En el desnudo y po¨¦tico mundo de Octavio Paz
Un viaje a la obra del escritor por 'Libertad bajo palabra', 'El ogro filantr¨®pico', 'La llama doble' y 'Conjunciones y disyunciones'
Abro algunos libros de Paz. Esperan ¨¦l y la perfecci¨®n, su manera de manifestarse en el mundo. Ojos azules, camisas azules, las manos tranquilas pasando p¨¢ginas como quien vara olas. De los libros se sale sabiendo m¨¢s; ¨¦l entraba como el sumo hacedor mexicano de palabras que eran mundos. El mundo de Paz, perfecto y desnudo. Apetito de Paz. Se sale con sosiego. Y con una certeza: su estilo era la inteligencia del estilo.
Libertad bajo palabra. Aspiraba a Dios, a serlo. ¡°Invento la v¨ªspera, la noche, el d¨ªa siguiente que se levanta en su lecho de piedra y recorre con ojos l¨ªmpidos un mundo penosamente so?ado¡±. Inventaba la quemadura y el aullido, ¡°la masturbaci¨®n en las letrinas¡±; el ramalazo surrealista, que comparti¨®, est¨¢ aqu¨ª combinado con la inteligencia; para hacer poes¨ªa se necesita intuici¨®n y cabreo, imagen. ¡°Cierra los ojos y a obscuras pi¨¦rdete/ bajo el follaje de tus p¨¢rpados¡±. Es, a la vez, palabra y arquitectura, sonido de la escultura que Paz va despertando y que habita en el interior de las palabras. ¡°H¨²ndete en esas espirales/ del sonido que zumba y cae/ y suena all¨¢, remoto,/ hacia el sitio del t¨ªmpano, como una catarata ensordecida¡±. Es un manifiesto, como su silencio a veces, los ojos azules escrutando al otro, poni¨¦ndolo contra las cuerdas de su m¨²sica: ¡°Contra el silencio y el bullicio invento la Palabra, libertad que se inventa y me inventa cada d¨ªa¡±. May¨²scula Palabra, como Paz y como Poeta.
El lunes se cumple el centenario del autor de ¡®Libertad bajo palabra¡¯
El ogro filantr¨®pico. Nada es casual, en este libro de retales tampoco; era minucioso y preciso, como un viejo pintor. Este libro es la recopilaci¨®n de una idea, suelta en much¨ªsimos textos sueltos: el Estado es un ogro que te quiere pero te engulle, te anula. Al frente puso Paz esta frase de Juan Ruiz de Alarc¨®n (Los favores del mundo): ¡°Es tirano fuero injusto/ Dar a la raz¨®n de Estado/ Jurisdicci¨®n sobre el gusto¡±. Libertad po¨¦tica, libertad pol¨ªtica, cuidado con el ogro filantr¨®pico, alerta Paz. Es el siglo XX su escenario, y ¨¦l avienta ah¨ª la experiencia de la guerra que vivi¨® (la del mundo, la de Espa?a), la ascensi¨®n de los fascismos y su perenne acechanza. Cuando se iba acercando el fin del milenio, en Espa?a nos volvi¨® a alertar, en 1991: la primac¨ªa del Estado taponar¨¢ la esperanza de la libertad del individuo. Su malestar inclu¨ªa los comunismos; cada vez se hizo m¨¢s individual su situaci¨®n de poeta, el poeta en su rinc¨®n, mirando asombrado que tampoco el arte pod¨ªa con el tiempo. Este es, quiz¨¢, su manifiesto pol¨ªtico m¨¢s importante sobre su concepto de la libertad. ¡°La prueba de la libertad no es filos¨®fica sino existencial: hay libertad cada vez que hay un hombre libre, cada vez que un hombre se atreve a decir No al poder. No nacemos libres: la libertad es una conquista ¡ªy m¨¢s: una invenci¨®n¡±. Y para apuntalar esa convicci¨®n elige ¡°dos l¨ªneas de Ifigenia cruel, el poema dram¨¢tico del olvidado y negado Alfonso Reyes¡¡±. Esas l¨ªneas son: ¡°Ll¨¦vate entre las manos, cogida por tu ingenio,/ Estas dos conchas huecas de palabras: No quiero¡±. Es, quiz¨¢, la doble l¨ªnea de la que parte la propia propuesta intelectual de Paz: No quiero. A partir de ah¨ª monta la construcci¨®n de su poes¨ªa, y de ah¨ª proviene la calidad de su ensayo. Nunca es sobre un asunto solo, confluye y diverge, es una excursi¨®n perpetua de su inteligencia. Y El ogro filantr¨®pico es donde est¨¢ mejor se?alado ese territorio en el que marca su disgusto y su preferencia. Hoy podr¨ªamos poner en un espejo (el espejo de Paz) el final de este libro: ¡°?Por qu¨¦ no poner en entredicho los proyectos ruinosos que nos han llevado a la desolaci¨®n que es el mundo moderno y dise?ar otro proyecto, m¨¢s humilde pero m¨¢s humano y m¨¢s justo?¡±. Porque nos devor¨® el ogro.
