Billete a la magia de Pixar
Una exposici¨®n recorre los 25 a?os de fecundo talento del innovador estudio de dibujos animados, una productora que dirige el maestro John Lasseter
Historia, personajes y mundo. Y repite: historia, personajes y mundo. Y vuelta a ello. Con esos tres elementos se construye un imperio. Al menos, as¨ª lo ha hecho John Lasseter con Pixar. Es decir, c¨®mo una peque?a empresa inform¨¢tica creada dentro de LucasFilm se convirti¨® en el estudio de animaci¨®n vanguardista, en la cornucopia mejor provista del mundo del cine. La exposici¨®n que hoy se inaugura en la sede madrile?a del CaixaForum (abierta hasta el 22 de junio) celebra los 25 a?os de ingente producci¨®n, de felicidad cinematogr¨¢fica para ni?os y ¡ªsobre todo¡ª no tan ni?os, y una m¨¢quina de recolectar oscars: 30.
La muestra se sustenta en 400 piezas formadas principalmente por bocetos, dibujos y moldes de sus personajes. Sin embargo, su principal tesoro se esconde en los v¨ªdeos, donde cada departamento explica su labor en la sede de la empresa en San Francisco. El aficionado puede repasar la historia de la compa?¨ªa, a la que llega Lasseter en 1984, cuando contaban con un ordenador ¡°con el 1% de la capacidad de los de ahora¡± y a¨²n as¨ª ruedan el corto Las aventuras de Andr¨¦ y Wally B., que provoca la admiraci¨®n en SIGGRAPH, la gran feria inform¨¢tica donde mostraban sus productos. Lasseter recuerda: ¡°Ni se dieron cuenta que estaba sin acabar¡±.
Dos a?os despu¨¦s, 1986, Steve Jobs compra Pixar a LucasFilm, atento al talento que all¨ª se esconde, y llega otra obra maestra, Luxo jr., el jugueteo entre una lampara de flexo y su v¨¢stago con una pelota. Lasseter confirma: ¡°En el SIGGRAPH el p¨²blico se volvi¨® loco. Supe que lo hab¨ªamos logrado cuando no me preguntaron por el software sino si la l¨¢mpara era padre o madre¡±. De ah¨ª no solo se llevaron aplausos, tambi¨¦n el logotipo que hoy anuncia que a continuaci¨®n se proyecta una pel¨ªcula de Pixar.
A partir de ah¨ª el crecimiento, la constataci¨®n de que iban por buen camino, ¡°y de pronto nos dimos cuenta de que hac¨ªamos cortometrajes tan largos que est¨¢bamos preparados para el largometraje¡±, cuenta Lasseter. Es su momento, es Toy story (1995).
En CaixaForum el visitante pasea por sus 12 primeras pel¨ªculas ¡ªllega hasta Cars 2¡ª lo que provoca una inmediata inmersi¨®n en la nostalgia, en la magia, en el asombro y la constataci¨®n de la grandeza de la compa?¨ªa. Elyse Klaidman, comisaria de la muestra, directora de Pixar University ¡ªsu escuela de formaci¨®n¡ª y del Archivo de Pixar Animation Studios, asegura. ¡°No hablamos de tecnolog¨ªa. Es otra cosa. Es arte¡±. Cu¨¢nta raz¨®n. Y eso se hace con todo el cari?o posible: encargando al chef Thomas Keller que cocinara todos los platos de Ratatouille antes de empezar con la pel¨ªcula; dibujando hasta 70 versiones de Kevin el ave alocada de Up; pidiendo a todos sus trabajadores que aporten ideas con el story board. ¡°Historia, personajes y mundo¡±, insiste Lasseter. ¡°Los personajes deben implicarte emocionalmente, que te importen. La historia tiene que engancharte para que te quedes a ver qu¨¦ pasa. El mundo es una creaci¨®n original, aunque ante todo debe ser cre¨ªble en sus leyes¡±.
Con estos tres mandamientos, Lasseter amasa la felicidad f¨ªlmica, a la que en Madrid a?ade un postre para muy golosos: el zo¨®tropo de Pixar, homenaje a aquel invento que en 1867 se registr¨® en Estados Unidos, uno de los precursores del cine. Cuando Lasseter viaj¨® a Tokio y visit¨® a su admirado Hayao Miyazaki, vio el zo¨®tropo construido en el estudio Ghibli con los personajes de Mi vecino Totoro. Y decidi¨® hacer uno igual con Toy story. ¡°Es la mejor explicaci¨®n de c¨®mo es la animaci¨®n¡±, dice. No, la mejor explicaci¨®n es el mismo Lasseter.
Babelia
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