Una batalla campal en vi?etas
El Sal¨®n del C¨®mic de Barcelona invita a reflexionar sobre el papel de la guerra en las historietas del tebeo
?Soldados imperiales junto a un tanque estadounidense de la guerra de Corea y Vietnam! La imagen que pudo verse ayer en el Sal¨®n del C¨®mic de Barcelona, que abri¨® sus puertas al mediod¨ªa inaugurado por el presidente Artur Mas (al que Popeye le recomend¨® tomar muchas espinacas), simboliza muy bien el peso del g¨¦nero b¨¦lico en las historietas. De ?sterix ¡ªque no est¨¢ mal lo c¨®mic de guerra que es (Alesia, Vercing¨¦torix, la tortuga de los legionarios romanos y la carga de los galos)¡ª a todos los tebeos de ciencia ficci¨®n (Flash Gordon luchando contra los ej¨¦rcito de Ming o contra las tropas de los Skorpi, las propias franquicias de c¨®mic de La guerra de las galaxias), pasando por las ¨ªnclitas Haza?as b¨¦licas, casi parece que no haya una vi?eta, a excepci¨®n de las de Lil¨ª o las de Pumby, acaso, en las que no haya sonado un tiro o se haya desenvainado una espada.
Ser¨¢ la influencia del Sal¨®n, que exhibe en su principal exposici¨®n (con permiso de Batman) m¨¢s de 500 originales de comic b¨¦licos, incluidos varios de Mortadelo y Filem¨®n en armas, pero dir¨ªase que la guerra es omnipresente en el tebeo. ¡°La guerra es una gilipollez. Es siempre una desgracia y una p¨¦sima soluci¨®n¡±. Lo dec¨ªa en El deseo de ser ¨²til, sus recuerdos y reflexiones, uno de los grandes del c¨®mic, Hugo Pratt. Vivi¨® la guerra en primera persona, en Abisinia, y nos ha dejado algunas de las mejores historias b¨¦licas del g¨¦nero, pero, aunque le gustaba dibujar soldados (y lo hac¨ªa como nadie), abominaba de ella. A su gran personaje, Corto Malt¨¦s, le hace decir en Las C¨¦lticas, a prop¨®sito del Bar¨®n Rojo, ¡°los h¨¦roes de carrera me dejan indiferente¡±. Y en Las eti¨®picas: ¡°Hay un culpable, uno solo, el m¨¢s odioso de todos: la guerra¡±.
Valga san Pratt para se?alar el camino m¨¢s digno que ha seguido el c¨®mic con la guerra y que es el que hoy transita lo mejor del g¨¦nero, como demuestran artistas como Joe Sacco y Tardi. De este ¨²ltimo es posible admirar en el sal¨®n barcelon¨¦s algunos de los originales de sus vi?etas de ?Puta guerra! (muy expresivo t¨ªtulo). Im¨¢genes terribles en las que una explosi¨®n despedaza literalmente a un grupo de soldados inundando la vi?eta de restos mutilados y un estallido de sangre.
No es desde luego algo nuevo el mostrar la crueldad y el espanto de la guerra. La gran exposici¨®n del sal¨®n exhibe viejas vi?etas en las que dos soldados de la I Guerra Mundial se apu?alan con las bayonetas en una p¨¢gina hasta quedar tendidos en un embudo de ob¨²s con las tripas al aire: y entonces los rematan a ambos inmisericordemente. Poca o casi ninguna glorificaci¨®n de lo b¨¦lico puede verse en la amplia representaci¨®n de estilos, autores, ¨¦pocas y temas que presenta la exposici¨®n. Hay, eso s¨ª, verdaderas maravillas. Porque el c¨®mic b¨¦lico ofrece grandes posibilidades de expresi¨®n y de virtuosismo. Como en los cuadros y en las pel¨ªculas del g¨¦nero, hay verdaderas joyas b¨¦licas en el c¨®mic. V¨¦anse como ejemplos esas vi?etas expuestas de Breccia sobre la guerra en el desierto, portadas de Indochinade Longaron, el impagable retrato de Beau Geste de Jes¨²s Blasco, los cazas Zero de Terry and the pirates de Milton Caniff (1945), los stukas aullando sobre Gernika y el ni?o muerto arrojado sobre la mesa de los militares en los estremecedores dibujos de Luis Garc¨ªa, o la p¨¢gina de acuarelas de Hugo Pratt con soldados japoneses en Manchuria.
