Otro de los viajes de Broggi
Pablo Derqui y Julio Manrique destacan en 'El hu¨¦rfano del clan Zhao', relato de Ji Junxiang La obra, muy en la estela de Peter Brook, se presenta en el Romea de Barcelona
Tras el L¨ªbano de Mouawad (Incendis) y la Barcelona de Mars¨¦ (Adi¨®s a la infancia), Oriol Broggi nos lleva a la China de los Reinos Combatientes (475-221) con L¡¯orfe del clan dels Zhao (El hu¨¦rfano del clan Zhao), el primer texto dram¨¢tico oriental conocido en Europa, escrito en el siglo XIII por Ji Junxiang, ahora en versi¨®n catalana de Joan Sellent, a partir de la traducci¨®n al castellano de la sin¨®loga Alicia Relinque. Broggi llevaba a?os queriendo montarlo, y quiz¨¢s el estreno en 2012 de The Orphan of Zhao (Royal Shakespeare, Stratford) dirigido por Gregory Doran fue la espoleta definitiva. En la platea del Romea ha brotado un rect¨¢ngulo de arena. El p¨²blico se sit¨²a alrededor, en cuatro gradas. Es la arena habitual de la ¡°casa Broggi¡±, en la cripta de la biblioteca, al otro lado de la calle del Hospital, y, por supuesto, la arena de Peter Brook. Apenas hay utiler¨ªa: basta con el vestuario (imaginativo, econ¨®mico) de Berta Riera y las sabias luces de Pep Barcons para trasladarnos a palacios, chozas y caminos.
Breve agobio inicial. Escuchas: ¡°Soy Tu¡¯an Ku, general en jefe del ej¨¦rcito del principado de Jin, del segundo reino de Xian. Nuestro gobernante es el antiguo gran duque Ling, ahora primer emperador de la dinast¨ªa Xian¡± y piensas: ¡°Ni con sobredosis de Fosglut¨¦n podr¨¦ retener esos nombres¡±. Falsa alarma, porque la impronta de Brook va m¨¢s all¨¢ de la desnudez escenogr¨¢fica (el despojamiento est¨¢ al servicio de la claridad narrativa) y porque Tu¡¯an Ku, un villano terror¨ªfico, entre Herodes y Darth Vader, es Pablo Derqui, que te agarra por el cuello y te arroja al epicentro de la historia. Descomunal, magn¨¦tico, poderos¨ªsimo Pablo Derqui, que sabe irradiar una maldad constante y llena de verdad. Cuando comienza la funci¨®n, Tu¡¯an Ku ha mandado matar a los trescientos miembros del clan Zhao, y eso es solo el principio. El hu¨¦rfano del clan Zhao es un cuento moral, una hermosa tragedia de sacrificio y venganza, con una cascada de muertes, pero sin la menor efusi¨®n hemoglob¨ªnica.
Si tuviera que vend¨¦rsela a un p¨²blico joven, les dir¨ªa que a la sombra de ese ¨¢rbol tal vez nacieron La guerra de las galaxias o Juego de tronos. Para el p¨²blico de mi quinta (y m¨¢s all¨¢), echar¨ªa al caldero otras esencias: ecos, c¨®mo no, del Mahabharata, y del mejor Kurosawa. O de Brecht, porque el Cheng Ying de Julio Manrique, un personaje con una bondad y un esp¨ªritu de sacrificio que roza lo sobrehumano, bien podr¨ªa ser el bisabuelo de la Grushka de El c¨ªrculo de tiza (que tambi¨¦n mont¨® Broggi, por cierto). Como Grushka, el m¨¦dico ambulante Cheng Ying va a hacerse cargo de un beb¨¦, el ¨²nico superviviente del clan Zhao, y a tramar un arriesgad¨ªsimo plan para salvarlo. Manrique borda la faena, porque Cheng Ying est¨¢ constantemente sacudido: por el miedo, por la duda, por el amor, por el deber, y es muy dif¨ªcil dar esa paleta de sentimientos sin pasarse, sin sobreactuar. El texto de Ji Junxiang tiene un intenso h¨¢lito oper¨ªstico: pulsiones extremas, decisiones siempre al borde del abismo. Marta Marco, que interpreta a la princesa embarazada y al fantasma de la esposa de Cheng Ying, es la encarnaci¨®n del dolor: me conmueve m¨¢s en su segundo rol; creo que le faltan unos grados de fiebre en el primero. Hay otros dos personajes sensacionales que al comienzo parecen liberados de ese pathos salvaje que agita a todos. Llu¨ªs Marco dibuja con formidable sobriedad, con gran contenci¨®n, a Gongsun Chujiu, Gran Maestre de la corte el emperador, que abandon¨® su cargo tan pronto como el ves¨¢nico Tu¡¯an Ku y su caterva de corruptos tomaron el palacio. Gongsun se ha retirado para cultivar su huerto y all¨ª vive en paz hasta que llega Manrique, es decir, el atribulado Cheng Ying, y le ruega y le embarca en su plan, casi como Pat Garret (James Coburn) arrastraba a la vor¨¢gine al viejo sheriff Baker (Slim Pickens) en la pel¨ªcula de Peckinpah. Pienso en Peckinpah del mismo modo que pens¨¦ en Star Wars y en Juego de tronos, y en Shakespeare, desde luego: tiene algo vertiginoso volver a constatar que todos los grandes relatos ya se contaron tant¨ªsimo tiempo atr¨¢s. O que ¡°el mundo fue inventado antiguo¡±, como dec¨ªa Macedonio Fern¨¢ndez.
