Trocea y vencer¨¢s
Los sobrecostes, entendidos desde la dificultad de los proyectos, se han convertido no en una excepci¨®n, sino en la regla
Todo el mundo conoce la an¨¦cdota del beso de Encadenados. La r¨ªgida censura del c¨®digo Hays prohib¨ªa que los besos en las pel¨ªculas de Hollywood duraran m¨¢s de tres segundos, as¨ª que Hitchcock rod¨® una sucesi¨®n de besos encadenados, cada uno de menos de tres segundos, pero que sumaban dos minutos en una escena t¨®rrida e inolvidable entre Cary Grant e Ingrid Bergman que prefigura la obra maestra que sigue a continuaci¨®n. Ese gui?o a la genialidad parece haber inspirado muchos contratos con la administraci¨®n, que aparecen troceados en sus facturas para eludir los concursos p¨²blicos y los controles de auditores, formando en realidad una cadena de pagos turbios, desviados y fraudulentos. Es un modo de operar que, pese a los escasos medios de nuestra autoridad judicial, en algunas ocasiones las investigaciones logran desvelar.
Esta estrategia despunta en los grandes casos de desv¨ªo de fondos a partidos pol¨ªticos y tambi¨¦n los fraudes en licitaciones y procesos concursales. De G¨¹rtel a la l¨ªnea del AVE, la ¨²ltima patada en el alma a un pa¨ªs roto por la crisis, contin¨²a la urgencia por la regeneraci¨®n que nunca llega. Los sobrecostes, entendidos desde la dificultad de los proyectos, se han convertido no en una excepci¨®n, sino en la regla. En una entrevista en la CNN en espa?ol, el m¨¢ximo responsable de la constructora del canal de Panam¨¢ afirmaba que sobrecostes del 50% del total, como era el caso, son la normalidad en el sector. Y cuando la presentadora le pregunt¨® si cambiar¨ªa algo de todo el pol¨¦mico proceso en torno a la obra fue chocante su respuesta: s¨ª, me gustar¨ªa haber nacido m¨¢s tarde y as¨ª hoy ser¨ªa m¨¢s joven.
As¨ª funciona la dial¨¦ctica del tira y afloja entre administraciones que ajustan sus costes sin pensar en los riesgos y empresas que pelean, con todo derecho, por llevarse el concurso. La corrupci¨®n se aprovecha de esa ¨¢rea de indefinici¨®n. El riesgo es que cuando surgen esc¨¢ndalos no se cierran con la detenci¨®n de los culpables, sino con la autoridad estatal sacudi¨¦ndose la responsabilidad. En lugar de limpiar se tiende a externalizar y privatizar, ignorando que para que funcione la cadena fraudulenta se necesita un corrupto p¨²blico y otro privado, encadenados.
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