Una Nueva York para el olvido

Cualquier memoria verdaderamente cin¨¦fila posee una tonelada de recuerdos, muchos de ellos imborrables, de la ciudad de Nueva York. Hasta el punto de que la primera vez que la pisas te asalta una fascinada sensaci¨®n de d¨¦j¨¤ vu y de que sus paisajes te resultan m¨¢s familiares que lugares en los que has vivido. En esa memoria cinematogr¨¢fica se mezclan la luz y la oscuridad, Nueva York puede ser m¨¢gica y provocar miedo, alimentar comedias y sentirte amenazado. En la pel¨ªcula Shame una perdedora canta una versi¨®n de New York, New York, esa canci¨®n exaltante, ¨¦pica, sensual y grandiosa en la voz de Sinatra, que te pone los pelos de punta, que solo transmite derrota y tristeza. Pero independientemente de que las historias que cuenta Woody Allen sobre la gente de su ciudad sean dram¨¢ticas, graciosas, hilarantes o agridulces, Nueva York siempre aparece retratada con amor, es un sitio donde te apetece vivir.

La pen¨²ltima visita que he sufrido en el cine a esa ciudad mitol¨®gica ha sido la insoportable Frances Ha, una tonter¨ªa con pretensiones y adornada con la etiqueta indie (cu¨¢ntas estupideces se perpetran en nombre de esa cosa tan prestigiosa como mayoritariamente vacua e impotente llamada cine independiente), que describe en estrat¨¦gico blanco y negro, con personajes, situaciones, di¨¢logos y actores lamentables, la llevadera supervivencia y las muy inanes relaciones de una chica presuntamente vitalista y con vocaci¨®n danzarina.

Esperaba que me desapareciera la fatiga que me provoc¨® esa visi¨®n indie de la vida en Nueva York ante La vida inesperada, de la que llegaba alg¨²n entusiasmado comentario cr¨ªtico y tambi¨¦n la muy complacida respuesta del p¨²blico en el festival de M¨¢laga.

Narra el encuentro en Nueva York entre un se?or de provincias, presunto asesor financiero, a punto de casarse, y un primo suyo que lleva diez a?os viviendo all¨ª, con la intenci¨®n del primero de pasar un mes invitado en su casa y conociendo a fondo los lugares y ambientes que no forman parte de la ruta tur¨ªstica. El inmigrante espa?ol que fue con la esperanza de triunfar como actor ya no dispone de sue?os sin fundamento y se busca la vida currando en lo que puede. El esplendor que busc¨® alg¨²n d¨ªa ha sido sustituido por la estricta supervivencia, aunque oculte su realidad a la familia. Tampoco nada es lo que parece en la visita del primo.

Durante un prudente rato espero conectar con los problemas tratados de forma agridulce de estos n¨¢ufragos urbanos. Tambi¨¦n cre¨¦rmelos a ellos y a la fauna que les acompa?a. Sonre¨ªr ante los equ¨ªvocos, amores, estupores y desventuras cotidianas que les acompa?an, compartir el afecto, la iron¨ªa y la comprensi¨®n que sienten hacia ellos la guionista Elvira Lindo y el director Jorge Torregrossa. Pero no hay manera. Mi frigidez emocional ante su tragicomedia es absoluta. Y retorno a mi eterno desencuentro (solo aliviado por su trabajo en Vivir es f¨¢cil con los ojos cerrados) con Javier C¨¢mara. Debe ser cosa de piel.