Basta con un vestuario imaginativo y econ¨®mico y unas sabias luces para trasladarnos a palacios, chozas y caminos
El otro personaje flem¨¢tico pero empujado a una decisi¨®n fatal es el general Han Jue, defensor de las cien puertas del palacio, un guerrero feroz pero con un alma noble. Han Jue es Borja Espinosa, que ya estaba estupendo en la compa?¨ªa de Jordi Casanovas (La ruina, La revoluci¨®n, Una historia catalana) y en Litus, de Marta Buchaca, y que aqu¨ª da un gran paso adelante: ha crecido en aplomo, autoridad y fuerza. Y su fantasmal aparici¨®n ¨²ltima, de la que nada puedo contar, es igualmente rotunda: una escena enorme, que cierra en punta el espect¨¢culo.
Lamento decir que no me convenci¨® Ernest Villegas. Broggi le ha encomendado el doble papel de Zhao Shuo, el esposo de la princesa, y de Cheng Po, el hu¨¦rfano del t¨ªtulo, que al crecer ha de convertirse en una mezcla de Hamlet y Segismundo. Villegas da bien como Zhao Shuo, pero le falta voltaje dram¨¢tico en el rol del joven vengador, y la ¨²ltima parte del espect¨¢culo se resiente, a mi modo de ver, de esa carencia.
La puesta de Broggi se centra, como apuntaba al principio, en dos vectores primordiales: claridad y emoci¨®n. A veces le he reprochado la longitud excesiva de alg¨²n montaje, pero esta vez la dramaturgia (que firma con Marc Artigau) me parece ce?ida, mod¨¦lica. Le pongo una pega al trabajo musical, a cargo de Joan Garriga, acompa?ado a la guitarra por Marc Serra. Es una partitura muy sugestiva, que combina los aires orientales con fugas country, en la l¨ªnea de los trabajos de Metheny y Haden, e incluso, me pareci¨®, con reminiscencias irlandesas o italianas. Todas las instrumentaciones me gustaron mucho, pero no me acaban de seducir las canciones de Joan Garriga (l¨ªder de La Troba Kung Fu): buena voz, dicci¨®n algo confusa. Creo tambi¨¦n que una escena tan potente y emotiva como la que cierra la primera parte no requiere el subrayado de M¡¯aclame a tu, de Estell¨¦s (que tambi¨¦n adoro, pero no ah¨ª), servida en una versi¨®n inferior, para mi gusto, a la de Ovidi Montllor y Toti Soler. El hu¨¦rfano del clan Zhao es un envite ambicioso y apasionado, al que todav¨ªa le falta una vuelta de tuerca, pero que hay que correr a ver y aplaudir. Broggi y su compa?¨ªa tienen otro ¨¦xito grande entre manos.
L¡¯orfe del clan dels Zhao. De Ji Juanxiang. Direcci¨®n de Oriol Broggi. Int¨¦rpretes: Julio Manrique, Pablo Derqui, Llu¨ªs Marco, Ernest Villegas, Marta Marco y Borja Espinosa. M¨²sica en directo de Joan Garriga. Teatre Romea. Barcelona. Hasta el 11 de mayo.
Babelia
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