Ezra Pound, una poes¨ªa en familia
Patrizia de Rachewiltz, nieta de uno de los grandes poetas del siglo XX, publica 'Mi Taishan' Se trata de un libro-testimonio que enlaza lo cl¨¢sico con las vanguardias y el presente
Una ni?a de trenzas. Un abuelo acaricia un gato. Otro ni?o busca entrar en el juego de miradas entra la nieta y el abuelo. Ella tiene ocho a?os. Es 1958. ?l acaba de salir del infierno. Ella ha nacido y crecido con el ruido de su ausencia. Lo espera.
¡°?l caminaba delante, como dando / pasos de danza. / Las monta?as cerraban el horizonte, / sent¨ªa c¨®mo mi coraz¨®n se hab¨ªa detenido¡±.
Sentada en la orilla de la sombra de su pasado, Patrizia de Rachewiltz busca y encuentra su propia luz al seguir los pasos de aquel abuelo llamado Ezra Pound (1885-1972). No solo en los versos de uno de los m¨¢s grandes poetas del siglo XX, sino tambi¨¦n en algunas de sus mismas rutas l¨ªricas que van y vienen de lo cl¨¢sico para despejar el presente. Habla con su propio mundo nutrido y rodeado de poes¨ªa y arte, por parte de padres (ella poetisa y traductora, ¨¦l egipt¨®logo) y abuelos (¨¦l cl¨¢sico poeta, ella virtuosa del viol¨ªn y music¨®loga).
Desde esa orilla de la sombra y de la oscuridad de sus vivencias, Patrizia de Rachewiltz (Merano, 1950) recrea su vida en Mi Taishan (Linteo). Ahora vive en Hertogenbosch (Holanda) y a trav¨¦s del correo electr¨®nico recuerda las ra¨ªces de este ¨¢lbum l¨ªrico de su familia y amigos. Testimonio, autobiograf¨ªa, memoria, meditaciones y ensue?os. Va en busca del para¨ªso; tan anhelado, pero¡
¡°T¨², la calma en el coraz¨®n / el escalofr¨ªo y el triunfo, / yo, la solitaria en el camino. / T¨² te ba?as en la claridad de la luna, / no necesitas un para¨ªso, / mientras que yo temo saberlo¡±.
En su poes¨ªa se cruzan, seg¨²n Viorica Patea, cotraductora con el poeta Antonio Colinas y autora de la introducci¨®n del libro, la est¨¦tica imagista (corriente vanguardista creada por Pound en 1912 ¡°que revolucion¨® el lenguaje po¨¦tico al cultivar una poes¨ªa concisa, sucinta, el¨ªptica, basada en im¨¢genes que quer¨ªan eliminar los elementos superfluos y decorativos de la po¨¦tica y la ret¨®rica¡±) con la corriente confesional de la posguerra, ¡°pasando por el filtro de los poetas de la Imagen profunda que intentaban niveles m¨¢s hondos del inconsciente¡±.
En casa exist¨ªa el culto a la obra del abuelo. Recit¨¢bamos sus 'Cantos'
Afloran en sus versos los complejos lazos familiares y el anhelo por alcanzar el amor ideal. Creci¨® en un ambiente donde la literatura y el arte desempe?aban un papel crucial: ¡°En nuestra casa exist¨ªa el culto a la obra de mi abuelo, y todos, mis padres, mi hermano y yo, recit¨¢bamos sus Cantos de memoria¡±. En su familia ¡°la poes¨ªa era un modo de vida¡±, como creaci¨®n y traducci¨®n. Madre e hija han traducido a distintas lenguas: ingl¨¦s, italiano, holand¨¦s.
