Toda pasi¨®n (felizmente) concluida
'El Mois¨¦s de Freud' de Yosef Hayim Yerushalmi traza una historia psicoanal¨ªtica del pueblo jud¨ªo Casi se me pasa este mes acordarme del 40? aniversario de la muerte de Alfonso Costafreda, para mi gusto, uno de los mejores, pero menos le¨ªdos, poetas de la ¡°generaci¨®n del 50¡±
De los tres jud¨ªos m¨¢s influyentes en los dos ¨²ltimos siglos ¡ªMarx, Einstein y Freud¡ª, ni el primero ni el ¨²ltimo gozan de la especial estima de los m¨¢s ortodoxos. De Marx no pueden olvidar que su padre le ¡°convirti¨®¡± al cristianismo a los seis a?os (para evitarle las discriminaciones que sufr¨ªan los jud¨ªos alemanes) y que fue un gran ateo y un ¡°empedernido antisemita¡± toda su vida. Einstein, en cambio, siempre fue ¡°fiel a su pueblo¡± y, al menos, mantuvo a su manera la creencia en un principio trascendente, como sugiere el c¨¦lebre aserto ¡°Dios no juega a los dados con el universo¡±. El orgullo identitario que Einstein inspiraba a los jud¨ªos era tan grande que cuando muri¨® Jaim Weizmann, primer presidente de Israel, Ben Gurion le pidi¨® que aceptara la presidencia, una invitaci¨®n que (afortunadamente para todos) el cient¨ªfico declin¨®. En cuanto a Freud, bueno, las cosas se complican: aunque, como Einstein, era muy consciente de su identidad, fue, como Marx, un ateo convencido. Y peor a¨²n: en Mois¨¦s y la religi¨®n monote¨ªsta (1939), la ¨²ltima obra que public¨® en vida, se atrevi¨® a afirmar que Mois¨¦s no solo no era jud¨ªo, sino un egipcio que, tras guiar a los hebreos en su rebeli¨®n contra el fara¨®n, les transmiti¨® la religi¨®n monote¨ªsta de Amenhotep IV (Akenat¨®n). Y que, finalmente, acab¨® siendo asesinado por los propios jud¨ªos, los cuales, enfermos de mala conciencia por aquel crimen fundacional, terminaron coloc¨¢ndole en el lugar preferente del pante¨®n del juda¨ªsmo. Sobre Freud y sobre su libro se ha escrito profusamente: de sus tergiversaciones de datos hist¨®ricos y antropol¨®gicos, de las razones posibles o imaginarias de su ataque a las creencias del juda¨ªsmo, incluso del significado del propio libro como documento psicoanal¨ªtico de Sigmund Freud, que se habr¨ªa identificado con el protagonista (tambi¨¦n ¨¦l se habr¨ªa quedado a las puertas de una Tierra Prometida). Todo eso lo recoge y analiza con rigor el ya cl¨¢sico (1991) estudio El Mois¨¦s de Freud. Juda¨ªsmo terminable e interminable, del historiador hebreo Yosef Hayim Yerushalmi (1932-2009), un estupendo ensayo publicado ahora por Trotta. Pero m¨¢s all¨¢ de las controversias hist¨®ricas y religiosas, al autor le interesa no solo la ¡°biograf¨ªa¡± del libro, redactado precisamente cuando el nazismo ya hab¨ªa empezado a mostrar al mundo su rostro m¨¢s brutal, sino tambi¨¦n lo que implica como intento de trazar una historia psicoanal¨ªtica del pueblo jud¨ªo. Por cierto que mientras lo le¨ªa, en esos d¨ªas de obligadas pasiones en los que la presidenta socialdem¨®crata andaluza y la programaci¨®n de las televisiones (p¨²blicas y privadas) parec¨ªan haber regresado al pasado m¨¢s pasado, me lleg¨® un correo electr¨®nico de un amigo con una informaci¨®n acerca de la declaraci¨®n perfectamente antisemita de Manuel Fraga durante el preg¨®n de la Semana Santa de Zamora de 1971, casi dos milenios despu¨¦s de la muerte de Cristo, pero menos de un lustro antes de que el pol¨ªtico franquista comenzara a producirse como un dem¨®crata de toda la vida: ¡°Los jud¨ªos prefirieron la injusticia al desorden, el inmovilismo a la esperanza y el milagro, el ego¨ªsmo a la caridad. A¨²n no han terminado de expiar la sangre ca¨ªda sobre ellos y sobre sus hijos¡±. Toma ya, el pr¨®cer de nuestra singular democracia.
