S¨¢lvese quien pueda
Entre las novelas que apostaron por la Gran Guerra aprovechando el centenario, ¡®Nos vemos all¨¢ arriba¡¯ del desconocido Pierre Lemaitre, ganadora del Goncourt 2013, es quiz¨¢s una de las mejores
Entre las novelas que apostaron por la Gran Guerra aprovechando el centenario, esta del desconocido Pierre Lemaitre, ganadora del Goncourt 2013, es quiz¨¢s una de las mejores. Aunque las escenas b¨¦licas s¨®lo ocupan tres cap¨ªtulos, toda la historia est¨¢ imbuida del esp¨ªritu militar de entonces y las consecuencias del conflicto. Se centra sobre todo en la mercader¨ªa que se produjo con las tumbas y los homenajes a los ca¨ªdos despu¨¦s del armisticio. El planteamiento es sencillo: en los ¨²ltimos meses de la guerra, un soldado franc¨¦s es sepultado por un ob¨²s y un compa?ero suyo logra desenterrarlo a punto de asfixiarse, con tan mala fortuna que un trozo de metralla le desfigura el rostro. La culpa es del teniente Pradelle, que les ha lanzado a una ofensiva absurda y asesina con el fin de sacar alg¨²n beneficio personal. Albert se siente en deuda con ?douard, hasta el punto de que le ayuda a cambiar de identidad y que sea dado por muerto. En la espera de la desmovilizaci¨®n, la hermana de ?douard aparece para llevarse el cuerpo al pante¨®n familiar. Pradelle interviene y al final se casa con Madeleine, hija de familia rica. La pareja de exsoldados malvive en Par¨ªs mientras el oficial se va enriqueciendo con negocios turbios, como la construcci¨®n de cementerios en toda Francia, con la consiguiente exhumaci¨®n de cad¨¢veres y nuevos enterramientos. Es igual si en lugar de franceses los ca¨ªdos sepultados son alemanes y si los f¨¦retros son tan peque?os que hay que romper piernas y repartir huesos. Por su parte, el monstruoso ?douard, dotado para el dibujo, proyecta un negocio de monumentos patri¨®ticos que Albert se presta a financiar.
Nos vemos all¨¢ arriba deviene entonces en una c¨¢ustica comedia ligera, en el sentido de Mendoza, sin el talento para el humorismo y la chanza del barcelon¨¦s. Con un estilo ecl¨¦ctico que recoge desde la eficacia descriptiva que Maurice Druon hered¨® de Balzac hasta cierto cinismo a lo C¨¦line, pasando por el Flaubert de Bouvard y P¨¦cuchet, Lemaitre arma una historia que en alg¨²n quiebro parece que se le va a ir de las manos, pero no, mantiene las riendas firmes de principio a fin. Si bien los dos personajes estelares son algo mec¨¢nicos, todos los dem¨¢s son muy veros¨ªmiles y sostienen la narraci¨®n con br¨ªo: desde Pradelle y su suegro, el magnate P¨¦ricourt, hasta el alcalde, pasando por el funcionario Merlin y Madeleine. El oficial trepa es un perfecto ¡°malo¡± que hace temblar al indeciso Albert, y define lo que fue aquella guerra, en la que los soldados tem¨ªan m¨¢s a sus propios mandos que al enemigo, como vemos en la pel¨ªcula de Kubrick Senderos de gloria. Al final, el autor sabe repartir los oportunos destinos a todos los personajes en funci¨®n de su rol en la obra. Pues la novela, sin tener destellos literarios brillantes, se desarrolla con perfecta seguridad de guionista, mirando siempre hacia delante y manteniendo el inter¨¦s.
En el fondo, m¨¢s que la sombra de Balzac es Alejandro Dumas a quien se ve manejando los hilos que mueven a los personajes. Uno acaba viendo la vehemencia del conde de Montecristo y al hombre de la m¨¢scara de hierro permeando la sustancia de esta novela que se lee de un tir¨®n, gracias tambi¨¦n a ciertos pr¨¦stamos americanos, de Tom Wolfe por ejemplo.
Nos vemos all¨¢ arriba. Pierre Lemaitre. Traducci¨®n de J. A. Soriano Marco. Salamandra. Barcelona, 2014. 443 p¨¢ginas. 20 euros
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