Triunf¨® el f¨²tbol
El partido acab¨® justo en el momento en que Leonardo Hern¨¢ndez templaba magistralmente a su primero, al tiempo que el p¨²blico celebraba con gritos y aplausos el triunfo del equipo madrile?o
Al primer espect¨¢culo de rejoneo de la feria le falt¨® clamor, calor, intensidad, espectacularidad¡ Y el culpable, seguro, fue el Atl¨¦tico de Madrid, que ten¨ªa en vilo a la mayor¨ªa de la plaza, m¨¢s pendiente de los transistores que lo que suced¨ªa en el ruedo. El partido acab¨® justo en el momento en que Leonardo Hern¨¢ndez templaba magistralmente a su primero, al tiempo que el p¨²blico celebraba con gritos y aplausos el triunfo del equipo madrile?o. El rejoneador, sorprendido por tanto entusiasmo, sonre¨ªa feliz y levantaba los brazos en la creencia inocente de que los v¨ªtores eran para ¨¦l. Cosas del rejoneo, al que ya se sabe que acuden espectadores festivos m¨¢s amantes de la heterodoxia circense que de la sujeci¨®n a la reglas del toreo a caballo; en el colmo del absurdo, hay quien, como en a?os precedentes, sale de su casa con espl¨¦ndidos pollos de corral que ayer se lo ganaron Ventura y Hern¨¢ndez.
BOH?RQUEZ / VENTURA, HERN?NDEZ, ROMERO
Toros excesivamente despuntados de Ferm¨ªn Boh¨®rquez, justos de presencia, mansurrones y manejables.
Diego Ventura: dos pinchazos y rej¨®n trasero y bajo (ovaci¨®n); pinchazo y rej¨®n ca¨ªdo (oreja).
Leonardo Hern¨¢ndez: rej¨®n que descorda al toro (petici¨®n y palmas); rej¨®n en lo alto (oreja).
Andr¨¦s Romero, que confirm¨® la alternativa: cuatro pinchazos y tres descabellos (silencio); cinco pinchazos, rej¨®n en lo alto ¡ªaviso¡ª y descabello (palmas de despedida).
Plaza de Las Ventas. 17 de mayo. Novena corrida de feria. Tres cuartos de entrada.
Ventura, precisamente, fall¨® con el rej¨®n de muerte en el primero y todo su premio se redujo a una ovaci¨®n, pero su actuaci¨®n ray¨® a la altura acostumbrada. Quede claro, no obstante, que este espect¨¢culo pierde a borbotones su esencia. A nadie parece importarle la adecuada ejecuci¨®n de las suertes, sino que arpones, banderillas y rejones queden prendidos en la superficie negra del toro, y todos se diviertan con las piruetas de los caballos. Dicho lo cual, quede constancia de que Ventura despleg¨® toda una exhibici¨®n de doma y, sobre todo, de temple. Sac¨® a siete caballos, a cada cual m¨¢s torero. Maletilla par¨® con inteligencia al primero; Chiclana es un se?or del temple; Milagro quiebra con pasmosa facilidad; Nazar¨ª es torero puro, y se adorn¨® con Oro, Mandela (?vaya nombrecito!) y Remate. Solo cort¨® una oreja, pero Ventura sigue estando en las alturas.
Hern¨¢ndez breg¨®, primero, con un manso de libro y se justific¨® sobradamente. Triunf¨® en el quinto, al que templ¨® de forma extraordinaria y le cambi¨® el viaje en un terreno inveros¨ªmil. Clav¨® con acierto y rubric¨® la faena con un precioso par de banderillas a dos manos y un acertado rej¨®n de muerte. La oreja fue merecida.
Y confirm¨® su alternativa Andr¨¦s Romero, impetuoso, bullanguero, y violento en el manejo de las cabalgaduras, pero muy espectacular, tambi¨¦n. Deficiente en su primero (clav¨® c¨®mo y d¨®nde Dios le dio a entender), y mejor ante el manso sexto, ante el que protagoniz¨® un quiebro perfecto sin espacio aparente para la salida del caballo y se luci¨® en el tercio de banderillas. No acert¨® con el rej¨®n de muerte y no pudo gozar de la oreja ni del pollo de corral. Al menos, gan¨® el Atl¨¦tico.
OVACI?N Y PITOS
Ovaci¨®n: La cuadra de Diego Ventura, la m¨¢s torera dela tarde de ayer.
Pitos: La esencia del toreo a caballo se est¨¢ perdiendo a borbotones.
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