Riccardo Muti: ¡°Europa debe despertarse¡±
El director napolitano dirigir¨¢ dos conciertos del ¡®R¨¦quiem¡¯ de Verdi en el Real y en la catedral de Toledo
Ver y o¨ªr a Riccardo Muti hablar es todo un espect¨¢culo. Primero escucha atentamente las preguntas con toda la seriedad del mundo; luego piensa unos segundos y finalmente se desata una precisa explicaci¨®n que, cuando est¨¢ de buen humor, como esta ma?ana, termina en pie teatralizando la respuesta y provocando la carcajada del auditorio. Ha sucedido hoy cuando ha relatado una disparatada puesta en escena de La traviata que vio hace poco por televisi¨®n y que le ha dado pie para disertar sobre las manipulaciones que se han hecho en los ¨²ltimos tiempos de las obras de Verdi. El maestro napolitano se encuentra en Madrid preparando los dos conciertos que dar¨¢ con la orquesta y el coro del Teatro Real, el Coro de la Comunidad de Madrid y parte de su joven formaci¨®n Luigi Cherubini. Ambos con el mismo programa: el R¨¦quiem de Verdi. El primero se celebrar¨¢ en la catedral de Toledo el s¨¢bado a las ocho de la tarde (en la conmemoraci¨®n del IV Centenario del fallecimiento del Greco), el segundo el pr¨®ximo lunes en el Teatro Real.
El concierto del s¨¢bado se realizar¨¢ en un espacio espectacular y muy apropiado para una misa como el monumento que Verdi dedic¨® al escritor Alessandro Manzoni. Se interpret¨® por primera vez en la iglesia de San Marco en Mil¨¢n, dirigido por el propio Verdi. Lugar donde el propio Muti lo dirigi¨® en 2001. ¡°La iglesia tiene un significado importante para m¨ª. Soy napolitano y Napol¨¦s tuvo a Espa?a como descomunal influencia¡±, ha explicado, mientras recordaba que la idea de estos conciertos parti¨® del fallecido exdirector art¨ªstico del Real, Gerard Mortier. ¡°Tuvimos la idea de juntar a la orquesta del Teatro Real y su coro con una parte de la joven orquesta Cherubini. En el concepto de una Europa culturalmente unida, es un ejemplo de c¨®mo un movimiento de comprensi¨®n rec¨ªproca puede unir a los pueblos a trav¨¦s de la m¨²sica m¨¢s que a trav¨¦s de la pol¨ªtica. La m¨²sica no tiene sentimientos buenos o malos, sino que transmite de belleza. Y ah¨ª es donde los pueblos se encuentran, sin palabras ni malentendidos¡±.
A partir de ah¨ª ha comenzado a explicar la complejidad que reside en la ejecuci¨®n de esta pieza. Tambi¨¦n la diferencia fundamental que separa el acercamiento de los italianos y espa?oles a Dios respecto a los germ¨¢nicos; detalle crucial para entender la obra, considera el actual titular de la Sinf¨®nica de Chicago. ¡°Nosotros lo vemos como alguien responsable de nuestra existencia, as¨ª que pedimos y le exigimos el reposo. El acercamiento germ¨¢nico es distante, respetuoso¡ nosotros, en cambio, le hablamos Dios como si fuera uno de nosotros. ¡®Me has creado y me debes dar el reposo eterno¡¯. ¡®Si existo me debes dar el reposo eterno¡¯. Eso es impensable en una misa de Bruckner, por ejemplo. Lo vemos en el Dies Irae de este R¨¦quiem, donde la soprano tiembla y dice que tiene miedo. Luego hay un largo silencio, espera una respuesta y Dios le contesta con el Dies Irae, la violencia. Los espa?oles y los italianos le pedimos a dios una religiosidad humana¡±.
Y todo este asunto solo puede comprenderse, cree Muti, a trav¨¦s del texto de la obra. Solo es posible realizar una buena interpretaci¨®n a partir de las palabras que contiene. ¡°Es un discurso directo y le da la responsabilidad a Dios. El R¨¦quiem de Verdi es un r¨¦quiem humano. El de un hombre que quiere la paz dando a Dios la responsabilidad de la creaci¨®n. As¨ª que el texto latino es fundamental para la interpretaci¨®n. Hay que ir de la palabra a la m¨²sica. No se puede hacer este R¨¦quiem si no se entiende el texto.La soprano, por ejemplo, canta el Libera me Domine primero gritando, luego es un jaleo y lo pide a gritos; la tercera vez hay un cierto cansancio y desesperanza. Eso es muy importante. Es el punto crucial, deja un punto de interrogaci¨®n: ?me liberar¨¢s o no? Esa es la clave. No lo sabemos. Ese punto de interrogaci¨®n es la sustancia del R¨¦quiem. Eso y no el Dies Irae, que les encanta a los directores de orquesta para hacer el payaso, pero no es la clave¡±.
El director ha esbozado una breve l¨ªnea del tiempo que articula el legado de Verdi en la que ¨¦l mismo se ha colocado como ¨²ltimo heredero de una tradici¨®n que ha pasado por Toscanini y por su maestro Antonino Votto. De este modo vive Muti preocupado por la integridad de las composiciones del maestro italiano, frecuentemente malinterpretadas o adulteradas en aras de la espectacularidad. ¡°A menudo se ha hecho una lectura superficial de la ¨®pera de Verdi, y de la italiana en general. Mientras en Mozart, Strauss, Webern, el respeto por la m¨²sica es total; en la italiana mucho se f¨ªa al capricho de los cantantes y de los directores complacientes. Como en Il Trovatore, que se colocan notas que Verdi jam¨¢s escribi¨®. ?l sab¨ªa que se hac¨ªa porque el p¨²blico responde f¨¢cilmente a las notas agudas que crean una especie de reacci¨®n f¨ªsica ardiente, para no decir otra palabra. As¨ª que hoy todav¨ªa muchos directores solo quieren hacer el Il Trovatore cuando saben si el tenor puede hacer la famosa nota que en realidad Verdi no escribi¨®¡±.
Lo mismo sucede con la direcci¨®n de escena, ¡°un problema grav¨ªsimo¡±, seg¨²n Muti, que le granje¨® sonados esc¨¢ndalos en el pasado. ¡°No se trata de escena moderna o antigua, sino de escena inteligente o cretina. He trabajado con los mejores directores de escena. Y muchas veces he tenido un encuentro feliz, otras veces nada feliz y algunas incluso desastrosos. Como cuando me fui del festival de Salzburgo con la Clemenza di Tito¡±. Se refer¨ªa a la puesta en escena de los Herrmann que Gerard Mortier program¨® en 1991 (su primer a?o al frente del festival) y que supuso un alejamiento entre ambos.
Pero todo aquello es agua pasada. De hecho, Muti tuvo amables palabras para el gestor belga. Lo que le preocupa ahora es Europa y su supuesta uni¨®n. Y sobre todo, la cultura y su decaimiento. ¡°Los pa¨ªses orientales: China, Corea¡ est¨¢n aprendiendo nuestra cultura musical. En 30 a?os estar¨¢n integrados en nuestra cultura y nosotros nos convertiremos en un bonito y simple museo. Hay que defender nuestra cultura para luego d¨¢rsela a otros. Europa debe despertarse, una Europa unida debe tener una mentalidad europea¡±.
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