La Gabolectura
Colombia sigue homenajeando a su Nobel y lee en voz alta en todas las bibliotecas p¨²blicas del pa¨ªs a ¡®El Coronel no tiene qui¨¦n le escriba¡¯
Solo 10 cuadras separan la Catedral Primada de Colombia de la Biblioteca Nacional. Ayer, en la catedral, a cinco d¨ªas de su muerte, Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez fue homenajeado con Mozart y vallenatos, y hoy, en el sexto, los actos en su memoria se trasladaron a la biblioteca que muchas veces visit¨® en sus primeros a?os de escritor, un edificio emblem¨¢tico en el centro de Bogot¨¢ que alberga la colecci¨®n completa de las obras del Nobel, en todas las ediciones y en todos los idiomas.
El presidente Juan Manuel Santos lleg¨® a las 9 de la ma?ana para iniciar la lectura de El Coronel no tiene qui¨¦n le escriba, una novela de 90 p¨¢ginas que fue publicada por primera vez en 1961 por la editorial Aguirre, en Medell¨ªn. Esa ser¨ªa su segunda novela, que escribi¨® en Par¨ªs en 1956 en un peque?o hotel del barrio latino.
¡°El coronel destap¨® el tarro del caf¨¦ y comprob¨® que no hab¨ªa m¨¢s de una cucharadita. Retir¨® la olla del fog¨®n, verti¨® la mitad del agua en el piso de tierra, y con un cuchillo rasp¨® el interior del tarro sobre la olla hasta cuando se desprendieron las ¨²ltimas raspaduras del polvo de caf¨¦ revueltas con ¨®xido de lata¡±. As¨ª comenz¨® oficialmente la Gabolectura que se extender¨¢ por ocho horas, no solo en Bogot¨¢, sino en todas las bibliotecas p¨²blicas del pa¨ªs, que suman m¨¢s de 1.400.
Se sabe que Gabo reescribi¨® once veces los borradores de esta novela, cuyo personaje central, un veterano coronel que lleva esperando 25 a?os a que le llegue su pensi¨®n, mientras malvive en la miseria y olvidado, fue calificado por el Nobel Mario Vargas Llosa, como su personaje m¨¢s logrado. En Historia de un deicidio, el escritor peruano dice que ¡°el Coronel es, quiz¨¢s, el m¨¢s acabado de los personajes de Garc¨ªa M¨¢rquez, un hombre que fascina por su facilidad de hablar, pero no por su ret¨®rica. Un hombre que se abstiene del discurso vano y da que pensar con sus respuestas cortas y abiertas¡±.
Despu¨¦s de Santos, continuaron con la lectura su esposa Mar¨ªa Clemencia Rodr¨ªguez de Santos, la ministra de Cultura; Mariana Garc¨¦s C¨®rdoba, la directora de la Biblioteca Nacional; Consuelo Gait¨¢n, la directora de la Orquesta Sinf¨®nica de Colombia; Claudia Franco, el escritor Conrado Zuluaga y otros como Jota Mario Arbel¨¢ez. Cada uno le¨ªa un par de p¨¢ginas y se pasaba el libro de mano en mano. Luego se fueron sumando ciudadanos del com¨²n.
¡°El coronel se ocup¨® del gallo a pesar de que el jueves habr¨ªa preferido permanecer en la hamaca. No escamp¨® en varios d¨ªas. En el curso de la semana revent¨® la flora de sus v¨ªsceras. Pas¨® varias noches en vela, atormentado por los silbidos pulmonares de la asm¨¢tica¡±, ley¨® Jaime Abello, uno de sus amigos m¨¢s cercanos y director de la Fundaci¨®n Nuevo Periodismo Iberoamericano, uno de los grandes legados de Gabo.
La lectura acab¨® en Bogot¨¢ hacia el mediod¨ªa, pero continu¨® en una jornada sin fin, en todo el pa¨ªs. Si usted quiere escuchar al propio Garc¨ªa M¨¢rquez, que inmortaliz¨® su voz en 1967 leyendo un fragmento de El coronel para la emisora HJCK de Bogot¨¢, puede hacerlo AQU?
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