Mi Taishan es el nombre, recuerda Patea, de una de las cinco monta?as sagradas de China, relacionadas con la muerte y el renacimiento, ¡°met¨¢fora del monte que subimos en la vida¡±. Y en la poetisa nace de dos vertientes m¨¢s: Life Studies, el libro de Robert Lowell que cambia la tradici¨®n literaria de la posguerra, y los m¨ªticos Cantos de Pound, referidos a la monta?a. Ella establece un di¨¢logo con su abuelo y su poes¨ªa como sucede en El verano de las rosas blancas, que hace referencia al Canto CVI:
¡°Debajo de una gran hoja verde, con todos / los a?os por delante, me arrastr¨¦ en tu mundo / de orugas, entre altares dispersos / de musgos y de tierra¡±.
Pound es un viento fuerte que lo toca todo, que lo movi¨® casi todo. Su nieta reconoce que ¡°hay luces y sombras en su vida y en muchos aspectos estaba muy equivocado¡±. Resuena el pol¨¦mico apoyo de este a Mussolini y su claro antisemitismo que al final lo llevaron a una condena por traici¨®n, casi a muerte. Termin¨® en el psiqui¨¢trico de St. Elizabeth, de 1946 a 1958, en condiciones inhumanas, que ella evoca:
"Ignoraba incluso que un gigante / sabe qu¨¦ es el miedo y sufre si ha sido encerrado en una / jaula / como una bestia".
La ni?a que recitaba versos del abuelo ha salido de su sombra. Un logro nada f¨¢cil entre los hijos de creadores famosos, asegura Antonio Colinas. Aun as¨ª, a?ade, ¡°el peso de un antepasado en la literatura como fue Ezra Pound, (el mayor transformador del poema, junto a Joyce en la prosa, del siglo XX) ha debido ser muy grande. Sin embargo, Patrizia ha asumido ese pasado con especial sensibilidad¡±.
Detr¨¢s de sus versos muchas voces, ecos, y querencias en diferentes momentos de su vida. Omar Kay¨¢n, Miguel Hern¨¢ndez, Garc¨ªa Lorca, Ana Ajmat¨®va, Emily Dickinson, Sylvia Plath, Linda Gregg, su madre, "la poes¨ªa de mujeres fuertes que reflejan el dolor de la existencia", Paul Verlaine, Cesare Pavese, E.E. Cummings, Seamus Heaney o John Gery, y siempre los haikus japoneses.
De ellos y con ellos sale su voz. Busca el ¨¢nima de las cosas, la belleza en lo peque?o y corriente, en su fuerza que teje el destino y sostiene al individuo, al mundo:
¡°Amamos / el gato y yo / la silla amarilla / en la esquina / donde la luz / de la ventana / se pulveriza¡±.
Todo es nostalgia, a?oranza. La vida como destellos de luna en un estanque. Y en muchos de ellos, chispas de amores desencontrados o silenciados:
¡°El grito detr¨¢s de las palabras ha apagado / la vela. Esta l¨ªnea delgada y azul / es todo lo que queda. Como espectros guardabas / cuanto era m¨¢s triste de nosotros y me pediste / quietud en la oscuridad¡±.
Patrizia de Rachewiltz afronta la poes¨ªa para articular las pasiones de su coraz¨®n, ¡°al tiempo que posibilita controlar las emociones m¨¢s intensas y pone fin al tumulto interior¡±. Le permite ¡°vencer el tiempo y hacer que lo transitorio y lo ef¨ªmero adquieran una dimensi¨®n permanente¡±. En Mi Taishan, la poetisa destella la sombra a su alrededor. Al final atisba el para¨ªso explorado en el Canto dedicado a la madre:
"Busco algo m¨¢s all¨¢ del tiempo y encuentro aqu¨ª / la paz, / mientras tu voz canta para m¨ª".
Y se pliega sobre el principio, en el de su abuelo:
¡°Era viejo y estaba cansado cuando juntos / ¨ªbamos al Canal a ver acunarse las g¨®ndolas. / Silencio, / el ¨²ltimo grito de gracia. / Entonces no cog¨ª su mano con la m¨ªa, / ahora cierro los ojos y s¨¦ d¨®nde se halla / el PARADISO¡±.
Babelia
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