Sublime ¡®Ni?ito¡¯
Un verdadero recreo para los desconsolados aficionados, que ya merec¨ªan una alegr¨ªa como solo puede proporcionar un toro de tan suprema calidad
Sali¨® el que, probablemente, sea el mejor toro de la feria. La verdad es que ya era hora, despu¨¦s de tantas malas tardes, de sufrimiento interior y penosa desesperaci¨®n. Sali¨® Ni?ito, colorao de capa, y de 545 kilos de peso, y desde que pis¨® el albero cant¨® que podr¨ªa ser un toro diferente. Embisti¨® con largura y codicia al capote de David Mora, que lo veronique¨® con elegancia y templanza en lo que supuso un fogonazo de buen gusto. No atesoraba Ni?ito mucha fuerza, como toda la corrida, y lo mimaron en el caballo, pero acudi¨® de largo y con alegr¨ªa en el segundo encuentro con el piquero. Galop¨® y persigui¨® en banderillas, y su matador brind¨® a la concurrencia porque ten¨ªa claro que le hab¨ªa tocado un premio gordo.
El Pilar / Abell¨¢n, Escribano, Mora
Toros de El Pilar-Mois¨¦s Fraile¡ªel primero, devuelto¡ª, correctamente presentados, blandos, nobles y manejables; destacaron el tercero, bravo y de encastada nobleza, y el cuarto. Sobrero de Jandilla, deslucido.
Miguel Abell¨¢n: media muy ladeada, media baja y un descabello (silencio); estocada que asoma y tres descabellos (silencio).
Manuel Escribano: estocada ladeada, tres descabellos ¡ªaviso¡ª y dos descabellos (silencio); casi entera (ovaci¨®n).
David Mora: estocada baja (oreja); pinchazo y estocada (ovaci¨®n).
Plaza de la Maestranza, 8 de mayo. Octava corrida de feria. Algo m¨¢s de media entrada.
Y as¨ª fue. Ni?ito embest¨ªa con todo su cuerpo, fija la mirada en el enga?o, humillando en cada acometida, incansable en su recorrido; y todo ello, con excepcional nobleza y una dulzura exquisita. Un verdadero recreo para los desconsolados aficionados, que ya merec¨ªan una alegr¨ªa como solo puede proporcionar un toro de tan suprema calidad. Cuando Mora lo consider¨® oportuno, se perfil¨® y lo mat¨®, pero la plaza entera estaba convencida de que la decisi¨®n de Ni?ito era seguir embistiendo un par de horas m¨¢s. Y se lo llevaron al desolladero entre la emocionada ovaci¨®n del respetable. ?Era toro de vuelta al ruedo? Pues, s¨ª; con los par¨¢metros modernos, sin duda. Bien hecho, guapo, sin descaro ni exageraciones m¨¢s que en el arte que encerraba en su interior. No fue un toro que deslumbrara por su fiereza, sino que enamoraba con su gracia. En suma, el toro artista del siglo XXI, que record¨® al indultado Arrojado en esta misma plaza.
?Y el torero? Bien, bonito, bien¡ Pero sin arrebato, sin conmoci¨®n, sin esa vibraci¨®n que se siente y se nota en las faenas verdaderamente grandes. Mora acompa?¨® lo mejor que pudo la grandeza del toro, y dibuj¨® momentos de enorme brillantez. Elegante fue el comienzo, abrochado con un trincherazo de cartel; largos redondos y naturales, algo retorcida la figura, , y la impresi¨®n en todo momento de que Ni?ito era el triunfador de la pelea. No mat¨® bien y pase¨® una merecida oreja. No pudo reverdecer laureles en el sexto, al que hizo una faena interminable, plagada de medios pases insulsos, despegados y birriosos. El toro no era el mismo, y tampoco Mora parec¨ªa el de antes.
Volv¨ªa a Sevilla Miguel Abell¨¢n tras un retiro voluntario. Y se le not¨® el descanso. Parece que quiso, pero no pudo. Ha perdido alegr¨ªa, y fueron cortas su entrega y disposici¨®n ante el dificultoso primero, y no estuvo a la altura, ni mucho menos, del noble cuarto.
La corrida de hoy
Toros de Victoriano del R¨ªo para los diestros Enrique Ponce, Sebasti¨¢n Castella y Joselito Adame.
Y Escribano repiti¨® el guion de tardes pasadas: largas cambiadas en los medios, banderillas con m¨¢s voluntad que lucimiento, y un loable y desmedido af¨¢n por torear bien. Primorosas fueron unas ver¨®nicas a su primero, y destac¨® por su templanza y torer¨ªa ante un toro descastado, con el que aburri¨® en su af¨¢n por encontrar una estructura imposible. Lo intent¨® de nuevo ante el parado quinto, pero al toro le falt¨® la viveza que le sobraba a Escribano.?
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