¡®El padrino¡¯ gana el Oscar de los Oscar
El filme es votado por los lectores como el mejor de los que han obtenido el Oscar a mejor pel¨ªcula en las 86 ediciones del premio
Ni el genio de Billy Wilder en El apartamento ni la pionera Alas, de que inaugur¨® la locura de los Oscar. El padrino, de Francis Ford Coppola, ha sido votado por los lectores de EL PA?S como el Oscar de los Oscar, el mejor filme entre los premiados a mejor pel¨ªcula en los 85 a?os de vida del galard¨®n hollywoodiense. Con el 52,98% de los votos, El padrino (1972) se ha impuesto a El apartamento (1960) apoyada por el 24,93% de los votantes, y a Alas (1927) con el 22,09% de los votos.
El padrino gan¨® el premio a mejor pel¨ªcula en 1972, en la 45? gala de los Oscar. Adem¨¢s, se llev¨® la palma en las categor¨ªas de mejor actor (Marlon Brando) y guion adaptado (Mario Puzo, autor de la novela que dio origen al filme, y Francis Ford Coppola). Nada comparable, en realidad, con el ¨¦xito de la segunda parte de la saga, El padrino II, que en 1974 se llev¨® seis estatuillas de las 11 a las que optaba: pel¨ªcula, direcci¨®n, guion (Puzo y Coppola), actor de reparto (Robert de Niro), banda sonora (Nino Rota y Carmine Coppola) y direcci¨®n art¨ªstica. El cierre de la historia de la familia Corleone, sin embargo, no fue premiado con los favores de la Academia, y se fue de vac¨ªo en 1990, pese a que optaba a siete Oscar.
Trailer de 'El padrino' (1972).?
A la pel¨ªcula, apertura de la saga de Coppola, no le han faltado distinciones por parte del p¨²blico. En 2008, por ejemplo, fue votada la mejor pel¨ªcula de la historia por la revista Empire, tomando en consideraci¨®n la opini¨®n de 10.000 lectores, 150 profesionales de Hollywood y 50 cr¨ªticos. En 2012, los lectores de este peri¨®dico la eligieron como mejor pel¨ªcula de la historia del cine.?
Este es el art¨ªculo que escribi¨® sobre ella el cr¨ªtico de cine Jordi Costa, hace dos d¨ªas, junto a las otras dos candidatas.?
El padrino: Nunca te pongas en contra de la familia
por Jordi Costa
La cabeza de caballo ensangrentada que descubre el productor cinematogr¨¢fico Jack Woltz (John Marley) en su lecho, al despertar, se erigi¨® en una de las im¨¢genes ic¨®nicas de la pel¨ªcula que hizo de Francis Ford Coppola el cineasta m¨¢s rico de su generaci¨®n. Depositada por orden del consejero Tom Hagen (Robert Duvall) para conseguirle un papel en Hollywood a Johnny Fontane (Al Martino), la cabeza cortada era una alusi¨®n directa a las injerencias de la mafia en una industria del espect¨¢culo que, entre otras cosas, utiliz¨® al crimen organizado como uno de sus grandes temas desde que Josef von Sternberg rodase su fundacional La ley del hampa (1927). Durante la producci¨®n y el rodaje de la pel¨ªcula de Coppola, la Asociaci¨®n de Amistad Italoamericana, a cuyo mando estaba el capo mafioso Joe Colombo, intent¨® impedir el acceso a algunas localizaciones y amenaz¨® de manera directa tanto al director como al productor Robert Evans. Un foco de tensi¨®n m¨¢s en un proceso creativo que fue largo y tenso y durante el cual nadie parec¨ªa apostar por lo que aguardaba al final del camino: una obra maestra que marcar¨ªa un radical punto y aparte en el tratamiento de la Mafia en el cine.
Tras a?os de tradici¨®n en los que la figura del g¨¢ngster cinematogr¨¢fico permanec¨ªa encerrado en las din¨¢micas narrativas de la ascensi¨®n y ca¨ªda ¨Cla saga mafiosa como versi¨®n perversa del sue?o americano, El Padrino, a partir del best-seller de Mario Puzo, se adentraba en un territorio in¨¦dito: la intimidad del clan de poder, con su crepuscular figura patriarcal gestionando sus favores como un Papa criminal, bajo la luz tenebrista de un Gordon Willis que se gan¨® el apodo de Pr¨ªncipe de la Oscuridad por su arriesgada direcci¨®n de fotograf¨ªa. Aqu¨ª ya no hab¨ªa ca¨ªda y castigo, sino una mirada obsesiva a los c¨®digos internos de un universo claustrof¨®bico, puente entre el Viejo y el Nuevo Mundo, con la lealtad como concepto rector y la traici¨®n como pecado capital. Coppola dibuj¨® la Mafia como una realeza en la sombra, con sus protocolos internos; articulando, a partir de los conceptos de herencia y l¨ªnea sucesoria, una narrativa de la corrupci¨®n y la degradaci¨®n del ideal como destino tr¨¢gico inevitable.
El contraste entre la celebraci¨®n de la boda y las reuniones de Don Vito Corleone (Marlon Brando) en el interior de su despacho y el montaje paralelo entre el bautizo y la masacre ordenada por el heredero al trono Michael Corleone (Al Pacino) fueron dos de las colosales pruebas de fuerza que orquest¨® un Francis Ford Coppola que lleg¨® al proyecto sin confianza en el mismo: su supuesta vocaci¨®n comercial supon¨ªa para ¨¦l una traici¨®n a sus principios como cineasta que se contemplaba a s¨ª mismo como autor capaz de formular la respuesta americana a la Nouvelle Vague. Sus credenciales como director hasta el momento tampoco supon¨ªan una total garant¨ªa para su valedor Rober Evans, que m¨¢s tarde se atribuir¨ªa los m¨¦ritos de El Padrino por sus sugerencias en la fase de montaje. Tampoco confiaban los productores ni en un Marlon Brando que arrastraba fama de hurac¨¢n incontrolable, ni en un Al Pacino que no parec¨ªa tener carne de estrella. Todos se equivocaron. El Padrino permanece.
Babelia
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