En su obra ¡®El ogro filantr¨®pico¡¯ Paz demuestra ser como un viejo pintor
La llama doble. Su mirada azul era p¨ªcara tambi¨¦n, y sensual. Aunque los velos de su personalidad no alentaban la autobiograf¨ªa, aqu¨ª cont¨®, en 1993, que casi todo nace del enamoramiento. Del suyo tambi¨¦n. Enamorarse cambia la vida, la sit¨²a en el extremo del misterio, al que acude otro, para apagar la llama, o para avivarla. ¡°El fuego original y primordial, la sexualidad levanta la llama roja del erotismo y ¨¦sta, a su vez, sostiene y alza otra llama, azul y tr¨¦mula: la del amor. Erotismo y amor: la llama doble de la vida¡±. Aqu¨ª est¨¢n los ensayos que proclaman su relaci¨®n con ese misterio, el amor por el otro, el erotismo y su parte menos imperiosa, el camino hacia la caricia, el impulso. No es Neruda, claro, su poes¨ªa es el tr¨¢nsito de la inteligencia hacia la inspiraci¨®n, pero del amor (se cuenta en La llama doble) nace casi todo lo que ¨¦l entiende de su alma de poeta que no entiende: la poes¨ªa es la pregunta del misterio, porque, como el enamorado, pregunta al espejo, o al otro: ¡°?Qui¨¦n eres?¡±. Este conjunto de ensayos representa a Paz en la madurez de sus reflexiones, cuando ya mezcla la tenue autobiograf¨ªa y los sentimientos de la inteligencia; es, en prosa, la continuaci¨®n de su poes¨ªa. ¡°Las palabras no dicen las mismas cosas que en la prosa; el poema no aspira ya a decir sino a ser. La poes¨ªa pone entre par¨¦ntesis a la comunicaci¨®n como el erotismo a la reproducci¨®n¡±. Si quieren tocar al poeta y no quieren abrasarse con sus versos, vayan a La llama doble.Lo hallar¨¢n sosegado, y enamorado a¨²n.
Conjunciones y disyunciones. Este es un libro de 1969, por tantas razones (pol¨ªticas, biogr¨¢ficas) esencial en la vida de Paz, expulsado por su propio deseo de la diplomacia y de la India, dedicado ya a ser m¨¢s que nunca Paz, en la recta hacia la perfecci¨®n, y tambi¨¦n a perderse, l¨²cido, en el laberinto de la soledad. Un amigo, Armando Jim¨¦nez, le pidi¨® que escribiese el pr¨®logo de su libro Nueva picard¨ªa mexicana¡ ¡°Acept¨¦ y no hab¨ªa escrito sino unas cuantas p¨¢ginas cuando me di cuenta de que, en lugar de ce?irme al tema¡¡±. Total, que Paz escribi¨® un libro a partir de la idea de Jim¨¦nez y a partir, c¨®mo no, de la idea de la picaresca, que fue alimento de su literatura y que, como queda rese?ado m¨¢s arriba, se residenci¨® tambi¨¦n en sus ojos, en la mirada juvenil y alerta que lo acompa?¨® siempre. A lo que asiste uno en este libro, aparte de compartir el espect¨¢culo de su interpretaci¨®n de tan lejana como presente circunstancia humana de la literatura, la picaresca, es al milagro que obra la inteligencia de Paz sobre los asuntos que se le proponen: el Estado, sus inconsecuencias, da de s¨ª un manifiesto literario de la envergadura de El ogro filantr¨®pico¡ Y la picaresca (la sola palabra picaresca) de pronto lo pone delante del folio como si se activara en su inteligencia un mecanismo incontenible, el de su estilo. La cultura de Paz no tiene muro, jam¨¢s le puso puertas al campo. Lo que sorprende no es que lo que se le ocurre. Lo que sorprende es que haya ocurrido Paz, esta inteligencia.
M¨¢s informaci¨®n en el suplemento de cultura Babelia.
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