Nagano: ¡°Los Beatles nunca entraron en mi casa. El rock estaba prohibido¡±
El director estadounidense, de paso por Espa?a con la Orquesta de Montreal y la OCNE, desvela algunos episodios de su infancia en la granja familiar y de su relaci¨®n con la m¨²sica
Kent Nagano (Berkeley, 1951) y su padre sol¨ªan recorrer las 350 hect¨¢reas de su granja a bordo de un enorme tractor. Plantaban alcachofas, fresas y algunas variedades raras de hortalizas. Un d¨ªa su padre par¨® el motor de la m¨¢quina y conect¨® la radio en medio del campo. Eran los a?os 50 y el MET retransmit¨ªa Aidapara todo el pa¨ªs. Ambos estuvieron parados media hora bajo el sol californiano atentos a esa especie de epifan¨ªa hertziana. ¡°Entonces era alta tecnolog¨ªa. Yo era un ni?o sin ninguna esperanza de estar jam¨¢s en Nueva York. Hoy tenemos el Digital Concert Hall de la Filarm¨®nica, emisiones en cines del MET¡ todo evolucionar¨¢, solo ser¨¢ un problema si nos quedamos quietos¡±, explica en Madrid, donde martes y mi¨¦rcoles dirigi¨® a la Orquesta Sinf¨®nica de Montreal en el ciclo de Iberm¨²sica. A finales de mes vuelve para ponerse al frente de la Orquesta y Coro Nacional de Espa?a.
¡°Crec¨ª en medio de ninguna parte. Est¨¢bamos aislados. Ten¨ªamos una televisi¨®n, pero solo se ve¨ªa un canal. Todas las noches las pas¨¢bamos haciendo m¨²sica"
Nagano dirige tambi¨¦n regularmente a la sinf¨®nica de Gotemburgo y a partir del a?o que viene ser¨¢ titular del foso de la ?pera de Hamburgo. Su casa est¨¢ en San Francisco y su vida, se?ala, ha transcurrido en los dos ¨²ltimos a?os a bordo de un avi¨®n. Pero su carrera es fruto de aquel aislamiento rural de infancia. Su padre era un arquitecto, matem¨¢tico e ingeniero que tuvo que regresar a la granja familiar debido a algunas complicaciones personales. Su madre fue una estricta pianista empecinada en prohibirle escuchar una sola nota de rock. ¡°Crec¨ª en medio de ninguna parte. Est¨¢bamos aislados. Ten¨ªamos una televisi¨®n, pero solo se ve¨ªa un canal. Todas las noches las pas¨¢bamos haciendo m¨²sica. Todos toc¨¢bamos un instrumento y nos junt¨¢bamos alrededor del piano¡±.
Fueron a?os de estudio y concentraci¨®n. Aunque cuesta imaginar la relaci¨®n que pod¨ªa mantener con su amado repertorio germ¨¢nico y la profundidad de sus paisajes bajo el sol californiano. ¡°Mi profesor ven¨ªa de M¨²nich y era medio polaco. De ¨¦l aprend¨ª el repertorio alem¨¢n. Su casa estaba construida en el estilo tradicional b¨¢varo, pero en California. Tambi¨¦n era pintor y ten¨ªa la casa llena de cuadros. Crec¨ª en una suerte de ritual alem¨¢n. Pero a veces, mientras tocaba una sonata de Mozart, ve¨ªa por la ventana a mis amigos jugando en la playa, nadando en el Pac¨ªfico. Muchas veces me dije: ¡®Algo no funciona, esto no tiene sentido¡¯.
¡ª?Lo que pasaba en la casa b¨¢vara o en la playa?
¡ªFuera. No pod¨ªa hacer que las palmeras, el sol y el mar fueran parte de la Sonata en do mayor. Hab¨ªa una enorme falta de armon¨ªa en todo aquello.
Luego vinieron los a?os de la explosi¨®n hippie y el rock en California. Tambi¨¦n los vio por la ventana. ¡°Mis padres eran un poco conservadores y me lo perd¨ª todo. El rock estaba prohibido en mi casa. Mis amigos escuchaban a los Beatles o cosas as¨ª, pero en casa nunca entraron¡±.
La se?ora Nagano tambi¨¦n apagaba la tele cuando aparec¨ªa Frank Zappa con The Mothers of Invention. Por otros motivos, el revolucionario m¨²sico s¨ª se col¨® en su vida 25 a?os despu¨¦s. En uno de sus viajes a Par¨ªs, Nagano visit¨® a Boulez en el IRCAM, donde el compositor franc¨¦s se encontraba preparando unas grabaciones de la m¨²sica de Zappa. ¡°Me pic¨® la curiosidad. Al volver a California ped¨ª algunas de sus partituras. As¨ª le conoc¨ª. Investigu¨¦ y fue fascinante descubrir su obra. Hab¨ªan pasado ya dos d¨¦cadas y yo me hab¨ªa perdido el gran esc¨¢ndalo, pero pod¨ªa apreciar al genio que permanec¨ªa en su m¨²sica¡±.
Zappa, como es sabido, le eligi¨® un tiempo despu¨¦s para dirigir parte de su obra al frente de la London Symphony Orchestra. ¡°La primera gran oportunidad que tuve¡±, siempre dice Nagano. ¡°Sus composiciones eran muy disonantes y complicadas. ?l buscaba un orden en todo aquello, as¨ª que decidi¨® que estar¨ªa bien colaborar. Me invit¨® y fue el comienzo de una gran amistad. Hasta que muri¨®¡±.
En los a?os de posguerra ten¨ªa sentido el sistema de abonos. Ofrec¨ªa una estructura de la semana, actividad social regular¡ pero la gente ya no vive as¨ª. No hace planes con nueve meses de antelaci¨®n"
Desde entonces, su vida y su m¨²sica siempre estuvieron a caballo entre Norteam¨¦rica y Europa. Lo mismo que le sucede al sonido de la orquesta con la que ha estado en Espa?a. Una met¨¢fora, de alguna forma, de lo que representa Quebec. ¡°Cuando la orquesta de Montreal toca, oyes el esp¨ªritu y el alma de Europa, pero apoyada con la t¨¦cnica de Norteam¨¦rica. Consideramos Europa parte de nuestra herencia y pensamos que el Atl¨¢ntico debe acercarnos, y no al rev¨¦s. Tenemos la est¨¦tica europea, su ritmo. Comparado con nuestros vecinos, tocamos de forma m¨¢s c¨¢lida, m¨¢s transparente y dependiendo del repertorio podemos ser muy brillantes, de un color como el bronce. Distinto de esos sonidos met¨¢licos¡±.
Junto a la OCNE dirigir¨¢ el estreno mundial de una partitura de Arnaldo de Felice. Una muestra m¨¢s de su compromiso por la m¨²sica contempor¨¢nea y por implicar la cl¨¢sica en la sociedad. ¡°En el mundo sinf¨®nico nos preguntamos, por ejemplo, qu¨¦ ser¨¢ del sistema de abonos. En los a?os de posguerra ten¨ªa sentido. Ofrec¨ªa una estructura de la semana, actividad social regular¡ pero la gente ya no vive as¨ª. No hace planes con nueve meses de antelaci¨®n. As¨ª que el problema no tiene que ver con Beethoven. Sino con adaptar las infraestructuras a la manera de pensar del siglo XXI¡±. Con esa idea de no quedarse nunca parado.
Babelia
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