Latinoam¨¦rica: edificando el futuro
Los arquitectos Miguel Mesa (Colombia), Anita Berrizbeitia (Venezuela) y Solano Ben¨ªtez (Paraguay) debaten en torno a la transformaci¨®n de la profesi¨®n y su vocaci¨®n social
¡°La manera ¨²nica de hacer las cosas, la f¨®rmula, hay que desterrarla¡±, opina el arquitecto colombiano Miguel Mesa. En su pa¨ªs un 40% de la poblaci¨®n es pobre: ¡°Aunque nuestra econom¨ªa mejore, lo que aumenta es la riqueza de los ricos y la pobreza de los pobres. Las ciudades son centros de desigualdades y eso es insostenible¡±. Para ¨¦l, la arquitectura es una ¡°ciencia b¨¢sica que puede trabajar en muchos horizontes. Vivir un drama por no poder tener estudio propio es un problema infantil. El primer edificio que tiene que construir un arquitecto es su propia personalidad¡±.
Mesa forma parte del jurado de la IX Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo que se celebrar¨¢ en Rosario (Argentina) del 13 al 17 de octubre. Estos d¨ªas se eligen en Madrid los proyectos que apuntan v¨ªas de futuro. Tanto ¨¦l como la venezolana Anita Berrizbeitia o el paraguayo Solano Ben¨ªtez, que EL PA?S ha reunido para hablar de arquitectura en Latinoam¨¦rica, coinciden en que son muchos esos caminos: ¡°Hay voces diferentes, una realidad con m¨¢s en com¨²n entre las diversas culturas que con la hegemon¨ªa europea desde la que se ha educado durante a?os¡±, explica Ben¨ªtez. Para Berrizbeitia, profesora de paisajismo en Harvard, el haber lidiado durante a?os con la escasez permite ¡°que la arquitectura llegue a ¨¢mbitos donde antes no encontraba ning¨²n inter¨¦s¡±.
¡°La crisis permanente genera una mirada necesariamente sensata¡±, argumenta Mesa. Y explica que la renovaci¨®n arquitect¨®nica de algunas ciudades es consecuencia de un clima ¡°en el que coinciden algunas administraciones m¨¢s o menos correctas, menos politizadas y menos corruptas, aunque la corrupci¨®n est¨¢ instalada all¨ª de base. Ese querer hacer algo supone cambios urbanos¡±.
El paraguayo Solano Ben¨ªtez, cuya obra austera est¨¢ realizada con pocos medios y es, sin embargo, altamente ingeniosa y expresiva, opina: ¡°El pensamiento hegem¨®nico nos ha llevado a una situaci¨®n peligrosa en la que casi todos han perdido¡±. Para ¨¦l, lo inteligente es ¡°proteger la diferencia, lo distinto¡±. Y explica: ¡°Nosotros no nos podemos reconocer en ustedes. Sus condiciones hist¨®ricas o sociales no son nuestro mundo¡±. Por eso no cree que haya recetas aplicables globalmente, pero s¨ª una manera de mirar y afrontar los problemas. Y es taxativo: ¡°Si actuamos con consideraci¨®n podremos vivir, de lo contrario, desapareceremos¡±. Cree que, en general, los latinoamericanos viven con naturalidad las diferencias, ¡°mientras Europa ha tratado de homogeneizar acerc¨¢ndose m¨¢s a una reducci¨®n que a una s¨ªntesis¡±.
Berrizbeitia est¨¢ de acuerdo en que Latinoam¨¦rica se ha medido, durante siglos, de acuerdo con un registro europeo. Pero opina que, desde hace unos a?os, celebra la heterogeneidad, ha ganado seguridad, y ya no necesita copiar: ¡°Las referencias han dejado de ser europeas. Hemos dejado detr¨¢s un complejo de inferioridad¡±, asegura. ?C¨®mo llevar la arquitectura hasta lo b¨¢sico sin perder atributos culturales? ¡°La mayor aportaci¨®n cultural es tener en cuenta a las personas¡±, sentencia Mesa. ?Qu¨¦ tiene que tener un edificio para ser arquitectura? ¡°Resonancia¡±, responde Anita Berrizbeitia. ¡°Hay quien con lo de siempre es capaz de obtener algo nuevo. Eso es la resonancia¡±. Ben¨ªtez habla de pasar de lo hiperenerg¨¦tico a lo hipoenerg¨¦tico. ¡°Tenemos que enfrentarnos a la posibilidad de duplicarnos en treinta a?os y la ¨²nica manera de afrontar la gran crisis energ¨¦tica es utilizar materia que requiera bajo consumo energ¨¦tico. Si transformamos la materia que nos rodea en beneficio de nuestra vida haremos un mundo habitable¡±.
Miguel Mesa vive en Medell¨ªn, una ciudad en la que la arquitectura ha mejorado barrios con vivienda de autoconstrucci¨®n a los que tradicionalmente se les daba la espalda por no ser rentables. ¡°A pesar de la gran violencia que persiste, en Medell¨ªn se ha recurrido a la imaginaci¨®n. No se necesita tanta para ver que donde no se ha hecho nada en 50 a?os es necesario invertir. Pero aunque parezca evidente que solo un reparto m¨¢s equitativo de las infraestructuras nos va a permitir vivir a todos hay quien todav¨ªa no lo ve¡±.
Rosario acoger¨¢ en octubre la IX Bienal de Arquitectura Iberoamericana
Medell¨ªn es un caso particular, porque las mejoras se han extendido en el tiempo. Pero hay otras ciudades: Curitiba, en Brasil, Bogot¨¢ o Caracas, donde la arquitectura est¨¢ llegando a lo m¨¢s necesario. ¡°La arquitectura no salva esos lugares, pero lleva esperanza. Y la esperanza cambia la mentalidad de la gente¡±, opina Mesa. El Orquideorama realizado por su estudio es uno de los espacios p¨²blicos m¨¢s valorados de Medell¨ªn. Explica que tratan de evitar ¡°los iconos tontos y los s¨ªmbolos vacuos¡±. Pero defiende que la arquitectura tiene responsabilidades diversas seg¨²n las circunstancias y hay ocasiones en las que debe tener una forma potente. Habla de la Biblioteca Espa?a, de Giancarlo Mazzanti, en el barrio de Santo Domingo, un edificio de dise?o imperfecto pero tremendamente ic¨®nico y, por eso, capaz de generar un cambio en el barrio. ¡°La gran crisis del mundo es de imaginaci¨®n, de incapacidad de tener visi¨®n transformadora¡±, tercia Ben¨ªtez. ¡°Lo que reclamamos en Sudam¨¦rica es demostrar que hay posibilidades que est¨¢n fuera de lo que la disciplina entend¨ªa como ejercicio profesional. Que no las vieran no quiere decir que no existieran".
La arquitecta Anita Berrizbeitia se fue a Boston porque en Caracas se copiaba el modelo europeo. No hab¨ªa herramientas para pensar de otra manera. Por eso considera que parte del trabajo por hacer consiste en transmitir lo que es la arquitectura sudamericana: ¡°Sint¨¦tica pero no esencialista, como ha sido la europea¡±. En su opini¨®n, estamos ante una disciplina abierta ¡°y eso es lo que puede aportarle al mundo: apertura, ingenio y antidogmatismo¡±.
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