Basta de complejos
La brusca desaparici¨®n de Paco de Luc¨ªa ha puesto en relieve muchos automatismos de nuestra prensa. Por ejemplo, el recurso a las autoridades for¨¢neas
La brusca desaparici¨®n de Paco de Luc¨ªa ha puesto en relieve muchos automatismos de nuestra prensa. Por ejemplo, el recurso a las autoridades for¨¢neas, para mejor convencernos de que el fallecido era importante.
As¨ª, se citaba una frase contundente de Keith Richards: ¡°Solo hay dos o tres guitarristas que se puedan considerar leyenda. Y por encima de todos ellos est¨¢ Paco de Luc¨ªa¡±. Tanto se repet¨ªa que sent¨ª curiosidad por localizar su origen. Me pas¨¦ un buen rato en Google y¡ nada, no est¨¢n identificados ni medio ni fecha.
Igual hay rastreadores m¨¢s pacientes que consiguen resultados. Pero me tendr¨ªan que aclarar una duda: ?qu¨¦ demonios importa lo que opine un Richards sobre Paco? Si no hay un conocimiento profundo, lo que cuente todo lo m¨¢s tendr¨ªa valor anecd¨®tico. Keith y Paco pertenec¨ªan a modelos diferentes de m¨²sicos. El uno, un tipo intuitivo y limitado; el otro, un virtuoso perfeccionista.
Solo he hallado un testimonio que les relaciona. Seg¨²n Javier Lim¨®n, ¡°Keith me dijo: ¡®A m¨ª lo que me gustar¨ªa de verdad es hacer un d¨²o con Paco de Luc¨ªa a dos guitarras¡¯. Cuando se lo propuse, Paco me dijo: ¡®Pues no pega, ?no?¡¯. Me pareci¨® la hostia, qu¨¦ grandioso el Paco, macho¡±.
?Grandioso? No: sensato. ?Qu¨¦ territorio com¨²n pod¨ªan compartir? ?Malague?a, que fue la primera pieza que aprendi¨® Keith? ?Cu¨¢ntos duetos de guitarra ha grabado el rolling stone? Lim¨®n, recuerden, fue productor de Paco. Le supon¨ªa suficiente picard¨ªa para distinguir entre un sentimiento genuino y algo contado cara a la galer¨ªa (¡°el p¨²blico espa?ol es el m¨¢s caliente del mundo¡±).
Asumo que Richards, como cualquier guitarrista viajado y con medio siglo de oficio, sab¨ªa de Paco. Sin embargo, no es mencionado en su libro Vida. M¨¢s a¨²n, durante sus abundantes visitas a Espa?a, nunca manifest¨® ninguna pasi¨®n flamenca. La ¨²nica vez que Keith trabaj¨® en un estudio espa?ol fue para Weird nightmare (1992), proyecto dedicado a la m¨²sica de¡ Charles Mingus.
Con todo, hay otro bulo a¨²n m¨¢s casposo que empareja a los Stones con el flamenco. Espec¨ªficamente, a Mick Jagger con Camar¨®n. Se supone que Mick escuch¨® a Jos¨¦ Monge rompiendo su garganta y se qued¨® tan impactado que, atenci¨®n, le pidi¨® que se cambiaran sus calzoncillos, para ver si se le pegaba algo del rajo camaronero.
?Se r¨ªen? Yo tambi¨¦n, hasta que tecle¨¦ ¡°Mick Jagger Camar¨®n calzoncillos¡±, y me salieron 21.900 resultados. M¨¢s all¨¢ de la ingenua fantas¨ªa del fabulador, lo que revela es el profundo sentido de inferioridad cultural que distingue a muchos espa?oles. Para tener confirmaci¨®n externa de nuestros valores, estamos dispuestos a tragar ruedas de molino.
Lo confieso: yo tambi¨¦n ejerc¨ª de propagandista del flamenco. Cuando trataba con alguna superestrella, tipo Bono o Peter Gabriel, me llevaba un recopilatorio de Camar¨®n. Iba en contra de uno de mis principios m¨¢s sagrados ¡ª¡°nunca regales nada a un millonario¡±¡ª pero me lo tragaba por hacer proselitismo del difunto.
Jam¨¢s logr¨¦ convencer a nadie. Ninguno manifest¨® luego, de forma espont¨¢nea, un inter¨¦s activo por Camar¨®n. Tard¨¦ a?os en entender la sencilla verdad: los guiris rechazan el cante jondo. Pueden admirar el baile flamenco, seguro que se emocionan con una sonanta bien tocada pero, amigo, hay algo tan intenso en el cante puro que a la mayor¨ªa les intimida.
Tengo pruebas. En los cincuenta, con el boom del microsurco y la alta fidelidad, se editaban elep¨¦s pr¨¢cticos en Estados Unidos, tipo c¨®mo bailar la danza del vientre, c¨®mo montar una fiesta tiki, etc¨¦tera. Y sali¨® m¨¢s de un disco pensado para acelerar la marcha de los invitados a una party. Con m¨²sica chirriante. ?Hace falta decirlo? Se inclu¨ªa cante flamenco.
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