Telara?as en el alma

Un ingenioso guion de Scott Neustadter y Michael H. Weber permiti¨® a Marc Webb debutar como director con un particular hito de la moderna comedia rom¨¢ntica que le convirti¨® ¡ªen una decisi¨®n ejecutiva algo arriesgada¡ª en candidato ideal para hacerse cargo del reboot de la franquicia Spiderman.

(500) d¨ªas juntos, con su estructura fragmentaria y su mirada sobre la fragilidad sentimental masculina, ten¨ªa poco que ver con el cine de superh¨¦roes, pero acreditaba a Webb como poseedor de una sensibilidad capaz de proponer a un Peter Parker convincente. Eso explica que lo mejor de sus dos lecturas del personaje creado por Stan Lee y Steve Ditko no sean unas escenas de acci¨®n donde se luce m¨¢s el departamento de imagen digital que el responsable de la puesta en escena, sino todo lo que tiene que ver con la vida civil (y emocional) del personaje: Andrew Garfield y Emma Stone, en las pieles de Peter Parker y Gwen Stacy, son, en definitiva, lo m¨¢s convincente y verdadero tambi¨¦n en esta secuela que, no obstante, supera el sentido del espect¨¢culo de la entrega anterior y se esfuerza por encontrar una unidad org¨¢nica para la trilog¨ªa en curso.

En The amazing Spiderman 2. El poder de Electro, Webb sigue alej¨¢ndose del tono m¨¢s o menos ingenuo y casi retro que Sam Raimi dio al personaje en claro homenaje a la etapa Ditko para seguir adensando la naturaleza traum¨¢tica del personaje. Al comienzo de la pel¨ªcula hay, eso s¨ª, una eficaz persecuci¨®n ¡ªvaciada de estilo personal¡ª donde se unen estruendo y comedia y que deja claro que, en lugar de explorar nuevas soluciones formales, Webb se ha conformado con combinar una c¨¢mara inestable con las puntuaciones al ralent¨ª modelo Zack Snyder.

Avanzado el metraje, una escena clave en la mitolog¨ªa del personaje, que Raimi esquiv¨® y que no conviene desvelar, da pie al momento m¨¢s contundente de un trabajo que en ning¨²n momento se puede librar del todo de la sospecha de parecer otra rutinaria pel¨ªcula de superh¨¦roes.