Sue?os
Afortunadamente, no abundan los grandes creadores empe?ados en privarnos de sus gloriosas criaturas
Aseguran que Malcolm Lowry en uno de sus delirios alcoh¨®licos (cuentan que esa tr¨¢gica necesidad de beberse la colonia en su caso fue real cuando alguien le encerr¨® en el cuarto de ba?o) intent¨® quemar el manuscrito de esa novela desesperada y genial titulada Bajo el volc¨¢n, pero que su esposa la rescat¨® de las llamas. Tambi¨¦n parece que es cierta la orden que el agonizante Kafka transmiti¨® a su amigo y albacea Max Brod para que quemara sus libros sin publicar. Y el febril Van Gogh tambi¨¦n intent¨® hacer una pira con sus cuadros, que inexplicablemente no le compraba nadie. Benditos sean los rescatadores de arte tan imperecedero. Afortunadamente, no abundan los grandes creadores empe?ados en privarnos de sus gloriosas criaturas.
El l¨®gico anhelo de los artistas, aunque siempre aparece alg¨²n farsante proclamando con naturalidad fingida que solo escribe para s¨ª mismo, es que su obra encuentre p¨²blico y eco.
Ning¨²n escritor de la segunda mitad del siglo XX ha tenido en vida un reconocimiento tan universal y abrumador de su talento como Garc¨ªa M¨¢rquez. Y no me olvido de Borges, pero creo que lleg¨® a menos gente. El imaginario Macondo se convirti¨® en algo asombrosamente familiar para infinidad de lectores. De todo tipo, con paladar educado o sin demasiadas exigencias. Imaginas que sus deseos creativos se sintieron plenamente realizados, que no est¨¢ mal despedirse de la estancia en la tierra a los 87 a?os, sin padecer una atroz devastaci¨®n f¨ªsica o mental, sabiendo que millones de personas se sintieron fascinadas o menos solas gracias a Cien a?os de soledad, que su arte logr¨® lo que se propuso.
Pienso en el desaparecido Garc¨ªa M¨¢rquez al enterarme de que ha muerto Tito Vilanova. Con 45 a?os, despu¨¦s de tres luchando para expulsar al monstruo, habiendo disfrutado muy poco tiempo de un sue?o que imagino le aliment¨® desde ni?o, entrenar al Barcelona. Debe de ser terrible que ese sue?o se haga real en un momento y que se desvanezca tan pronto, al mismo tiempo que tu existencia. Parec¨ªa un hombre discreto y templado. Incluso para no lanzarse a la yugular del villano que te ha metido un dedo en el ojo. Ojal¨¢ que antes de irse haya desaparecido la hiel entre ¨¦l y su viejo amigo Guardiola. Ojal¨¢ que tocara un pedazo del cielo con la Liga que gan¨®.
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