Fatalista
Los espa?oles ya saben que cuando alguien les endilga la palabra sostenible es que les quieren meter un gol
Los espa?oles llevan un fatalista dentro. Lo sacan de paseo de tanto en tanto para recabar nuevos datos. Pero va muy entrenado por la realidad. Un amigo ¨ªntimo me contaba que ya desde ni?o, cuando en su familia lo pasaban bien o re¨ªan a carcajadas en la mesa, la madre les advert¨ªa: ¡°S¨ª, s¨ª, re¨ªd, que ya lo pagar¨¦is¡±. El fatalista espa?ol lleva a?os con una habitaci¨®n alquilada en el hotel de El Algarrobico. Ha pedido una con ventanas a la playa. Pese a los m¨¢s de 10 a?os de juicios y disputas sobre la legalidad de ese hotel levantado en la ladera monta?osa, sabe que alg¨²n d¨ªa le dar¨¢n la llave de su cuarto y le desear¨¢n las buenas noches. Para convencer a ese fatalista espa?ol de que el hotel ser¨¢ derribado y ese lugar privilegiado de costa recuperar¨¢ su virginidad har¨ªan falta toneladas de argumentos. Y aun as¨ª sabe que en Espa?a ni el mejor argumento racional se resiste ante un ladrillo.
El Gobierno aprob¨® en esta legislatura una nueva Ley de Costas que es epif¨¢nica. Porque trasiega con un concepto que no es que sea peligroso, es que es tumoral. Habla del ¡°uso sostenible¡±. Los espa?oles ya saben que cuando alguien les endilga la palabra sostenible es que les quieren meter un gol. Porque sostenible acaba por ser lo que no se sostiene de manera natural y como no se sostiene, pues viene un plan pol¨ªtico a hacerlo sostenible. La amnist¨ªa fiscal fue un chiste frente a la amnist¨ªa litoral, que eterniza los dislates urban¨ªsticos. M¨¢s que nada por satisfacer al fatalista espa?ol, ese que sabe que lo m¨¢s pr¨¢ctico para hacer frente a una urbanizaci¨®n ilegal es comprarse uno de los pisos. El uso sostenible de nuestra costa se traduce como enladrillamiento masivo. Lo terrible de nuestra crisis no es lo profunda y estructural que es, sino que la ¨²nica propuesta para superarla pase por volver a cometer todos los errores que nos hicieron creen que ¨¦ramos ricos durante un cuarto de hora de la historia. El fatalista espa?ol sabe que en los asuntos de lo contencioso-administrativo siempre hay un tribunal superior, tan superior que al final lo contencioso-administrativo y la sant¨ªsima trinidad se confunden.
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