So?ar de m¨¢s
La actividad pol¨ªtica tiene ribetes sociales, emocionales, hist¨®ricos y trascendentes que exigen un grado de implicaci¨®n mayor que la del gestor
Todo lo hemos o¨ªdo mil veces. A m¨ª lo que me gusta de mi pareja es que me sorprenda. En realidad, a nadie le gusta que su pareja le sorprenda, lo que le gusta es que le sorprenda agradablemente. Porque tanta sorpresa le dar¨¢ si le dice que lleva liado tres a?os con otra persona como si le propone pasar el puente de mayo en las Bahamas. Algo parecido nos sucede con la actividad pol¨ªtica. Nuestra fantas¨ªa consiste en desear solo buenos gestores. Es un error, porque la actividad pol¨ªtica tiene ribetes sociales, emocionales, hist¨®ricos y trascendentes que exigen un grado de implicaci¨®n mayor que la del gestor. Pero quiz¨¢ estamos tan vapuleados que nos conformamos con so?ar de menos. Uno ya no le pide a sus sue?os que sean er¨®ticas aventuras llenas de misterio, sino que al menos no salga tu jefe dando voces ni terminen en un pasillo de urgencias.
Podr¨ªamos aceptar que buena gesti¨®n es dictar una ley de empleo que facilite los despidos masivos y ponga a cero los derechos laborales. En un mercado de trabajo mortecino puede llegar a aceptarse como un est¨ªmulo empresarial. El Gobierno se hab¨ªa dise?ado un circuito perfecto. Yo hago la ley y luego la aplico en mi favor. De ah¨ª la sorpresa ante los repetidos varapalos que los jueces est¨¢n aplicando a los ERE de empresas p¨²blicas. La Audiencia Nacional ha ordenado la readmisi¨®n de los despedidos de Tragsa y, sumado a las ruborizantes sentencias sobre los despidos en la televisi¨®n valenciana y madrile?a, m¨¢s que buenos gestores, lo que necesita la pol¨ªtica espa?ola es que sus responsables se lean las leyes que dictan.
Bruselas ha multado recientemente a Espa?a por asuntos energ¨¦ticos y por las ayudas directas a diversos sectores industriales. Tirones de orejas a la mala gesti¨®n legislativa. En la castraci¨®n de la justicia universal nadie ha pensado en lo maniatada que queda la persecuci¨®n de m¨²ltiples delitos y se acrecienta la sensaci¨®n de que nuestro Gobierno vive una pesadilla en la cocina. Convencidos de que la ley es el camino correcto para resolver todos los problemas que nos salen al paso en la discusi¨®n p¨²blica, lo fundamental ser¨ªa transmitir al ciudadano el esfuerzo honesto por aplicarla. Quiz¨¢ es so?ar de m¨¢s.
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