cultura h¨²ngaro para asumir la direcci¨®n del Ballet Nacional de la ?pera de Budapest, su casa originaria y donde hab¨ªa estudiado desde la edad de siete a?os; Nagy no hab¨ªa vuelto a Hungr¨ªa desde que logr¨® salir hacia Occidente en 1966.

Ivan Nagy naci¨® en Debrecen el 28 de abril de 1943 y tom¨® las primeras clases de ballet con su madre, que viendo las aptitudes del ni?o, lo llev¨® a una prueba de admisi¨®n de la Escuela Acad¨¦mica de la ?pera Estatal de Budapest, donde es enseguida admitido con una beca especial. All¨ª estudia nueve a?os antes de integrarse en la plantilla de la compa?¨ªa titular h¨²ngara, y sus principales mentores fueron Ir¨¦n Bartos y la primera bailarina sovi¨¦tica Olga Lepechinskaia (1916-2008), que le instruy¨® entre 1951 y 1959; en los tiempos de estrechos lazos entre Mosc¨² y Budapest esta maestra viajaba frecuentemente a Hungr¨ªa y tutelaba all¨ª la did¨¢ctica del ballet, esmer¨¢ndose en perfilar las dotes art¨ªsticas del joven.

Ivan entr¨® en la ?pera de Budapest en la temporada 1960- 1961 y en 1965 es enviado como participante oficial h¨²ngaro al Concurso de Ballet de Varna (Bulgaria), donde gana la medalla de bronce. En el jurado estaba Frederic Franklin, entonces director del Ballet de Washington, que lo invita a viajar a Estados Unidos, pero primero aparece en el cuerpo de baile del filme de 1966 donde Margot Fonteyn y Rudolf Nureyev bailan El lago de los cisnes.

En los setenta se instal¨® con su esposa en la isla de Mallorca

Tras su paso por Washington, Nagy es contratado en 1968 para la temporada de primavera del New York City Ballet, con gran acogida por la cr¨ªtica y el p¨²blico que valoran ya sus proporciones y su nobleza, entrando ese mismo a?o en el American Ballet Theatre como primer bailar¨ªn, donde se mantiene hasta su prematuro retiro en 1978. Como partenaire, adem¨¢s de ocasionalmente bailar con la propia Fonteyn y con Carla Fracci, se lo disputaban las mejores bailarinas de su tiempo: Cynthia Gregory (con la que apareci¨® en muchos ballets, como Ga?t¨¦ parisienne e Intermezzo), Gelsey Kirkland, Eleonor d¡¯Antuono (con la que hizo Cuentos de Hoffmann) o Natalia Makarova (que hicieron un d¨²o legendario en La bayadera, Lago de los cisnes, La fille mal gard¨¦e o Giselle, de quien fue pareja esc¨¦nica desde el hist¨®rico debut de la rusa en este papel en suelo norteamericano).

En Valldemossa compraron una casa y abrieron una escuela de danza

En 1976 se public¨® un libro (y se hizo un documental) que quisieron tener todos los estudiantes de ballet: In a rehearsal room [En la sala de ensayos] con Gregory y Nagy. Dos a?os despu¨¦s, en su esplendor, Nagy decide colgar las zapatillas, algo para todos inexplicable; su raz¨®n fue que, como su admirada Greta Garbo, quer¨ªa dejar una imagen de esplendor, que no se viera la decadencia.

Hab¨ªa sido tambi¨¦n un perfecto Apolo Musageta en la coreograf¨ªa de Balanchine. Ya estaba casado con su inseparable Marilyn Burr, bailarina australiana del London Festival Ballet que le acompa?a en su nueva aventura como director del Ballet Municipal de Santiago de Chile desde 1981 hasta 1989, donde cambi¨® la estructura y renov¨® totalmente la plantilla, y que abandona un a?o antes de expirar el contrato. En 1986 llev¨® con ¨¦xito la compa?¨ªa chilena a su debut en Nueva York. A la vez, Nagy dirigi¨® en Cincinnati-New Orleans Ballet entre 1986 y 1989 e hizo una escala entre 1990 y 1993 por el English National Ballet. Regres¨® al Ballet de Santiago entre 1993 y 2000, y su ¨²ltima estancia chilena fue en 2003 para un montaje del ballet Giselle. Remont¨® cl¨¢sicos en varias compa?¨ªas del mundo, como su El lago de los cisnes de fondo psicol¨®gico del Ballet de la ?pera de Niza. Sus papeles de creaci¨®n incluyen los ballets de Smuin Gartenfest (1968) y Eternal idol y el Brahms Quintet (1969) de Dennis Nahat.

Hace algo m¨¢s de 30 a?os, Ivan Nagy y su mujer escogieron Valldemossa en la isla de Mallorca para vivir, donde compraron una casa y abrieron una escuela de danza. Muy ligado a la isla, siempre se lo encontraba en las temporadas de ballet y de conciertos. Exigente y riguroso en el trabajo, reivindicaba la disciplina y el rigor como una v¨ªa ¨²nica para obtener resultados esc¨¦nicos de excelencia.