La ¡®celebrity¡¯ de las ¡®celebrities¡¯

Su voz sonaba al canto de un grillo desafinado, su apellido ¡ªque en ingl¨¦s se pronuncia capoti¡ª pod¨ªa provocar la risa, su aspecto peque?o y afeminado generaba ciertas burlas. Pero su cerebro..., su cerebro era una m¨¢quina de producir frases contundentes e ingeniosas, cr¨ªticas aceradas, sentencias como cuchillos, art¨ªculos period¨ªsticos que levantaban ampollas y generaban controversia. No ha habido otro Truman Capote porque dos no cab¨ªan en un mismo planeta. Para entender el siglo XX en Estados Unidos es obligatorio leer a este creador, infatigable conversador, mente preclara... y por tanto carne de biopic. Y no de uno, sino de dos, porque en muy corto espacio de tiempo, en dos a?os, dos directores estrenaron sendas pel¨ªculas sobre el escritor.

La visi¨®n de Bennett Miller solo pod¨ªa contar con Hoffman como Capote. L¨®gico: director y protagonista hab¨ªan estudiado juntos en la universidad, y de ah¨ª hab¨ªa surgido una f¨¦rrea amistad y una compa?¨ªa teatral. Hoffman puede recordar, por rostro, a Capote, pero no por cuerpo. Hoffman era mucho m¨¢s grande, en altura y peso. Si lo primero no ten¨ªa arreglo, lo segundo s¨ª, y adelgaz¨® casi 25 kilos antes de ponerse delante de las c¨¢maras. Rodada en 36 d¨ªas, estrenada el d¨ªa del cumplea?os del escritor, el 30 de septiembre, Truman Capote est¨¢ repleta de aciertos. Empezando por su reparto: para otra gran escritora americana, Harper Lee, la amiga del alma de Capote, los productores pensaron en Sandra Bullock. Finalmente contrataron a Catherine Keener, y acertaron, porque Bullock encarn¨® a Lee en el otro biopic de Capote, Historia de un crimen (2006), y en la comparaci¨®n Keener sale vencedora.

Y Hoffman, por supuesto. El gui¨®n se centra en la escritura de A sangre fr¨ªa, una de las grandes obras del nuevo periodismo, en c¨®mo Capote, una de las estrellas de The New Yorker, se siente fascinado y a la vez repelido por un brutal asesinato ¡ªestamos en 1959¡ª en Kansas, donde mueren cuatro miembros de una misma familia. El celebrity Capote, el escritor que indagaba en la vida de otros famosos, de repente se lanza a la Am¨¦rica profunda a mancharse de sangre y tinta, a bucear en la mente y el alma de los dos asesinos. Nadie, hasta Emmanuel Carr¨¨re en El adversario, hizo una novela sobre un personaje tan hipn¨®tico como repulsivo como lo que escribe Capote. Y la pel¨ªcula transmite h¨¢bilmente ¡ªmejor dialogada que dirigida, eso s¨ª¡ª todo esa compleja relaci¨®n amor / odio, autor / personaje, Fausto / Mefist¨®feles.

Puede que a esta pel¨ªcula le falte un director como Roman Polanski detr¨¢s de las c¨¢maras, pero delante tiene a Hoffman, que absorbe la inteligencia, el ego y la afectaci¨®n de Capote para recrearlo con exacta precisi¨®n. El actor se diluye en el personaje, y el p¨²blico se olvida que ante ¨¦l hay un capote falso. Eso es talento.