San Isidro: desorientado marat¨®n

Un mes de toros. Del 9 de mayo al 8 de junio. Treinta y un festejos ¡ª24 corridas, tres novilladas y cuatro espect¨¢culos de rejoneo¡ª componen la feria de San Isidro de 2014, calificada como ¡°hist¨®rica y tremendamente atractiva¡± por el empresario de Taurodelta, Manuel Mart¨ªnez Erice.

?Har¨¢n el pase¨ªllo 48 matadores de toros, ocho novilleros y 15 rejoneadores. Tres toreros actuar¨¢n tres tardes ¡ªTalavante, Fandi?o y El Cid¡ª; 18 probar¨¢n suerte en dos comparecencias, 27 solo pisar¨¢n el ruedo una vez, y se anuncian, adem¨¢s, 28 hierros ganaderos diferentes, 13 de los cuales son de encaste Domecq.

Vuelve Enrique Ponce tras cinco a?os de ausencia; y El Juli tras dos temporadas por desavenencias empresariales. Se esconde Morante en el rinc¨®n de un ¨²nico festejo y a dos se apunta Manzanares. Dan la cara de frente El Cid y Fandi?o y en tal empe?o les acompa?a Talavante, el triunfador del a?o pasado. Detr¨¢s de ellos, muchos nombres, la mayor¨ªa de los cuales muy respetables, pero de escaso inter¨¦s. Una vez m¨¢s, la cantidad se sobrepuso a la calidad. Ilusionante, sin embargo, la presencia de tres novilleros de quienes todo se espera: Jos¨¦ Garrido, Lama de G¨®ngora y Posada de Maravillas.

En fin, un marat¨®n largo y ojal¨¢ que exitoso, pre?ado de sue?os toreros, que espera impaciente el veredicto de la afici¨®n, pues de su paso o no por la taquilla depender¨¢ el primer ¨¦xito isidril.

Pero, ?qu¨¦ motivos ofrece San Isidro para la ilusi¨®n? Es verdad que est¨¢n casi todos los toreros y procedencias ganaderas, pero m¨¢s all¨¢ de la l¨®gica satisfacci¨®n del empresario, no son pocos los nubarrones que se ciernen sobre un ciclo que, sobre el papel es un calco de ferias pret¨¦ritas que pasaron sin pena ni gloria.

?Cu¨¢l es el atractivo de este San Isidro? ?Que vuelve Ponce? ?Qu¨¦ se anuncia El Juli en dos corridas, y en una, solo una, Morante? ?Qu¨¦ los toros de Miura cierran la feria? ?O, acaso, que Perera protagonice el gesto de anunciarse con los de Adolfo Mart¨ªn? Pocos alicientes, sin duda, para una feria de tanta trascendencia.

El problema quiz¨¢ resida en que la fiesta de los toros vive un momento de grave desorientaci¨®n, y San Isidro es su m¨¢s fiel reflejo.

Es preocupante la constante disminuci¨®n, a?o tras a?o, del n¨²mero de festejos taurinos, la crisis econ¨®mica, la losa del 21% del IVA, la p¨¦rdida de protagonismo del toro y su depreciaci¨®n como producto comercial, pero no lo es menos la ausencia de liderazgo en el escalaf¨®n, que nadie ¡ªsolo o en compa?¨ªa de otros¡ª se atreva a tirar del carro, que ninguna figura se eche a las espaldas el compromiso de hacer de la fiesta un espect¨¢culo extraordinario y vibrante.

?Qui¨¦n es el protagonista de San Isidro 2014? Ese es el problema, que no hay protagonista, que no existe ese torero que le d¨¦ vida a la feria e ilusione las taquillas.

En 31 espect¨¢culos no se encuentra una sola gesta, ni un solo cartel diferente, ni una tarde novedosa¡­ Y lo que es peor: las figuras han decidido tirar la toalla y seguir abrazadas al dios de la comodidad. De otro modo no se entiende la racaner¨ªa de Ponce, El Juli, Morante y Manzanares, que prefieren dejar el peso de la feria a una sucesi¨®n de toreros que llegan en busca de una oportunidad.

?Y la empresa? Dice estar satisfecha con el trabajo, pero se queda desnuda cuando en una nota de prensa oficial desgrana los objetivos de San Isidro: primero, potenciar y afianzar la marca San Isidro; segundo, dar opci¨®n a los abonados que elijan los festejos que m¨¢s le interesen (deben optar, como m¨ªnimo, por 18 corridas, tres novilladas y dos festejos de rejoneo) y tercero, premiar con descuentos la fidelidad de los abonados. Pues, qu¨¦ poca cosa¡­ Se pod¨ªa esperar que la feria taurina m¨¢s importante del mundo persiguiera metas m¨¢s altas.

Pero, claro, si la fiesta importa poco a las figuras ¡ªel veto de cinco de ellas a la feria de Sevilla es una irresponsabilidad solo comparable a la altivez de sus empresarios¡ª, se puede entender que los gestores solo pongan su atenci¨®n en los dineros.

En conclusi¨®n, San Isidro es un marat¨®n desorientado; largo, muy largo, y sin una brillante estrella que le ofrezca el fulgor, el sue?o y la esperanza que esta fiesta necesita.