?Callar?
En las ¨²ltimas d¨¦cadas nadie habla de Brecht y es altamente dudoso que la gente que tiene menos de 40 a?os le conozca
Durante los a?os setenta el nombre de Bertolt Brecht era inevitable en cualquier conversaci¨®n del progresismo ilustrado. Las innumerables citas sobre lo que hab¨ªa escrito y sobre su figura pod¨ªan llegar a ser mareantes. ?l, por supuesto, no ten¨ªa la culpa de que le hubieran puesto de obsesiva moda, de que todo dios recurriera a su pensamiento, sus poemas, su teatro, para explicar no ya los s¨®rdidos mecanismos del capitalismo o del nazismo, sino tambi¨¦n la naturaleza del universo.
Y, de repente, lleg¨® el silencio sobre persona y artista tan significativo. En las ¨²ltimas d¨¦cadas nadie habla de Brecht. Es altamente dudoso que la gente que tiene menos de 40 a?os le conozca. Y es lamentable. Vuelvo a leer con estremecimiento su poema A las generaciones futuras. Dice cosas como estas: ¡°En verdad, vivo en tiempos sombr¨ªos. / La palabra ingenua es insensata. Una frente lisa / revela insensibilidad. El que r¨ªe / no ha recibido la terrible noticia. / ?Qu¨¦ tiempos son estos / en los que hablar de las flores es casi un delito / porque implica callar sobre tantos cr¨ªmenes?¡±.
Pens¨¦ en lo que contaba Brecht sobre aquellos tiempos tan duros al escuchar a Mill¨¢s en la entrevista que le hicieron en el programa La Sexta noche. Contaba que le gustar¨ªa utilizar sus columnas en el peri¨®dico para hablar de temas que le intrigan, imagino que de los misterios de la vida cotidiana, pero, en vez de ello, escribe sobre el actual estado de las cosas porque olvidarlo ser¨ªa demasiado irresponsable. ?C¨®mo no voy a entenderle? Pero tambi¨¦n es comprensible que Leila Guerriero, esa se?ora que durante el ¨²ltimo verano escribi¨® en este peri¨®dico cinco desasosegantes e impagables columnas sobre la complejidad de los sentimientos, decida en su ultimo art¨ªculo que le resultar¨ªa m¨¢s f¨¢cil hablar de Rajoy, de Bachelet o del aborto en Espa?a, pero se niega. Lo que le interesa en ese momento es escribir sobre un amigo alcoh¨®lico que agoniza en un hospital de Buenos Aires.
Habr¨¢ que seguir hablando de ellos, de esa casta que se est¨¢ movilizando y repitiendo viejas y cansinas mentiras para que los ciudadanos les voten en las pr¨®ximas elecciones. Y el Gobierno machacando con que han salvado a Espa?a de la ruina. Los que jam¨¢s estuvieron en peligro, los de siempre, asienten.
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