Tres tenores del hormig¨®n
Oriol Bohigas, Rafael Moneo y Juan Navarro Baldeweg sintetizan su legado arquitect¨®nico en una nueva colecci¨®n de v¨ªdeos sobre sus trabajos
Los arquitectos tienen un banco que no pierde dinero. ¡°La raz¨®n es f¨¢cil de entender¡±, explica su presidente, Javier Navarro, banquero adem¨¢s de arquitecto. Y esa raz¨®n habla de la gran mayor¨ªa de los proyectistas, no solo de los famosos. Las cuentas de la Caja de Arquitectos retratan una profesi¨®n sin sueldo fijo y, por lo tanto, conservadora. Acostumbrada al ahorro para evitar sorpresas desagradables en ¨¦pocas en que, como ahora, los encargos, no llaman a su puerta. As¨ª, las generaciones que han podido ejercer, tienen una econom¨ªa no boyante pero s¨ª estable. Esa es la raz¨®n que hay detr¨¢s de la obra social de la Caja, decidida a convertirse en escuela a partir de, entre otras iniciativas, la publicaci¨®n de tesis doctorales, el reparto de becas y una filmoteca digital de acceso gratuito en la que podr¨¢ contemplarse el mensaje, el discurso, la obra y los gestos de tres maestros vivos de la arquitectura espa?ola (Oriol Bohigas, Rafael Moneo y Juan Navarro Baldeweg) entrevistados por Luis Fern¨¢ndez-Galiano dentro de la nueva colecci¨®n Arquia Maestros.
Durante la, parad¨®jicamente, solemne presentaci¨®n en la Academia de Bellas Artes de Madrid de una serie que busca acercar la arquitectura al ciudadano, el que lleva la voz cantante es Oriol Bohigas que, a sus 88 a?os, sigue defendiendo cuestiones pol¨ªticamente incorrectas como ¡°lo que hace una ciudad no son sus habitantes sino sus piedras¡±.
En tres horas se resume gran parte de la arquitectura espa?ola reciente
El urbanista de la Barcelona ol¨ªmpica lleg¨® a la arquitectura desde la historia y la pol¨ªtica ¡ªfue concejal de Urbanismo primero y luego de Cultura del Ayuntamiento barcelon¨¦s¡ª. Tambi¨¦n desde el nacionalismo de su padre, un historiador que escrib¨ªa con el pulso de los mejores periodistas.
As¨ª escribe y habla hoy Bohigas: con m¨¢s hueso que m¨²sculo ret¨®rico, directo al grano tanto para analizar a sus colegas como a la hora de hacer autocr¨ªtica. La idea arquitect¨®nica que respalda es una defensa de lo c¨ªvico como educaci¨®n, como progreso y como marco democr¨¢tico. La traducci¨®n arquitect¨®nica de esas ideas es una: la ciudad, antes y por encima del edificio. Eso han querido ser su mejores proyectos: las viviendas de la Calle Pallars (1958-9), la Escuela Thau (1972-74) o la Villa Ol¨ªmpica (1985-92), todas en Barcelona y firmadas junto a sus socios Josep Martorell ¡ªque lo convenci¨® para que se convirtiera en arquitecto¡ª y David Mackay.
La ciudad es clave tambi¨¦n en la obra de Rafael Moneo (1937), aunque el ¨²nico Pritzker espa?ol desarrolla una mayor ambici¨®n pl¨¢stica cuando se aleja de las medianeras. Este arquitecto de Tudela lleg¨® a la arquitectura tras el consejo de un padre ingeniero y desde grandes dudas filos¨®ficas. Vi¨¦ndolo contestar a las preguntas, bajando la mirada o encogi¨¦ndose de hombros, se dir¨ªa que el autor del emblem¨¢tico Museo de Arte Romano de M¨¦rida (1980-86) y de la Catedral de Los ?ngeles (1996-2002) nunca ha dejado de dudar. El proyectista autor de las ampliaciones de la Estaci¨®n de Atocha (1984-1992) y de la ampliaci¨®n del Museo del Prado en Madrid (1996-2007) responde con reflexiones cargadas de oraciones subordinadas que, sin embargo, jam¨¢s desembocan en un anacoluto.
As¨ª, su lecci¨®n tiene que ver sobre todo con la explicaci¨®n de la arquitectura. Con la justificaci¨®n de c¨®mo dar forma para dar continuidad. El tipo, la geometr¨ªa y la preexistencia arquitect¨®nica definen, para Rafael Moneo, la forma cambiante de la ciudad.
La visi¨®n del m¨¢s joven de los arquitectos nacionales con Medalla de Oro de la Arquitectura, Juan Navarro Baldeweg (1939), tiene que ver con el arte, pero es, parad¨®jicamente, poco visual. Consiste en atrapar sensaciones que solo provocan los grandes espacios. As¨ª, si Bohigas indaga en el car¨¢cter de las ciudades desde su funci¨®n c¨ªvica y Moneo lo hace principalmente desde la raz¨®n geom¨¦trica, Navarro parece buscar una capa por debajo, en la pre-existencia f¨ªsica, en la topograf¨ªa del lugar. La ordenaci¨®n de San Francisco el Grande (1982-94), con la Biblioteca Puerta de Toledo en el sur de Madrid, recompone el tejido urbano desfigurado a partir de la pendiente que mira hacia el cauce del Manzanares. Algo parecido sucede con su Palacio de Congresos de Salamanca (1985-92) levantado junto a la vaguada de la Palma o incluso en el m¨¢s c¨²bico Edificio de Juzgados de Mah¨®n, en Menorca (1992-96), que arraiga su geometr¨ªa en un z¨®calo de mamposter¨ªa.
As¨ª, si una idea prevalece de esta primera entrega, que en solo tres horas permite recomponer parte sustancial de la arquitectura espa?ola reciente, es la del paso atr¨¢s de tres maestros de la arquitectura espa?ola reciente, tres autores que piensan en la ciudad antes que en la propia obra.
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