Nostalgia
Los ochenta no fueron tan id¨ªlicos. 'Cu¨¦ntame' hace equilibrios para sortear pol¨¦micas pol¨ªticas, pero el documental que le sigue revisa de forma honesta aquellos complejos a?os
Acongojada por el retroceso en su nivel de vida, la generaci¨®n del baby-boom se aferra a la nostalgia. Abundan las camisetas de Mazinger Z entre gente canosa, las redes sociales se llenan de reivindicaciones del walk-man o del Naranjito, mil blogs evocan la EGB y Alaska sale m¨¢s en la tele que cuando hac¨ªa La bola de cristal. TVE explota ese fil¨®n gracias a un archivo sin rival y a la longeva serie Cu¨¦ntame c¨®mo pas¨®, que esta temporada transcurre por los a?os ochenta, los del felipismo y la Movida.
Hab¨ªa suspicacias sobre el tratamiento que dar¨ªa Cu¨¦ntame a la arrolladora victoria socialista de 1982, dada la proximidad de las elecciones europeas. La sugerencia de la casa fue repartir con cuidado los planos de carteles partidistas. El equipo lo resolvi¨® dejando aquella noche de la foto en el balc¨®n del Palace en segundo plano, eclipsada tras una inesperada trama de adulterio y ruptura en los Alc¨¢ntara que resultaba una conmoci¨®n para los seguidores de la casi siempre ejemplar pareja.
Cu¨¦ntame, de factura impecable, mantiene una l¨ªnea contenida en lo ideol¨®gico gracias a la cual ha sobrevivido a dos cambios del color del Gobierno. Aznar alarde¨® en sus memorias de que la idea naci¨® en una cena a la que invit¨® a Imanol Arias, Ana Duato y otros artistas. Los guionistas, que llevaban tiempo de puerta en puerta, lo niegan. Felipe Gonz¨¢lez, suspicaz, no acert¨® cuando vaticin¨® que la serie acabar¨ªa antes de verle triunfador.
El mosqueo por las presiones sectarias se esfuma a la vista de Ochent¨¦ame otra vez, el documental que sigue a cada cap¨ªtulo. Ah¨ª no se regatean planos de Gonz¨¢lez y se hace un repaso honesto de aquella etapa de claroscuros, de ilusi¨®n por Europa y por la modernidad, pero tambi¨¦n de paro y hero¨ªna, de terror y guerra sucia. Se espanta as¨ª la tentaci¨®n de presentar como id¨ªlica esa d¨¦cada en la que, eso s¨ª, se respiraba m¨¢s libertad que hoy, en la televisi¨®n tambi¨¦n.
Mientras los menos se fijan en su leve carga pol¨ªtica, Cu¨¦ntame se permite alg¨²n momento trasgresor (para los est¨¢ndares mojigatos de la TDT), como la impagable escena de Herminia (Mar¨ªa Galiana) ri¨¦ndose del discurso del Rey tras la inocente ingesta de una galleta de hach¨ªs. Una gamberrada ligera en un producto amable. El tiempo es un b¨¢lsamo: vemos el pasado mejor que fue solo porque ¨¦ramos m¨¢s j¨®venes.
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