Desde el punto de vista t¨¦cnico, la secuencialidad y los formatos del c¨®mic han permitido narrar la guerra con una intensidad estremecedora: los soldados atacan y mueren, los aviones atraviesan las p¨¢ginas, los tanques irrumpen entre las vi?etas. Hay todo un lenguaje gr¨¢fico que plasma la guerra, hecho de im¨¢genes y sonidos. Las onomatopeyas son por s¨ª mismas uno de los grandes recursos del g¨¦nero: Paw, paw, paw, ladran los rifles, ?rat-tat-tat-tat!, resuenan las ametralladoras, ?Boom!, atruenan los ob¨²ses. Y las respuestas son invariablemente un coro de quejidos en los que sabemos descifrar desde ni?os el dolor y la muerte: ?Ahhh!
El sal¨®n dedica un gigantesco espacio a los c¨®mics de guerra, ordenados por secciones cronol¨®gicas ¡ªEdad Media, Guerra Civil, Primera y Segunda Guerras Mundiales, conflictos desde entonces, etc¨¦tera¡ª. Las vi?etas quedan algo perdidas en un espacio tan agotador de recorrer como un campo de batalla y que tiene su justificaci¨®n en la presencia de varios grupos de reconstrucci¨®n hist¨®rica que han sentado sus reales con sus uniformes y equipos. La ambientaci¨®n es efectista y ayuda a meterte en ambiente: es como si estuvieras ya en una gran vi?eta. Puedes ver un campamento de miquelets de la Guerra de Sucesi¨®n, una columna blindada de la Nueve, la compa?¨ªa de la Divisi¨®n Leclerc de la que formaban parte muchos republicanos espa?oles ¡ªte entregaban un folleto por si te quieres apuntar a esos juegos de guerra: desgraciadamente ya es tarde para liberar Par¨ªs¡ª.
Los m¨¢s activos eran ayer los milicianos y soldados republicanos que han instalado un campamento con sacos terreros, alambradas, ametralladoras, banderas, junto a un cami¨®n del ej¨¦rcito (esperemos que no cargado de trilita); la gente se hac¨ªa selfies con ellos, mientras sonaba la Internacional o Ay, Carmela. Fue posible verlos con coca-colas y a tres de ellos retrat¨¢ndose con Cat Woman. La pi¨¨ce de r¨¦sistance de la exposici¨®n ¡ªvi?etas aparte¡ª es sin embargo el tanque. Un se?or tanque, que impone su corpulencia de metal sobre sus muchos cong¨¦neres de papel alrededor.
Junto al blindado, custodiado celosamente por un se?or ya madurito con uniforme de oficial de Rangers, un jeep Willys parec¨ªa sacado de una historieta del sargento Gorila, casco de marine incluido, a excepci¨®n de un peque?o detalle: llevaba la etiqueta de haber pasado la ITV.
El af¨¢n por hacer pol¨ªticamente correcta la exposici¨®n guerrera y contextualizar las Haza?as B¨¦licas ha llevado a que est¨¦n presentes en el mismo espacio del sal¨®n diferentes asociaciones como Reporteros sin Fronteras, Amical de Mathausen, la agrupaci¨®n de antiguos aviadores de la Rep¨²blica o la Cruz Roja. Pero tambi¨¦n, si te pone eso, puedes pegar unos tiros con un AK 47 o una Thompson (de aire comprimido) o con otras armas m¨¢s sofisticadas en una caseta que podr¨ªa pasar por zona de entrenamiento de la Delta Force.
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