Costafreda
Casi se me pasa este mes particularmente mortuorio sin acordarme del 40? aniversario de la muerte de Alfonso Costafreda, para mi gusto uno de los mejores, pero menos le¨ªdos, poetas de la ¡°generaci¨®n del 50¡±. Naci¨® en T¨¤rrega (Lleida) en 1926 y se suicid¨® (como muchos de los poetas que le gustaban: Maiakovski, Trakl, Hart Crane, Pavese, Plath, Ferrater) el 4 de abril de 1974 en Ginebra, donde trabajaba en la OMS. Lo que le distingui¨®, como actitud vital, de sus compa?eros de grupo fue su entrega casi religiosa a la poes¨ªa y la convicci¨®n de que solo a trav¨¦s de la experiencia del sufrimiento pod¨ªa llegarse a la esencia de las cosas. Y, sin embargo, aquel guapo y brillante joven que hab¨ªa obtenido en 1949 el prestigioso Premio Bosc¨¢n por el poemario Nuestra eleg¨ªa ¡°pose¨ªa unos gozosos, casi fren¨¦ticos excedentes de vitalidad¡±, seg¨²n su amigo de entonces Jos¨¦ Manuel Caballero Bonald. Perteneciente por edad y afinidades electivas al grupo de escritores de la llamada ¡°escuela de Barcelona¡±, Costafreda, que hab¨ªa iniciado su trayectoria dentro de los par¨¢metros de una ¨¦pica social profundamente antirret¨®rica, se fue distanciando ¡ªsin duda por residir en el extranjero¡ª del tipo de poes¨ªa que elaboraban sus compa?eros de generaci¨®n (particularmente Gil de Biedma), profundizando en cambio en una veta existencialista y expresionista que dar¨¢ sus mejores frutos en el libro p¨®stumo Suicidios y otras muertes (Ocnos, 1974). Su prologuista de lujo, Vicente Aleixandre, lo rememora afirmando que daba ¡°la imagen del que viv¨ªa contra la corriente, como obedeciendo a su propio destino subterr¨¢neo desde el que anhelase una quimera de luz¡±. Una descripci¨®n que ahora se me antoja glosa inconsciente de No hay otra forma de vivir, un extraordinario poema (con reminiscencias de Eliot) que no me resisto a transcribirles: ¡°Para alcanzar la libertad no dudes / en desprenderte de todo, de todos. / Vida que se supiera al borde del abismo. / Todo lo perder¨¢s, / y aunque te pierdas a ti mismo, / n¨¢ufrago ser¨¢s y luz del d¨ªa¡±.
Recaudaci¨®n
Me comentan algunos editores ¡ªy no de los m¨¢s peque?os¡ª su preocupaci¨®n por la creciente codicia recaudatoria de la Federaci¨®n de Gremios de Editores de Espa?a, cuyas reservas econ¨®micas se encuentran bajo m¨ªnimos a consecuencia de la p¨¦rdida de las subvenciones ministeriales y de los ingresos que ven¨ªa percibiendo a cuenta del llamado ¡°canon digital¡±. Ese af¨¢n tesorero, evidente desde enero de 2012, cuando la privatizada Agencia del ISBN comenz¨® a hacer caja por servicios hasta entonces gratuitos, se extiende ahora a DILVE ¡ªotra plataforma de informaci¨®n de libros en venta¡ª, que, seg¨²n la comunicaci¨®n que han recibido sus usuarios, empezar¨¢ a cobrar sus servicios a partir del 5 de mayo. Mis informantes llegan a relacionar, un tanto inexplicablemente, esa (presunta) codicia recaudatoria con el ascendiente que en la principal instancia representativa del sector estar¨ªa adquiriendo el grupo Planeta. Seg¨²n ellos, tanto en la junta directiva como en el sector ejecutivo de la FGEE se percibe un evidente ¡°aterrizaje¡± de personas directa o indirectamente vinculadas a los negocios editoriales de Planeta (incluyendo Grup 62). Otra de las manifestaciones de la penuria econ¨®mica federativa ser¨ªa la interrupci¨®n (?sine die?) de las encuestas de ¨¢mbito nacional acerca de h¨¢bitos de lectura y compra de libros, a diferencia de lo que ocurre en Catalunya, cuyo Gremi d¡¯Editors (presidido por Daniel Fern¨¢ndez ¡ªEdhasa¡ª, miembro de la junta directiva de la FGEE) ha presentado la suya para hacer ruido medi¨¢tico y calentar motores antes de Sant Jordi. Por cierto, me entero de que ¡°para evitar pol¨¦micas¡± no se proporcionar¨¢n datos totales de venta de los libros en Sant Jordi hasta el d¨ªa 28, cuando las cifras est¨¦n suficientemente aquilatadas. En fin, que haya suerte.
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